Elon Musk, el hombre más rico de la tierra, puso a jugar toda su artillería para la campaña del candidato republicano de Estados Unidos, Donald Trump, quien busca volver al centro de la escena de cara a la elección del 5 de noviembre. El multimillonario sudafricano entrevistó al ex presidente en su red social X, le devolvió su cuenta, recauda fondos para la campaña y se reúne con otros empresarios para sumar electores en estados clave para dar vuelta la ventaja que ganó la demócrata Kamala Harris en las últimas semanas. El protagonismo del multimillonario no es gratuito, apuesta a una agenda económica desreguladora, que lo une también al presidente Javier Milei.
El lunes por la noche, Musk volvió a ser un anfitrión con la casa desordenada al recibir a Trump en el Space de su red social X. La entrevista se demoró más de 45 minutos porque el empresario sudafricano denunció que había sufrido un ataque de denegación de servicio, también conocido como DDOS. Lo mismo le había sucedido en mayo del año pasado cuando, en una muestra de apoyo, quiso abrir ese espacio con el gobernador de Florida Ron DeSantis -quien ese día anunció que disputaría la interna republicana- y tuvo las mismas demoras. Fue un papelón que rápidamente se tradujo en una avalancha de memes. En aquel momento, no se mostraba tan unido a Trump, a quien hasta entonces no le había devuelto su cuenta en X.
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Pero las cosas cambiaron, DeSantis quedó en el camino y su apuesta por Trump creció. La preocupación de Musk se volvió evidente cuando el magnate republicano quedó en segundo plano después de que los reflectores enfocaran a Kamala Harris, su rival que inyectó una dosis de adrenalina a la campaña demócrata al desplazar al presidente Joe Bien, tildado por los republicanos de “sleepy Joe” (Joe, el dormilón). Harris no solo pasó a liderar las principales encuestas, sino que también superó a la campaña de Trump en términos de recaudación de fondos. "Una luna de miel", según intenta bajarle el tono una y otra vez la campaña republicana.
Si bien los dos empresarios habían tenido momentos de distanciamiento, desde el atentado contra Trump en julio pasado, el apoyo de Musk al republicano es cada más efusivo y comprometido. "Apoyo totalmente al Presidente Trump y espero su rápida recuperación", dijo después del intento de asesinato en un acto de campaña en Butler, Pennsylvania. Ahora, Musk olfatea el retraso de la campaña republicana y busca intensificar sus esfuerzos, ya que solo resta cerca de un mes para que los estadounidenses empiecen a votar de forma anticipada y menos de 90 días para las elecciones presidenciales del primer martes de noviembre.
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Desregulaciones, recortes de impuestos y democracia cero
Desde ese momento, la inversión de tiempo y dinero del empresario tecnológico fue cada vez más grande. El CEO de Tesla y SpaceX le pidió a otros miembros de la industria que se unieran en esa batalla, pero para eso, según la prensa estadounidense, fue el primero en sacrificar algo. Según el Wall Street Journal publicó en julio que Musk planeaba destinar unos 45 millones de dólares al mes a un nuevo “súper comité” de acción política, llamado American PAC, para respaldar a la candidatura de Trump. Otros inversores del grupo serían el cofundador de Palantir Technologies (industria del software) Joe Lonsdale, los gemelos Tyler y Cameron de la firma que lleva su apellido Winklevoss Capital (financiera), la ex embajadora de Estados Unidos en Canadá Kelly Craft y su marido, Joe Craft, que es director ejecutivo de Alliance Resource Partners (energética, principalmente de carbón).
El empresario, que impulsa desde la implantación de chips cerebrales hasta viajes al espacio, respondió a la publicación del diario en su red catalogando de “fake news”, y a fines de julio, durante una visita al Capitolio, volvió a negarlo ante la cadena de noticias CBS News: “En ningún momento he dicho que iba a donar 45 millones al mes a Trump. Eso fue ficción hecha por el Wall Street Journal”. Pero el diario siguió consultando fuentes y publicó en agosto que desde mayo Musk está armando y desarmando equipos para con el objetivo de conseguir que 800.000 personas que voten por Donald Trump en los estados más disputados, o swing states. “Propusieron un presupuesto de unos 160 millones de dólares que necesitarían para la tarea, la mayor parte procedente del propio Musk, y hablaron de reunir un ejército de más de 6.000 encuestadores y otros trabajadores, según personas familiarizadas con el asunto”, señaló el diario.
Este compromiso de Musk con los republicanos marca un giro a la tradicional asociación de Silicon Valley con los demócratas, pero los empresarios californianos no son un bloque monolítico y menos respecto a Trump. ¿Qué agenda buscan impulsar con este apoyo? Para el especialista en política estadounidense Joaquín Harguindey, sí hay un mayor apoyo de parte de “los fondos de inversión tecnológicos y gente del mundo cripto”, pero aclara que estos “son una parte, pero no todo Silicon Valley”. “Están poniendo mucho más dinero que en 2020 y el cambio de postura de Trump en cuanto a criptomonedas es notorio desde la propia campaña -que ahora toma donaciones vía ellas- hasta las promesas de desregulación o su especulación sobre utilizarlas por parte del Tesoro”, aseguró.
