“La gran tarea es devolver institucionalidad al Paraguay”, afirmó Efraín Alegre en entrevista con El Destape. Es una de las máximas figuras de la política local, precandidato a la presidencia por el histórico Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA) dentro de la Concertación, que integran más de 40 organizaciones político partidarias de la oposición y que logró lo que parecía imposible: volver a reunir al ex presidente Fernando Lugo y a Alegre, su ministro de Obras Públicas y que dio el apoyo al juicio político para la destitución en 2012, calificada por la izquierda paraguaya y de la región como un golpe parlamentario.
Las elecciones internas, que se celebrarán el 18 de diciembre, se dan en un escenario que tiene varios condimentos: la sombra de Estados Unidos, el narcotráfico, las organizaciones criminales, la disputa por el poder dentro del oficialista Partido Colorado y, para más, la salud de Lugo -figura articuladora de la oposición como dirigente del Frente Guasu-, en estado delicado desde que tuvo un accidente cerebrovascular.
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En su corta visita a la Argentina, Alegre participó de la Cumbre de Comunicación Política, que se realizó la semana pasada en la Ciudad de Buenos Aires. Antes de regresar a su tierra, hizo una pausa para esta entrevista. "Hay un modelo que se ha instalado en el Paraguay que está sostenido en la corrupción y en el crimen organizado", afirmó y señaló como actores principales al presidente Mario Abdo Benítez; al vice, Hugo Velázquez; y a el ex mandatario Horacio Cartes. Los últimos dos fueron señalados por las autoridades de Estados Unidos como "significativamente corruptos" este año e hizo estallar la interna dentro del Partido Colorado, que también se disputarán a fin de año.
A la vez, la oposición no está menos golpeada: el alejamiento forzado del ex presidente Lugo hizo que comenzaran a resquebrajarse los acuerdos que él mismo sostenía en la Concertación. Fueron seis las candidaturas oficializadas ante el Tribunal Superior de Justicia Electoral; sin embargo, esas alianzas tambalean. Así y todo, Alegre -quien comparte fórmula con una ex ministra de Cartes- no da el brazo a torcer y apuesta a lograr la alternancia en su país. Dijo que su apuesta es paritaria y "revolucionaria", que rompe con el esquema de partidos y abre las internas para todo el pueblo paraguayo.
- En el actual escenario electoral hubo varias noticias que parecieran haber golpeado y reacomodado las piezas de la política local. Una de ellas fue la decisión de Estados Unidos de declarar “significativamente corruptos” al ex presidente Cartes y al actual vicepresidente Velázquez, ambos del Partido Colorado. ¿Cómo entienden este movimiento respecto a estas dos figuras tan relevantes de la política nacional?
- Hay que decir que hay un modelo que se ha instalado en el Paraguay que está sostenido en la corrupción y en el crimen organizado, que impacta fuertemente en nuestras instituciones, en el Poder Judicial, en la fiscalía general y en el Congreso. Una cantidad importante de parlamentarios está recibiendo dinero que viene del narcotráfico y del crimen organizado. Obviamente, esta es una situación que ya a nivel internacional no se tolera porque impacta a otros países. Eso ha llevado al Gobierno de los Estados Unidos a hacer estas declaraciones, que son importantes porque desnudan un modelo y un sistema. Primero llegó la declaración de Cartes, ex presidente, que está vinculado al crimen organizado y comprometido con el terrorismo internacional. Él no puede salir del Paraguay porque si no, lo más probable, es que termine preso. El Paraguay ya ni siquiera es su residencia, es su refugio. Luego salió la declaración que afecta a la otra cara de la moneda, es decir, al sector de Abdo Benítez. Nada más y nada menos que al vicepresidente de la República, Velásquez, se lo señala como responsable y cercano a todo este negocio vinculado al crimen organizado. Siempre digo que Abdo Benítez y Horacio Cartes son dos caras de una misma moneda y creo que eso es lo que plantea el Gobierno de los Estados Unidos. Las internas que estamos viendo entre los dos no son más que una guerra de mafias. Cada uno representa a un sector de toda esta terrible corrupción que afecta a nuestro país.
- ¿No ve esta acción de Estados Unidos como una intervención?
