¿Por qué Lula giró al centro?

05 de octubre, 2022 | 11.00

Primero lo primero. La del pasado domingo fue una gran elección de Lula. Veamos esto en datos, que son los que valen.

Votos al PT en primera vuelta desde la primera elección de Lula:

Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.

SUSCRIBITE A EL DESTAPE

  • · 1989:16,08% (Candidato Lula)
  • · 1994: 27,04% (Candidato Lula)
  • · 1998: 31,7 % (Candidato Lula)
  • · 2002: 46.44 % (Candidato Lula)
  • · 2006: 48.61 % (Candidato Lula)
  • · 2010: 46.91 % (Candidata Dilma)
  • · 2014: 41.59 % (Candidata Dilma)
  • · 2018: 29,28% (Candidato Haddad)
  • · 2022: 48,43 % (Candidato Lula)

El escrutinio delineó un escenario de extrema polarización, en el que los dos candidatos principales se quedaron con más del 90% de los sufragios, devorándose a los y las postulantes menores y probando, una vez más, que en esta era y por lo menos a nivel regional, las avenidas del medio no son anchas ni angostas, sino que no existen.

Vamos ahora a intentar desplegar algunos apuntes para un análisis cualitativo de la elección.

Lamentablemente como sabemos, en los últimos años se produjo una fuerte desindustrialización del país, que afectó el desarrollo de los Parques Industriales también. La participación de la industria en el PBI cayó del 46% en la década del 80 al 22,7% en 2015. En este contexto de reprimarización económica y su secuela de desempleo, informalidad y carencias extremas crecientes, Lula perdió la centralidad electoral de los trabajadores industriales.

En definitiva, cambió la base electoral producto por transformaciones estructurales producto de tantas décadas de neoliberalismo y también de los límites de su segundo gobierno y los estragos del gobierno de Dilma Rousseff, que tuvieron más que ver con el modelo neoliberal clásico que con una propuesta popular democrática.

En ese cambio en el electorado lo que el politólogo brasileño André Singer, portavoz y secretario de prensa de Lula hasta 2006, ha denominado “lulismo” 1

Por este motivo, sostener que Jair Bolsonaro y sobre todo el bolsonarismo social es hijo de las redes o fenómenos coyunturales es una tontera o una sentencia engolada, típica de consultores que "le toman la leche al gato". La bestia y su cría social muy extendida es hija de las transformaciones estructurales de la sociedad brasilera. La reprimarización como eje y complementariamente la persistencia a lo largo de los años de una cultura de ultraderecha en parte extendida de la sociedad brasileña, a la que se agrega un impacto lateral del fenómeno de redes. En ese orden.

Volviendo al tema central de esta nota que se basa en las transformaciones estructurales que dan fundamento a la nueva dinámica electoral, recordemos que la participación de la industria en el PBI de Brasil cayó del 46% en la década del 80 al 22,7% en 2015.

No sorprende entonces estructuralmente que Lula pierda centralidad electoral sobre los menguados trabajadores industriales, se produzca un cambio en su base electoral por la reprimarización y también, no hay que olvidar, los estragos del segundo gobierno de Dilma, cuyo paradigma fue el modelo neoliberal clásico, tanto que obligó a Gilberto Maringoni, profesor de Relaciones Internacionales, un veterano periodista y militante de la izquierda brasileña a afirmar:

“El ajuste dejó de ser una opción para el gobierno. Es su propia razón de ser. Si el ajuste termina, el gobierno cae. Por lo tanto, es muy remota la posibilidad de que Joaquim Levy sea despedido. No es una casualidad que toda la bancada petista lo aplaudió de pie en el encuentro del lunes16M. Ni el PMBD llegó a tanto. La contracción, los recortes, el brutal superávit y toda la catilinaria del neoliberalismo heavy metal – que Dilma acusó a Aécio Neves de querer implantar – llegó para quedarse. No es Dilma quien nos gobierna. Es el ajuste.”

Fue básicamente la combinación entre una coyuntura económica negativa que empezó en 2015, aun en el gobierno neoliberal de Dilma, reprimarización estructural de la economía y una tradición ideológica que tiene una larga historia en el país, la que generó las condiciones para una reactivación de la derecha, antes dormida, por parte de Bolsonaro y el surgimiento del lulismo.

Volviendo al tema eje de esta breve nota, la desindustrialización y la pérdida de predicamento del lulismo sobre los trabajadores industriales, según datos de 2015 podemos mencionar que:

  • San Pablo cuenta con 458 distritos industriales, 168 condominios empresariales, 41 “arranjos productivos” (clusters), 3 polos industriales y 20 parques tecnológicos.
  • En Río de Janeiro hay 10 distritos industriales, 12 condominios empresariales, 22 arranjos productivos” (clusters) y 2 polos industriales.
  • Minas Gerais cuenta con 48 distritos industriales, 11 condominios empresariales y 33 “arranjos productivos” (clusters)
  • Bahía tiene 14 distritos industriales, 18 condominios empresariales, 9 “arranjos productivos” (clusters) y 1 polo industrial
  • En Goias hay alrededor de 60
  • Río Grande Do Sul 20
  • Río Grande Do Norte 6.

Como los datos no admiten opiniones o , mejor, las acotan mucho, veamos los resultados de Sao Paulo, lejos la gran capital industrial de Brasil y otrora bastión del PT y el Lula de antaño.

