Lula necesitará más que nuevos aliados para ganar el balotaje en Brasil

Los resultados de la primera vuelta demostraron que el voto antiLula sigue siendo muy fuerte. La importancia de no quedarse en acuerdos entre dirigentes y dar la batalla comunicacional contra las fake news.

04 de octubre, 2022 | 00.05

Un análisis de los resultados electorales brasileños basado solamente en los números podría concluir que el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva tiene todas las de ganar en el balotaje del 30 de octubre. La realidad del país vecino, que tiene una superficie casi tres veces más grande que Argentina, una población casi 4,7 veces mayor, múltiples realidades regionales y una cultura política muy diferente, es mucho más compleja. Por eso, al líder del Partido de los Trabajadores (PT) no le alcanzará solo con sellar nuevas alianzas con los candidatos que quedaron afuera de la segunda vuelta. 

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Nuevos aliados, voto antiLula y fake news

En el lanzamiento de la campaña de cara al balotaje, Lula fue categórico: "Vamos a hablar menos entre nosotros y más con las personas que no piensan como nosotros". El ex mandatario parecía reconocer lo que algunos de sus aliados ya habían adelantado: debe reconectar con millones de votantes que optaron por Bolsonaro, por votar en blanco o nulo porque el rechazo a su imagen -aún hoy luego que la corte suprema lo liberara y anulara todos los procesos por corrupción en su contra- sigue siendo my grande entre una parte de la población. 

A través de una catarata de fake news y de una constante repetición, el bolsonarismo logró imprimir de manera más profunda lo que los años de persecución judicial y mediática ya habían instalado: Lula y su fuerza política, el PT, son corruptos, comunistas, extremistas, antireligiosos y todos los clichés que la extrema derecha suele endilgar a la izquierda y hasta la centro-izquierda, por más moderadas que sean. 

A esta exitosa estrategia comunicacional también se subió el único candidato de centro-izquierda que se negó a sumarse a la amplia coalición de 10 partidos que forjó Lula, Ciro Gomes. Este ex ministro de Lula se convirtió en uno de sus críticos más duros y basó prácticamente su campaña en acusarlo de corrupto. Por eso, ahora que el PT dice querer hablar con él para sellar una alianza para el balotaje y los rumores de que esto podría pasar crecen, cuesta creer que la sola indicación del ahora ex candidato será suficiente para desarmar una creencia que caló hondo y transferir sus casi 3,6 millones de votos. 

Y una situación similar se da con los que votaron en blanco o anularon. El desafío del lulismo no será tanto "reforzar las regiones" y "viajar más" por todo el país para convencer a la gente de sus propuestas, sino para desarmar los años de mentiras, denuncias y un relato del que son responsables muchos de los poderes fácticos que hoy prefieren que Lula gane el balotaje antes que Bolsonaro. 

No será fácil. La izquierda y los aliados de Lula recién parecen haber reconocido la dimensión del problema ahora, mientras que Bolsonaro hace cuatro años que viene trabajando de manera organizada y constante a través de sus medios de comunicación aliados, las redes sociales, canales de mensajería como WhatsApp y Telegram, y a través de algunas comunidades evangélicas militantes. 

"Hasta ahora, el PT no supo cómo conversar con esos votantes decepcionados. Lula dice: 'No robé, me absolvió la corte suprema'. Pero muchos de esos mismos votantes no le creen tampoco al Poder Judicial porque es parte del llamado 'sistema'", explicó a El Destape periodista y doctora en Economia Política Internacional de la Universidade Federal do Rio de Janeiro, Laura Brizuela, una argentina que hace años vive en Brasil. Además, destacó algo que la campaña de Lula pareció reconocer este lunes: "Todos los votantes de Bolsonaro no son fascistas, hay muchos descontentos con el PT que habían votado a Lula y Dilma y, que en 2018, le dieron una oportunidad a Bolsonaro aunque ya sabían que era agresivo, poco inteligente, etc". 

"A veces no se entiende, pero muchos acá en Brasil se sienten representados o los apela la figura de Bolsonaro: su discurso de odio y autoritario, que es justificado como 'espontáneo', los valores conservadores y religiosos que dice defender, pese a que se casó varias veces. Acá muchos creen que estas son características son muy 'masculinas', que proyectan virilidad y poder. Además, en una sociedad en la que si naciste con pocos recursos y no estudiaste difícilmente puedas ascender, les parece admirable que alguien como él, que no tuvo que estudiar mucho ni creció poco a poco y con esfuerzo, haya llegado al máximo cargo de poder del país", agregó. 

El MDB, el arte de negociar con el oficialismo

La otra alianza que el PT aspira a sellar para llegar al número mágico el 30 de octubre es con Simone Tebet, la senadora que quedó tercera en las elecciones. Sin embargo, la expectativa de que un apoyo suyo -como se especula sucederá- logre transferir automáticamente los casi cinco millones de votos que consiguió es irreal. Por un lado, "ella es muy nueva y no representa a todo el MDB (Movimiento Democrático Brasileño)", explicó Brizuela. De hecho el partido está dividido sobre su relación con Lula desde hace meses. 

El MDB no es un partido tradicional en los términos argentinos. Fue el partido de la transición democrática, puso tres presidentes pero ninguno electo- José Sarney, Itamar Franco y Michel Temer- y desde el Gobierno de Fernando Henrique Cardoso hasta el impeachment de Dilma Rousseff -cuando Temer asumió-, fue parte de todas las coaliciones en el poder, pero nunca dirigiendo. 

"Ya hace algunas elecciones que el MDB actual no tiene un proyecto nacional. O se embarca en una candidatura a vice o en una candidatura (presidencial) como la de Henrique Meirelles (en 2018), que no llegaba a ser siquiera una aventura, con números insignificantes para un partido que también tiene una bancada de diputados y senadores significativa", explicó la cientista política y profesora de la PUC-SP Rosemary Segurado, en una reciente entrevista con Jornal Brasil Atual. 

"Se queda siempre en una negociación o de una candidatura a vicepresidente o de una composición gubernamental en la que pueda tener algunos ministerios. Parece que eso le es suficiente," agregó.

Durante los Gobiernos del PT, el MDB (por entonces PMDB) tenía las bancadas más grandes del Congreso; hoy perdió este lugar, pero no su experiencia en negociar acuerdos para garantizar victorias electorales o gobernabilidad. Hace varios meses, los dirigentes del Nordeste del partido intentaron que el MDB apoyara la candidatura de Lula y abandonara la idea de un candidato propio, pero el sector paulista dirigido por Temer y el líder de la fuerza, Baleia Rossi, terminó imponiendo a Simone Tebet.

Este miércoles, el partido se reunirá para tomar una decisión de cara al balotaje. El sector del Nordeste, liderado por el senador Renan Calheiros, volverá a pedir una alianza con Lula, mientras que la otra facción estará lista para negociar por ese apoyo. Es posible que públicamente digan que dan libertad de acción a sus votantes, pero lo importante aquí es la decisión que tome la estructura puertas a dentro sobre cómo será la nueva relación con Lula.