El 28 de mayo pasado España fue sacudida por el resultado electoral en las comunidades autónomas y los municipios. La coalición gobernante encabezada por Pedro Sánchez del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) e integrada también por la izquierda de Unidas Podemos sufrió una derrota impactante. En contraposición, la derecha del Partido Popular (PP) y el ultraderechista Vox no sólo ganaron votos en amplios espacios territoriales, sino que lograron que el resultado fuera interpretado como un plebiscito popular contra las políticas llevadas a cabo por el gobierno de Sánchez que había asumido en enero del 2020.
Ante el impacto de la derrota, los reflejos del mandatario español fueron buenos e inmediatos. Si el resultado de los comicios autonómicos y municipales no hubieran sido tan desastrosos, las elecciones habrían tenido lugar en diciembre. Por eso Sánchez decidió pegar un volantazo. Tomando a todo el mundo por sorpresa, a la mañana siguiente de las elecciones, 29 de mayo, anunció la disolución de las Cortes Generales y el adelantamiento de las elecciones al Parlamento y al Senado, para el 23 de julio. Cabe recordar que en España el sistema electoral es parlamentario, es decir, indirecto: el ciudadano vota a los miembros del parlamento quienes después -“rosca” mediante- elegirán al presidente del gobierno.
"He tomado esta decisión a la vista de los resultados de las elecciones celebradas ayer", dijo Sánchez al pie del Palacio de la Moncloa. “Aunque las votaciones fueron municipales y autonómicas, el sentido del voto traslada un mensaje que va más allá. Asumo en primera persona los resultados. Creo necesario dar una respuesta y someter nuestro mandato democrático a la voluntad popular".
La táctica fue astuta porque en España los comicios autonómicos y municipales suelen verse como un anticipo de lo que pude suceder en las elecciones generales y con este abrupto cambio de escenario, Sánchez logró neutralizar, en parte, ese efecto. Con el anuncio de nuevas elecciones, el triunfo del PP y la derrota oficialista pasó a ser de inmediato una noticia vieja y el llamado a comicios adelantados ocupó el lugar de todos los titulares del día. De esta forma no sólo se diluyó el protagonismo que el PP había logrado la noche anterior, sino que evitó seis meses de críticas impiadosas a la gestión. Si las elecciones hubieran sido en diciembre el gobierno habría quedado despedazado. En cambio, con elecciones en menos de 60 días, todo el arco político se vio obligado a activarse en modo campaña.
No obstante, el avance de la derecha y la ultraderecha en la preferencia ciudadana de los españoles es un hecho de la realidad.
¿Por qué avanzó la derecha y la ultra?
El fenómeno es, obviamente, multicausal: la actual fase de transición hegemónica global que tiene en Europa, específicamente en la guerra de Ucrania, su epicentro más violento; los efectos de la pandemia que aún siguen activos; las nuevas tácticas de las derechas que una vez más se basan en el “vale todo” y carecen de código y, también, errores e imposibilidades de los sectores progresistas o de izquierda.
Gerardo Pisarello, diputado del parlamento español y ex alcalde de Barcelona, desplegó de manera aguda los puntos nodales.
“Hay un sector importante del gran capital al que ya no le sirven las reglas de juego democrático. En la fase actual del neoliberalismo necesitan más violencia. Necesitan la difamación, la mentira y la manipulación mediática. En España, los que están detrás de esta radicalización violenta de las políticas neoliberales están dando lugar a posiciones neo franquistas que no se veían desde hace tiempo”, aseguró.
El diputado (nacido en Tucumán y cuyo padre, el destacado abogado y político de la Unión Cívica Radical Angel Pisarello, es detenido-desaparecido, asesinado en 1976) ve este proceso en clave europea. “España era una excepción, pero ahora vemos reverberaciones de lo que ocurrió en Grecia, donde la izquierda tuvo una derrota contundente e inesperada. Vemos lo que ocurrió en Italia e, incluso, lo que puede ocurrir en Francia donde el descontento social, según las encuestas, es capitalizado por Marine Le Pen. La derecha hace tiempo que viene organizando su ofensiva.”
A lo largo de las últimas décadas, las derechas, además de haber ido ocupando posiciones clave en los medios, en los poderes judiciales y en los aparatos policiales, han perfeccionado muy hábilmente todas las herramientas necesarias para dar la batalla cultural. Las manifestaciones y la ocupación de las calles es una. También, como explica Pisarello, el “borrado de la memoria histórica y la memoria democrática”.