Así las cosas, el estado de São Paulo sigue siendo adicionalmente el colegio electoral brasileño más grande, con el 22,16% de todos los votantes. Esto significa que uno de cada cinco electores del país vota en São Paulo donde Lula perdió categóricamente y tras Minas Gerais, con el 10,41% del total de votantes y Río de Janeiro, con el 8,2% regiones muy industrializadas, se comprende cuál sería la clave elemental de esta segunda vuelta para el lulismo:

  • Mejorar en Sao Pablo, que representa el 22% del padrón nacional y en especial sobre los trabajadores industriales, antigua y central base electoral del PT hoy muy lateral. 
  • Tal vez intente recuperar votos del proletariado industrial paulista defraudado, pero el lulismo irá por más votos del sub proletariado residente masivo del noreste pobre

Es una estrategia muy comprensible, dada como dijimos, la dinámica electoral que impulsó la reprimarización económica y las frustraciones con el PT tras la experiencia de sus últimos gobiernos, en especial el segundo de Dilma. Es ese el cambio más notable en el electorado y la arquitectura de la coalición que encabeza hoy Lula y denominamos «lulismo» y el que explica la hegemonía nordestina en la estrategia electoral de Lula.

Esta nueva base electoral organizadora del lulismo no demanda (ni desea), como en las décadas de 1980 y 1990, una ruptura con el pasado o un cambio profundo. Como plantea Giancarlo Summa : 

El apoyo a Lula ya no se basa, como en las décadas de 1980 y 1990, en el deseo de una ruptura con el pasado o de un cambio profundo, sino en la expectativa de contar con un Estado lo suficientemente fuerte como para mejorar el nivel de vida de la población –y de los más pobres en primer lugar–, pero sin una radicalización política o una movilización de masas permanente que amenace el statu quo. El lulismo devendrá así en una forma de reformismo débil y de conciliación permanente con las elites políticas y económicas tradicionales. Al optar por apostar todas sus fichas a la actividad gubernamental y a las constantes mediaciones, el pt se ha convertido en un partido dominado fundamentalmente por los parlamentarios y administradores, y por los burócratas que controlan los votos de los afiliados en las convenciones partidarias. Los movimientos sociales y los sindicatos, que eran el núcleo de la identidad del pt y el centro de los otrora animados debates internos, se han vuelto cada vez más secundarios. 

Por este motivo es lógico que el lulismo gire a la “moderación” a punto de incorporar a la coalición electoral a sectores ultra conservadores. El mapa electoral es claro:

La desindustrialización estructural galopante de Brasil cambió de manera decisiva la dinámica electoral. El llamado “lulismo” perdió la centralidad de los trabajadores industriales a punto que, insistimos, pierde San Pablo, la capital industrial y a contrario sensu se hace más fuerte en el nordeste pobre sobre el segmento sub proletario.

Son entonces las transformaciones estructurales de la sociedad, en especial la reprimarización y la precarización que supone la que explican el lulismo pero también la aparición y consolidación de la bestia que no es hija del Facebook ni Tik Tok o Twitter - como el triunfo de Bolsonaro en 2018 lo atribuyeron a los grupos de Whatsapp – e incluso otros elementos coyunturales como los efectos del “discurso de odio” , que en rigor es consecuencia de la historia ideológica de la derecha brasilera, notablemente racista combinada ahora con estas transformaciones estructurales.

Como señala Alejandro Marcó del Pont 3  El “mito” Bolsonaro, el regreso de Lula y las guerras virtuales en Brasil, el relevamiento de Novelo Data, desde enero de 2022 ya son más de 10.000 los videos subidos y luego eliminados por temor a represalias judiciales o económicas. Entre enero de 2019 y agosto de 2021, once canales de YouTube pro-Bolsonaro, que difundían informaciones falsas sobre urnas electrónicas, recaudaron más de 10 millones de reales, según Folha de Sao Paulo; hoy existe una carrera de bolsonaristas para ocultar videos en YouTube.

Pero la decisión de Lula de designar al conservador Geraldo Alckmin como candidato a vicepresidente constituye, 
según Breno Altman, una estrategia que apunta a reemplazar el debate izquierda/derecha por la discusión democracia/neofascismo, mismo debate que se da en Europa y, que, seguramente se dará en Argentina, donde la duda se encuentra del lado de la democracia. Aunque electoralmente conveniente, la incertidumbre sobre la posibilidad de lograr revertir las políticas neoliberales quizás sea el mayor interrogante.

En fin, que una vez que gane Lula, que estimamos ganará la segunda ronda, gobernar y reconstruir Brasil con una coalición como la que triunfara en estas elecciones y con esta nueva y extendida base electoral sub proletaria como organizador central del apoyo al lulismo será complicado. Y será un reto muy complejo, pues aún con las “demandas atenuadas” del nuevo eje electoral del lulismo, igual parece no haber lugar para nadie cuando sabemos que “o 1% mais rico no Brasil possui 49,3% da riqueza total” 4. Muito obrigado.

Notas

(1) “Os Sentidos do Lulismo: Reforma Gradual e Pacto Conservador”
(2) “El Regreso de Lula a un Brasil de rodillas”
(3) “La metamorfosis de Brasil”
(4) “Digital Money Informe”