La guerra en Gaza se convierte en un tema incómodo en la campaña de Kamala Harris. Si bien la candidata demócrata sostuvo que no “guardará silencio” sobre el sufrimiento en territorio gazatí, sabe que debe maniobrar para no tensionar las relaciones con Israel, uno de sus dos grandes aliados, y dar respuestas a parte de los demócratas que le piden al Gobierno que deje de enviar armas y se comprometa a buscar un cese al fuego en la Franja. Con el fantasma de la elección del ‘68 y las protestas por Vietnam, y a dos días del comienzo de la Convención Demócrata que se espera que nomine a la vicepresidenta como candidata oficiliasta, surge la pregunta si la situación de Medio Oriente puede tener algún impacto electoral en Estados Unidos.
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“Kamala, Kamala, no te puedes ocultar, nosotros no votaremos por genocidio”, era el canto con el cual simpatizantes propalestinos que formaban parte del acto de campaña en Detroit, Michigan, interrumpieron el discurso de la candidata a presidenta. Una situación similar ocurrió horas después en otro evento en Glendale, Arizona. En el primero, la Vicepresidenta, visiblemente molesta, les contestó: “¿Saben qué? Si ustedes quieren que gane Donald Trump digan eso, si no estoy hablando yo ahora”, y rápidamente la multitud la aplaudió. Pero la situación dejó un sabor amargo en la campaña que empieza a visualizar que la guerra puede convertirse en un tema electoral incómodo.
Durante la breve campaña del actual presidente, Joe Biden, también hubo momentos de tensión con los votantes “no comprometidos” en las primarias o que podrían directamente votar en blanco. Esta campaña de seguidores del ala más progresista del Partido o demócratas que pertenecen a comunidades árabes o musulmanas buscaba demostrarle al Gobierno que están molestos con la política exterior, especialmente la alianza con Israel frente a la ofensiva contra Gaza. Esta situación de malestar, que se repite ahora con Harris, llevó incluso a que la Vicepresidenta el pasado 25 de julio se reuniera con el premier israelí, Benjamín Netanyahu, y afirmara que “no guardará silencio” sobre el sufrimiento palestino y el coste humanitario de la ofensiva israelí en Gaza, aunque esto no necesariamente signifique dar un volantazo en materia internacional.
Demócratas divididos por Israel
“Kamala está de alguna forma atrapada entre dos tendencias del partido. Una es la de quienes todavía abogan por la postura tradicional de los demócratas de apoyo a Israel como un aliado estratégico de Estados Unidos y otra tendencia, creciente en los últimos años del ala más de izquierda, que tiene una postura más crítica hacia Israel y considera que es necesario suspender la ayuda económica o condicionarla a la toma de determinadas posturas. Esta última se volvió bastante más intensa desde que empezó la guerra”, afirmó a El Destape, el sociólogo, docente y Magíster en Estudios de Medio Oriente, Sur de Asia y África en la Columbia University, Kevin Ari Levin.
El académico sumó otro dato que tiene que ver con la reciente elección del candidato a vicepresidente: “Cuando se estaba considerando la elección de Josh Schapiro, gobernador de Pensilvania, él tenía un historial de apoyo muy sólido a las políticas de Israel. Eso puede haber jugado en contra. Es una campaña que por momentos apunta hacia el centro pero tampoco puede darse el lujo de perder el voto más por izquierda.” Si bien ese gobernador sonaba como uno de los que más chances tenía de ocupar la candidatura de la fórmula presidencial, finalmente Harris se inclinó por otro jefe estadual, el de Minnesota. Tim Wolz es un liberal que pedían desde el ala más progresista del Partido.
“La guerra ha sido un yunque que arrastró la campaña de Biden para abajo y tiene potencial de complicarse en la campaña de Harris si esas divisiones entre los demócratas se establecen de forma más marcada. Para Biden, el problema fue que ya tenía problemas con el voto joven, Harris por ahora parece haber corregido eso pero tiene potencial para afectarla más adelante. Es interesante ver el quiebre de más edad y menos edad, las generaciones de demócratas que tienen una memoria de Israel enfrentado a sus pares, es distinta a la que tienen los más jóvenes y los cuales recuerdan gobiernos de derecha o centro derecha casi exclusivamente y la ocupación como el tema principal”, explicó a El Destape, el especialista en las elecciones de Estados Unidos, ex director del Observatorio Político John Fitzgerald Kennedy, Joaquín Harguindey.
