Con quien sea que hable, Efraín Alegre se encarga de marcar la principal preocupación que lo aqueja sobre su país: “Consolidamos la mafia o recuperamos nuestra institucionalidad”, dice sobre las elecciones de este 30 de abril en Paraguay. Es una de las máximas figuras de la política nacional por el histórico Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA) y candidato a la presidencia por la Concertación Nacional, una gran coalición de partidos y organizaciones que abarca desde la izquierda hasta el centro, incluso cuenta con apoyos colorados. Desde allí, le hace frente a la Asociación Nacional Republicana (ANR), más conocido como Partido Colorado. A ellos se refiere cuando habla de "mafias".
En estas elecciones, unos 4.782.940 -de ellos, 41.520 están en el extranjero- paraguayos y paraguayas están habilitados para elegir al próximo representante del Poder Ejecutivo, que gobernará por los próximos cinco años. Entre los 12 binomios presidenciales que disputan la Presidencia, se encuentra el de Efraín Alegre y Soledad Núñez, que apuestan a llegar al Ejecutivo para doblegar, una vez más, la hegemonía colorada sostenida desde la dictadura de Alfredo Stroessner, que sentó las bases para el enquiste colorado en el Estado. En la misma jornada se elegirán 257 miembros para las juntas departamentales, 17 gobernaciones, 45 bancas en el Senado y 80 en Diputados.
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Esta es la tercera oportunidad en que Alegre, de 60 años y presidente del partido con mayor implantación territorial, busca llegar al Palacio de López: las anteriores veces se ubicó en la segunda posición, con 37,11 % (2013 contra el empresario colorado Horacio Cartes) y 43,04 % (2018 contra el actual mandatario, Mario Abdo Benítez).
A lo largo del año, el pulso estuvo marcado por una interna en la Concertación que no permitió ubicar en la plataforma presidencial a una figura de izquierda y por las declaraciones de “significativamente corruptos” de Cartes y del vicepresidente de la nación, Hugo Velázquez, por parte de Estados Unidos (como se cuenta en esta nota). Más allá de eso, la lectura del escenario electoral que hacen los medios y analistas es de “apatía” y de falta de debate, lo que lleva a deducir “que la incertidumbre se mantendrá hasta la hora final de los votos”, vaticinó ante El Destape la especialista en políticas públicas, géneros e integrante de la ANR, María Angélica Tete Cano Radil.
Sin embargo, la edad y el territorio son dos factores que también parecen influir, a los ojos de Belén González, abogada y militante del Movimiento Político Ñemoiru Rape, que está dentro del Frente Guasu, espacio liderado por el ex mandatario y actual senador Fernando Lugo. "En el contexto urbano hay más conciencia de la importancia del voto y está fortalecida la idea del 'ANR nunca más', que surgió en 2021 cuando empezó la pandemia ante la falta de medicamentos. La gente se apropió de la consigna y utiliza remeras, comparte videos y fotos”, señaló. El último fin de semana previo a las elecciones ese clima de campaña se vivió en el recital del artista argentino Wos, en donde les asistentes hicieron flamear una bandera con el emblema que clama por el fin del Partido Colorado en el Gobierno.
En tanto, el voto de les jóvenes, de entre 18 y 29 años, representa el 30 por ciento del padrón electoral, aunque, se ha marcado en esa franja etaria “un ausentismo notorio” en las elecciones regionales recientes, indicó Cano Radil.
A las sensaciones de incertidumbre, González sumó que en algunos sectores “no hay tanta aceptación de la figura de Efraín”. No obstante, sostuvo dos puntos que juegan a favor del candidato de la Concertación: son muchas las personas que quieren la alternancia y, además, es la primera vez que una candidatura femenina tiene posibilidades reales de llegar a la primera línea de Gobierno. La figura de Núñez –ex directora de la organización Techo y ex secretaria nacional de Vivienda y Hábitat de Cartes- “tiene aceptación” y busca, desde la mirada de Cano Radil, “captar el voto de la centro y centro derecha urbana”.