- Desde luego que uno podría preguntarse por qué se habla en este momento. Nosotros venimos denunciando a Horacio Cartes con información, evidencia, desde hace bastante tiempo. Creo que el gobierno de los Estados Unidos tiene las evidencias también desde hace bastante tiempo. ¿Por qué hoy y no hace diez años? ¿Por qué no se nos advirtió cuando fue candidato?… Bueno, esas son las cosas de los Estados Unidos que uno no podría entender. De todas maneras, sí representa una opinión de una potencia importante sobre lo que está pasando. Y, sin duda alguna, impacta, incide y, de alguna manera, interviene en la política nacional porque, efectivamente, nos está diciendo que acá estamos prácticamente en una guerra de mafias.
- ¿En qué otros aspectos impacta?
- Creo que impacta fuertemente en la opinión pública nacional porque no es lo mismo que lo diga Efraín Alegre, a que lo diga el gobierno de los Estados Unidos. Desnuda a nuestra institución, le dice a la opinión pública que está pasando esto y, sin embargo, no hay ninguna investigación o imputación fiscal, no hay nada. Algo no está funcionando. Ya varias organizaciones que analizan la Justicia de los países venían señalando que, en el Paraguay, el Poder Judicial está controlado por la corrupción y por el crimen organizado.
- A propósito de eso, una de las figuras señaladas como vinculada a la protección de Cartes es la fiscal general, Sandra Quiñónez. Ahora se inició un proceso para elegir a otra persona que ocupe ese lugar. ¿Cómo lee todo este proceso en el que jugaron personajes del oficialismo y de la oposición para bloquear su destitución?
Son movidas que ocurren. Creo que hay dos cosas que analizar ahí. En primer lugar, no hay que olvidar que es Cartes quien salva a Abdo Benítez del juicio político que planteamos ante el negocio ilícito que hizo con (el presidente de Brasil, Jair) Bolsonaro sobre la venta de energía de la represa de Itaipú (N de R: en 2019, se había pautado un cronograma para la compra de energía por parte de Paraguay a la hidroeléctrica binacional hasta el 2022, lo que le habría generado al país un sobrecosto de 250 millones de dólares). Ahora parece que están peleados, pero es hasta que terminan las elecciones. Luego, las veces que se intentó enjuiciar a la Fiscalía hemos tenido fugas del sector abdista que no se presentaron (en el Congreso) para no completar los números y, también, hemos tenido fuga de la oposición, porque, como siempre decimos nosotros, el dinero del narcotráfico y la presencia del crimen organizado están en todos los sectores e impacta también en parlamentarios de todos los partidos. Creo que la fiscal general del Estado representa este modelo, representa a Abdo Benítez y, también, a Cartes. Ahora empezó un proceso donde se tiene que elegir y vamos a trabajar para que tengamos a una persona que represente realmente a la sociedad y no a un grupo mafioso o de la corrupción.
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- De cara a las elecciones del próximo año, usted y el PLRA decidieron nuevamente conformar una alianza con el Frente Guasú y otras organizaciones políticas para disputar la Presidencia. ¿Cómo caracterizaría a esta coalición?
- Es un acontecimiento muy relevante en la historia política nacional del Paraguay. No hay un precedente de una concertación de estas dimensiones. Son más de 40 organizaciones políticas que acordamos unirnos detrás del objetivo de la alternancia y del cambio. Es importante porque lo que permite es romper el viejo esquema de partidos. Se dejan de lado los padrones partidarios y se adopta el padrón nacional, todos los ciudadanos paraguayos podemos participar de la Concertación y elegir a los candidatos. Es un hecho realmente revolucionario en términos de proceso político en nuestro país. Y hay dos hechos relevantes que hemos logrado en esta etapa del proceso: que el Partido Liberal Radical Auténtico institucionalmente incorpore el concepto de la paridad en las candidaturas y en el Gabinete, para un gabinete paritario; y que esta Concertación deja de lado a los partidos y piensa en una coalición amplia y nacional en donde estamos, podríamos decir, todos.
- Tiene varias candidaturas, de todas maneras...
- Y, por supuesto, lo cual lo hace más legítimo. Más auténtico, precisamente. De eso se trata.
- En un momento parecía que se estaban consolidando algunas fórmulas presidenciales, hasta que el ex presidente Fernando Lugo tuvo un accidente cerebrovascular, lo que pareciera haber movido algunas piezas. ¿Fue así? ¿Cuál era su lugar en la Concertación?
- Sí, desde luego. Nos ha impactado en términos personales y en términos de liderazgo. Es una de las figuras importantes en la Concertación. Él era un operador importante para unir a todas las fuerzas, estaba llevando adelante esa tarea de acercar a todas las candidaturas que se están disputando. Hacia dentro mismo del Frente Guasu es un líder importante y fundamental. Al estar en esta circunstancia de salud perdimos a un gran jugador. Esperamos tenerlo pronto.