“En aquellas regiones donde ganó la derecha en mayo, están demostrando que la lucha cultural va en serio: están censurado obras de teatro, libros… Esto es un anticipo de lo que va a pasar si ganan el 23 de julio”.
Por otra parte, Pisarello no deja de reconocer la insuficiencia de políticas progresistas o de izquierda. Pero aclara que no se deben solo a “la falta de audacia (que a veces pasa) sino también a que, cuando se quiere ir más allá, aparecen los condicionamientos y la falta de palancas para contrarrestar el poder del capitalismo financiarizado”.
En el caso concreto de España, el gobierno del PSOE-Unidas Podemos (UP) ha tomado muchas medidas progresistas, pero la clase media y la trabajadora han perdido poder adquisitivo y están siendo duramente golpeadas por la inflación.
“El gobierno con UP y el apoyo de otras fuerzas políticas como la izquierda vasca y catalana hizo cosas positivas: se aumentaron salarios mínimos, se mejoraron las condiciones laborales, se puso topes a los precios del gas y de los alquileres. Pero o no fueron lo suficientemente incisivos, o fueron mermados por la situación geopolítica mundial. Hay grupos económicos que aprovechan ese contexto para aumentar precios, lo que aumentó la inflación. Entonces mucho de las conquistas no tienen el efecto que se esperaba en la vida cotidiana. Gente a la que se le aumentó el salario va al supermercado y ve que no le alcanza porque aumentaron los precios. Eso genera malestar o una decepción que puede traducirse, a la hora de las elecciones, en abstención. Y la derecha demagógica capitaliza muy hábilmente esto. Hay gente que, aunque fue beneficiada por medidas del gobierno, piensa que quizá intentando algo diferente puede mejorar.”
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Final abierto
Cuatro son los principales partidos que definirán el futuro de España. El socialdemócrata PSOE de Pedro Sánchez. SUMAR, una coalición de 15 partidos de izquierda o progresistas (que incluye a Podemos e Izquierda Unida entre otros), liderado por Yolanda Díaz, del Partido Comunista de España. El derechista PP, encabezado por Alberto Núñez Feijóo. Y el ultraderechista VOX con Santiago Abascal –muy elogiado por el ex presidente Donald Trump- como figura principal. Este partido sobresale por su odio a los inmigrantes y a los movimientos feministas. Desconoce la crisis climática; combate el aborto y propone, según su página web, “recortar el estado de bienestar y el gasto político ineficaz”.
Una sorpresa de las elecciones del 23 de julio puede ser la entrada de Vox en el gobierno de España. Otro escenario posible es que ese país gire hacia un gobierno neoliberal conservador con un triunfo del PP.
En caso de que el PSOE junto a SUMAR mantengan la mayoría en las dos cámaras, Sánchez deberá hacer un delicado equilibrio ya que, seguramente, su triunfo (o la derrota de la derecha) será ajustado.
“La derecha llevará adelante una estrategia destituyente como ya ha hecho en el período anterior donde insistían que el gobierno de Sánchez era ilegitimo”, analiza Pisarello. “El gran reto es desarticular esa derecha armada desde el punto de vista policial y parapolicial, armada desde el punto de vista judicial (ocupando lugares clave en las altas esferas del Poder Judicial), y armada desde el punto de vista mediático y financiero por la gran banca y los fondos de inversión.”
“La otra batalla decisiva de la gobernabilidad, dice el diputado, se va a dar en las calles (en la lucha por la defensa de la democracia y de los derechos) y en fortalecer las alianzas internacionales.”
Pisarello, como argentino, no deja de entablar puentes entre los continentes. “Lo que nos jugamos en España este 23 incumbe mucho a América latina porque las derechas que usan la mentira sistemática, los discursos de odio, las amenazas contra los adversarios políticos, los ataques contra las mujeres y inmigrantes, son los aliados de Javier Milei, de Patricia Bullrich, de Mauricio Macri y de Jair Bolsonaro. Construyamos articulaciones entre pueblos libres e iguales para un mundo multilateral, no colonial, no imperial, que respete el derecho de la autodeterminación de los pueblos y la solidaridad internacional.”