Otro de los giros históricos que marca esta elección es el posicionamiento de la Federación Nacional Campesina (FNC) y del partido Paraguay Pyahura, brazo político de un sector de la Federación que históricamente llamó a la abstención. "Entendemos que, definitivamente, con las cúpulas coloradas no hay ninguna chance de avanzar para dar salida a las necesidades de la gente, más bien representan la corrupción, la mafia, la política de entrega, de pérdida de soberanía y por sobre todas las cosas de represión y persecución al campesinado a comunidades indígenas", sostuvo secretario general adjunto de la FNC, Marcial Gómez, ante la agencia Sputnik.
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Como última perlita, a mediados de abril la Red de Mujeres Coloradas del Departamento Central anunció su alejamiento de los candidatos colorados para manifestar su apoyo a la Concertación. “Ya estamos cansadas de ser olvidadas, hay que buscar el cambio. No por los colores estamos acá, sino por la esperanza, por un cambio, por un Paraguay mejor”, declaró la vocera de la organización, Apolonia González. “Existe un retroceso en las candidaturas femeninas”, indicó, de todos modos, Cano Radil. De las 9.085 candidaturas a nivel país sólo se registraron 2.994 mujeres. En tanto, el Tribunal Superior de Justicia Electoral (TSJE) registra un total de 33% de participación femenina para estas elecciones generales, lo que significa un 6% menos de mujeres candidatas en comparación con los comicios del 2018, donde se llegó al 39%, precisó la analista política.
El programa de la Concertación
En la última semana previa a las elecciones, Alegre actuó como ganador: presentó su programa político, los primeros cinco decretos que aprobaría y parte de lo que sería su gabinete. Los ejes: energía, salud, tierras, transporte y lucha contra la corrupción. En diciembre, ante El Destape, caracterizó la apuesta por esta coalición como un “hecho revolucionario”, que incorporó la paridad tanto para las candidaturas como para el Gabinete.
En su camino hacia el Ejecutivo prometió para implementar desde el próximo 15 de agosto:
- Energía: son dos las propuestas centrales. 1. Rebaja en las tarifas de gas de hasta un 90 por ciento, para beneficiar a la población vulnerable y a pequeñas empresas. 2. Echar por tierra el acuerdo que Cartes selló con el ex presidente Mauricio Macri, en 2017, sobre la represa Yaciretá. El pacto buscó “reordenar” las cuentas públicas de la Entidad Binacional por las deudas cruzadas entre ambos países, pero desde la oposición paraguaya siempre consideraron perjudicial para su propio Estado al haber reconocido una deuda por 4.000 millones de dólares y por haberse comprometido a vender energía a un precio por debajo del valor de mercado.
- Salud: creación del Programa “Pohã Gratis” para el reordenamiento del sistema sanitario, con enfoque en la prevención y la creación de un banco de medicamentos esenciales. Se prevé que su financiación sea a través de la transferencia de fondos que implique la reducción del gasto público.
- Intervención del Instituto Nacional de Desarrollo y de la Tierra (Indert): Paraguay es el país de las tierras malhabidas. Según la Comisión de Verdad y Justicia durante la dictadura de Stroessner y parte de la transición democrática (1964 a 2003) 7.851.295 hectáreas fueron otorgadas a 3.336 adjudicatarios ilegítimos. Las tierras que debían recibir familias campesinas pobres beneficiaron a jerarcas stronistas, militares, políticos, empresarios, narcos y otros amigos del poder colorado, señaló un informe de El Surtidor. La idea es rectificar las adjudicaciones que violan la ley.
- Transporte: intervención del viceministerio para el diseño de un plan de reforma total del transporte público. Demanda que se instaló a partir de las graves fallas en el servicio.
- Lucha contra la corrupción: desde el programa de Gobierno se propone la “devolución al pueblo del dinero robado en hechos de corrupción”. Será a través de la creación de una Secretaría de Estado que se encargue de auditar, “recuperar” el dinero y pedir “castigo” a los culpables.