A modo de ejemplo, Harguindey mencionó al empresario tecnológico David Sacks, que pasó de donar fondos para la campaña del demócrata de Bill Clinton en 2016, a apoyar a la derecha “inmediatamente después”. “Muchos de sus colegas en Silicon Valley van a apoyar a Trump discretamente. El temor de ellos es porque trabajan en un contexto social muy globalizado, en el que no rinde en absoluto quedar públicamente pegado a Trump (a nivel social, político, de influencia pública). Sufren de estar en la encrucijada de sus valores al menos públicamente progresistas con sus intereses privados conservadores”, aseguró. Respecto a las iniciativas de Sacks, tan activo como Musk, el especialista comentó que “en junio organizó una cena de recaudación para Trump con los nombres más importantes del Silicon Valley y juntaron 12 millones para la campaña”.
Según Harguindey, Sacks comparte con Trump “el escepticismo por la democracia que es común entre muchos de los multimillonarios en Silicon Valley así como el aprecio estándar por la desregulación y los recortes impositivos que es común entre la élite Republicana desde siempre”. Y agregó que el empresario Peter Thiel, jefe de J.D.Vance, el candidato a vice de Trump, no estuvo físicamente en esa cena, pero “sin dudas estuvo ahí en espíritu”.
Thiel aspira a “deshacerse de la política” e imagina “ciudades-Estado gobernadas por empresas cuyos CEOs son señores feudales con poder absoluto sobre la vida y la propiedad de quienes viven allí”. Algo más parecido a lo que el internacionalista Juan Gabriel Tokatlian calificó de “plutocracia”, donde los ricos ejercen su preponderancia en el gobierno del Estado. “La potencialidad de que si llegase a la Casa Blanca nuevamente, Trump pudiera consolidar una plutocracia en Estados Unidos”, dijo el analista.
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En tanto, la selección de Vance como acompañante en la fórmula presidencial de Trump es, para Harguindey, una “garantía de no contar con un vice con autonomía política”, en caso de ser electos, pero también “fue un guiño a estos donantes” de Silicon Valley. “Vance hizo su dinero con ellos, los conoce desde hace décadas y está políticamente alineado con el grueso de sus preferencias en materia federal. También fueron importantes en financiar su campaña al Senado en Ohio”, agregó.
Desregulaciones, recortes de impuestos y cero apego democrático son valores que unen a los empresarios como Musk y Sacks con políticos como Trump e incluso Javier Milei. El presidente argentino no solo mantuvo reuniones con Musk, que fueron ampliamente réplicas en medios, sino que también, como se relató en esta nota de El Destape, recibió -más discretamente- dos veces en la Casa Rosada al empresario Peter Thiel. “Thiel me dijo que cree que las ideas de Milei son tan relevantes a nivel mundial como lo son para Argentina”, posteó el empresario argentino Alec Oxenford en sus redes sociales.
Migración versus democracia
La agenda anti-inmigrantes es uno de los focos de la campaña de Trump y el lunes pasado fue uno de los temas de la charla con Musk. El magnate neoyorquino dijo que con el presidente Biden y la vicepresidenta Harris, llegan a Estados Unidos “millones de personas al mes" en forma ilegal: "Creo que son más de 20 millones de personas las que entraron en nuestro país, muchas procedentes de cárceles, de prisiones, de instituciones mentales, o una versión más grande de eso son los manicomios", algo que los medios de comunicación rápidamente contradijeron al verificar los datos de su discurso.
Trump también dijo que su rival, Harris, "era el zar de la frontera, y la gente no puede permitir que se salgan con la suya con su campaña de desinformación. Ahora, ella está diciendo que no estaba realmente involucrada... ella estaba totalmente a cargo". La cadena de noticias CNN aclaró que el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, es el funcionario encargado de la seguridad fronteriza.
La obsesión por la inmigración y su señalamiento como origen de todos los males es compartida por Musk. Según publicó en julio el diario New York Times, el empresario dijo que Trump tenía que ganar porque las de noviembre “serían las últimas elecciones libres en Estados Unidos”, ya que si ganaba el entonces candidato y presidente Biden, “millones de inmigrantes indocumentados serían legalizados y se acabaría la democracia”. Fue durante una reunión en Palm Beach, Florida, donde el inversor Nelson Peltz reunió a un grupo de multimillonarios financieros conservadores -entre ellos Steve Wynn, el magnate de los casinos de Las Vegas, y el fondo de cobertura John Paulson- para hablar sobre las elecciones, específicamente para garantizar que los republicanos controlaran el Senado.