El especialista recordó que los demócratas dependen en gran parte del voto joven y deben mantenerlos “contentos”, pero eso no necesariamente significa que Harris vaya a tomar otra postura con su aliado de Medio Oriente. “Lo que no tiene Harris y pareciera no tener es interés en desarrollar una política hacia Gaza o Israel que sea muy distinta a la que ha llevado Biden hasta ahora. Sí, en cambio, tiene interés en mostrarse retóricamente distinta a Netanyahu y de Israel en general, pide el cese al fuego con la liberación de rehenes, que es la plataforma estándar. Pero es difícil ver que haya algo distinto por fuera de la retórica”, sostuvo.
Toda esta situación tensa, se da a dos días de que comience la Convención Demócrata que espera postular a Harris como candidata. “Con la convención aparece el fantasma del ‘68, que fue la convención que estuvo marcada por las protestas de Vietnam y la represión, ese fantasma está, ha quedado marcado en la memoria del Partido Demócrata”, afirmó Harguindey quien recordó el evento más violento que sufrieron los seguidores y que reaparece ahora como una incógnita acerca de si puede suceder algo similar, con protestas por Gaza. El especialista sostuvo que la dirigencia política hizo todo lo posible para evitar una escena así. Se descarta una situación de represión, pero está presente en el imaginario político. También hay que ver cómo votarán en la nominación los delegados que surgieron del voto “no comprometido”.
¿Qué dicen las encuestas?
Si se toman dos de los medios más consultados que realizan promedios de encuestas a nivel nacional, Harris lidera los sondeos con respecto a Trump por 2,7 puntos porcentuales y viene en ascenso, según Fivethirtyeight. De acuerdo a Real Clear Politics, la demócrata también encabeza las encuestas, pero por una diferencia menor de 0,9 puntos porcentuales. En ambos casos estaría dentro del posible margen de error, aunque se destacan dos cuestiones: por un lado, en el caso de Joe Biden y Donald Trump, si bien la diferencia era poca, el republicano lideraba; por otro lado, Kamala viene mejorando sus números.
De todas maneras, como es sabido en Estados Unidos, la batalla real está en los swing states -o estados pendulantes- donde no está claro si ganarán los demócratas o republicanos. Uno de ellos es Michigan, el mismo estado donde hay una comunidad grande de árabes y musulmanes que, durante las primarias, encabezó lo que se conoció como el voto protesta por la guerra en Gaza. Allí también intentaron boicotear el acto electoral y Harris no logró esconder su enojo. Sin embargo, según los dos mismos promedios de encuestas, la demócrata lidera los sondeos en ese distrito por un amplio margen 2,4 puntos porcentuales, según Real Clear Politics, y de 5 y 6 puntos porcentuales, según Fivethirtyeight.
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Otro dato relevante es cómo vota no solo las comunidades musulmanas, árabes o jóvenes, sino también la población judía. En ese sentido, Ari Levin destacó que el 85% de la comunidad judía votó por Barack Obama, mientras que el sector más ortodoxo se suele asociar más con los republicanos. A su vez, para el partido de Donald Trump pareciera no ser un tema incómodo porque hay un apoyo férreo al gobierno de Netanyahu en su guerra contra Gaza. No es una posición nueva. Durante su presidencia, el ahora ex mandatario tomó medidas muy favorables hacia Israel como el traslado de la embajada norteamericana de Tel Aviv a Jerusalén.
Hasta ahora y pese a que los muertos palestinos ya superan los 40.000 en 10 meses de bombardeos a Gaza, la guerra pareciera no cambiar la ecuación electoral, pero no por eso deja de ser una preocupación en la campaña demócrata. El fantasma de la convención marcada por las protestas contra la Guerra de Vietnam reaparecen y la posibilidad de que el conflicto se extienda a otras regiones de Medio Oriente también podría cambiar la fórmula local. De todas maneras, la mayoría de los estadounidenses probablemente voten con la atención puesta en lo doméstico más que en lo internacional y Harris no pareciera estar dispuesta a cambiar su modelo para el mundo. Sin embargo, queda cada vez más claro que sus bases progresistas y jóvenes piden con más fuerza un replanteo de los vínculos tan fuertes con socios como Israel.