Los números de las encuestas
La mayoría de las consultoras (Ati Snead Consultores, Gray & Asociados y Multitarget) dan como ganadora a la fórmula colorada cartista conformada por Santiago Peña y Pedro Alliana contra Alegre. Los números son: 42,9 a 31,3; 38,8 a 22,1; y 39,3 a 20,9.
La última encuesta publicada por Atlas, a mediados de abril, ubica primero a Alegre con 38% y segundo al candidato colorado y cartista Santiago Peña, que tendría 36%. A su vez, un 54% declara que preferiría que el próximo presidente fuera de la Concertación, mientras que sólo un 35,8% prefiere un presidente colorado.
En tanto, en todas las encuestas ubican en tercer lugar (con el 14%, según Atlas), al Paraguayo “Payo” Cubas, un dirigente populista de derecha tradicional, con un discurso encendido y de posicionamientos extremos en materia de género y seguridad, señaló el Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG). Cubas ocupó el espacio de la extrema derecha, relegando la candidatura del exarquero José Luis Félix Chilavert a cumplir un rol casi testimonial.
La alianza con Lugo, la quema del Congreso y la prisión
Para esta elección, Alegre logró lo impensado: volver a reunirse con Lugo, de quien fue ministro de Obras Publicas y Comunicaciones, pero que le dio la espalda -tras ser echado de su cargo- cuando se votó su destitución, en 2012. El hecho fue trascendental porque el mandato del ex obispo frentista fue el primero en romper 60 años de mandatos colorados. Esa experiencia se vio frustrada por un golpe parlamentario desencadenado tras lo que se conoció como Masacre de Curuguaty, usada para acusar a Lugo como el responsable político de una disputa por la tierra que llevó a que familias campesinas ocuparan tierras, en un hecho que terminó en represión y 17 muertos, tras la connivencia entre las fuerzas policiales y latifundistas.
Al cabo de una “autocrítica” ambos dirigentes partidarios se volvieron a encontrar. “Es inadmisible que se haya llegado a ese nivel de confrontación”, reflexionó Alegre en entrevista con El Destape previo a las internas del año pasado. Lugo, por su parte, volvió al país después de recuperarse de un ACV que sufrió en agosto pasado. Su partido, el Frente Guasu (FG), es la tercera fuerza en el Congreso Nacional y, él, dentro de la Concertación se presenta como el principal articulador con las organizaciones sociales en los territorios. Es, sin dudas, el actor clave para aglutinar a la izquierda del país. No obstante, algunos espacios -liderados por el médico de Lugo, Jorge Querey- del FG decidieron alejarse y disputar la presidencia por su cuenta.
2017 fue otro año particular para el presidente del PLRA. El 31 de marzo de ese año 25 senadores se reunieron a puertas cerradas en el Congreso para aprobar una polémica enmienda constitucional para habilitar la reelección presidencial. La alianza se había establecido entre Lugo y el entonces presidente colorado Cartes. La modificación del reglamento de la Cámara para poder realizar los cambios ilegítimos en la Carta Magna despertó el malestar social, arraigado en las huellas que dejó la dictadura stronista. La movilización terminó con la quema del Congreso, un militante del PLRA muerto y unas 50 personas heridas a causa de la represión policial. En ese momento, Alegre fue señalado como uno de los actores activos de las protestas.
“La cárcel será nuestra trinchera”, sostuvo Alegre en enero de 2021. Acompañado por cientos de simpatizantes, el dirigente fue detenido tras haber sido imputado por la Fiscalía por una factura -que se supone falsa- de compra de combustible por parte de un operador político de su partido durante su campaña presidencial, en 2018. Fue liberado a los 20 días.
La disputa entre "dos modelos" es la batalla que planteó Alegre durante la campaña cuyos resultados se conocerán al finalizar la jornada de este domingo, porque en el país vecino no existe el balotage. Al cabo de tantos años de transición democrática sin alternancia y con fuertes vaivenes institucionales, la Concertación, insiste: “La Lista 3 es el único cambio posible”.