- Lugo representa la alianza con los movimientos sociales y campesinos. En ese sentido, ¿qué estrategia se está dando la Concertación para acercarse a esos sectores que quizá se sintieron desencantados o se alejaron después de lo que pasó en 2012 porque leyeron la decisión del Congreso de destituirlo como un quiebre institucional?
- En 2012 se dio una situación que ha generado una autocrítica, evidentemente ahí ha habido situaciones que se podían haber superado. Con el mismo Fernando Lugo hemos hablado muchas veces del lugar en el que nos tocó estar en ese proceso y advertir cuáles fueron nuestros errores. Llevamos adelante un proceso en el que fuimos eficientes para unirnos, para ganar y, también, para gobernar los tres primeros años con muchos éxitos en la gestión y uno analiza y no puede justificar que no se hayan logrado acercamientos para superar las discrepancias que hubo. Es inadmisible que se haya llegado a ese nivel de confrontación. Lo que pasó debemos tenerlo presente como referencia de lo que tenemos que madurar como proyecto político de Concertación. Ahora, compartimos un proyecto con el Frente Guasu - Ñemongeta, desde donde se acercaron a los distintos sectores ciudadanos a escuchar, a hablar y a discutir. Eso forma parte de la Concertación. El Frente Guasu está institucionalmente integrado con ideas, con propuestas, con liderazgo y con su fuerza electoral. Lo estamos trabajando para que desde el Gobierno podamos también participar en una gestión integral. Esto es, ocupando los lugares sensibles del Gabinete y en donde ellos crean que pueden aportar como organización política.
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- ¿Entonces el Frente Guasu vendría a representar ese lazo concreto con los movimientos sociales?
- Sí, sí, por supuesto. Nosotros no tenemos una política muy diferente, pero desde luego ellos han logrado concentrar su fuerza política direccionada a estos sectores. Lo hacemos con compromisos en el proceso de gestión, porque estamos muy convencidos que vamos a lograr la victoria en el 2023.
- Habló de paridad en las listas y en el Gabinete. Justamente, en la región, hace tiempo se viene dando un proceso de avance de los movimientos LGBT+ y feministas, algo que se vio en las elecciones en Brasil con las primeras candidaturas trans e indígenas en los Congresos. ¿Cuál es la agenda para estos sectores?
- Nosotros tenemos un compromiso con el sector campesino. Ellos vienen sufriendo años de un modelo que los excluye. No hay una política dirigida a la agricultura familiar campesina o al pequeño productor. No sólo no hay una política, sino que la política es tremendamente agresiva, severa y constituye un grave atentado contra estos compatriotas. Por ejemplo, en este momento hay 400 mil kilos de tomates que están para ser tirados a los chanchos porque el contrabando hace que los precios no sean competitivos. A ese modelo lo tenemos que cambiar. Representa, además, un impacto económico muy grave. A nuestro país le cuesta unos mil millones de dólares por año el contrabando. Es inadmisible en un país agrícola como nuestro. Hoy Argentina y Brasil nos está vendiendo productos frutihortícolas. Eso significa, una pérdida importante de dólares que pueden quedar en nuestro mercado y una pérdida importante de mano de obra, porque podemos producir el 75, 80% de lo que se consumen las mesas de las familias paraguayas. Lo mismo, respecto a los indígenas. Ahora, una comunidad fue terriblemente desalojada con una violencia que no se justifica de unas tierras en donde estaban hacía bastante tiempo. Esa es la historia del Paraguay. Un modelo agresivo, que excluye a todos estos sectores, que están totalmente abandonados. La gran tarea para el Paraguay es devolver institucionalidad. Eso significa proteger al que trabaja, al que genera empleo, pero al pequeño productor, a los indígenas, no es suficiente protegerlos. Necesitamos una política de asistencia técnica, crediticia, de acceso de a la educación y a la salud. Se necesita mucho más que protección.
- ¿Y qué hay con respecto a la agenda de las diversidades LGBTI+ y de ampliación de derechos como el aborto, la educación sexual integral o la ley de identidad de género?
- Son temas que tratamos caso por caso. En mi caso puntual, no estoy por el aborto, yo creo en la vida. Creo que debemos protegerla. No así en cuanto al respeto de la diversidad. Tenemos una visión clara y estamos trabajando en esa línea, absolutamente.
- Más allá de su posición ante el aborto, en caso de que sean Gobierno y se planteen estos temas, ¿estarían dispuestos a abrir el debate?
- Por supuesto, claro. Somos liberales.