Las calles de San Pablo vivieron este sábado la tensión, la emoción y la incertidumbre que marcan estas últimas horas de campaña electoral. Mañana domingo todos los ciudadanos deberán definir el futuro político de Brasil y en lo único que coinciden lulistas y bolsonaristas es que el resultado marcará un antes y después para el país. Los primeros se juegan poner atrás los años más oscuros para la izquierda y las minorías en tiempos de democracia, y los segundos pondrán a prueba el único liderazgo que consideran verdadero y legítimo. Bolsonaro no construyó ni un partido ni una estructura ni otros cuadros políticos; por eso, el movimiento que lo apoya empieza y termina con él, al menos por ahora.
Antes de que se conozcan las últimas encuestas previas a las elecciones, la sensación en la calle era que nada estaba definido. Los lulistas tienen la esperanza de ganar el domingo, en primera vuelta y, más que nada, que el presidente Jair Bolsonaro, reconozca los resultados sin poner trabas o generar situaciones violentas. Los seguidores del mandatario, en cambio, no pierden la confianza en que podrán forzar un balotaje y ahí dar vuelta la elección. Según repiten, la realidad en Brasil no es la que muestran los grandes medios o las encuestas.
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Camionetas, motos y banderas nacionales
Una hora antes de que Bolsonaro llegue, las camionetas 4x4 ploteadas, las motos y los autos comenzaron a formar una larga caravana que terminará ocupando varias cuadras de una avenida de tres manos en el norte de la ciudad. El clima es festivo y, por sobre todo, familiar. Hay muchos padres con niños, parejas de todas las edades y algún que otro grupo de amigos, aunque son más la excepción que la regla. La gran mayoría son blancos y todos, sin excepción, llevan algo con los colores de la bandera nacional: verde y amarillo.
Al preguntarles por qué votan a Bolsonaro o qué fue lo mejor que hizo en estos últimos cuatro años, las palabras que más se repiten son "valores" y "familia". Algunos hablan de la economía, pero no es el fuerte del movimiento que apoya al ex mandatario. "Hizo mucho por la familia, para que la gente vaya a trabajar y no se quede en la casa y para que no pierdan las esperanzas. Hizo todo eso para que el país salga adelante", aseguró una mujer que se definió como bolsonarista mientras vendía una bandera nacional a un niño de no más de diez años que, minutos después, correría de vuelta a su auto y su familia.
Muy cerca de allí, entres los autos, camina una familia de cuatro con dos niños también pequeños. Todos tienen la camiseta del seleccionado de fútbol. La madre es una de las pocas persona que hablaron con El Destape y destacaron "logros económicos" del actual Gobierno, pese a que las cifras oficiales demuestran una caída de los ingresos general y un aumento de la pobreza. "Trabajó muy bien en lo económico, pero para nosotros lo más importante es que defendió los valores de la familia", sostuvo y agregó que "no es verdad que Bolsonaro sea machista. No lo apoyan las feministas, pero sí las mujeres con familias, con niños".
La pareja contó que antes de la irrupción de Bolsonaro en la escena nacional solían votar a la socialdemocracia, el partido del ex presidente Fernando Henrique Cardoso. "Ahora entendimos que estábamos engañados. Los votábamos porque creíamos que era la derecha, pero no, son otro tipo de izquierda", sentenció y agregó que no descarta que "haya algo poco limpio con las urnas porque las controla el sistema. "Si mañana gana Lula, el pueblo saldrá a protestar", concluyó.
Muchas de las mujeres presentes -y eran muchas- sostuvieron que "Bolsonaro hizo más que ningún presidente por las mujeres" y, cuando tenían que dar ejemplos, destacaban "la defensa de la familia".
Con una remera amarilla ajustada y con una sonrisa inalterable, camina el diputado estadual Roberval Conte Lopes, un ferviente defensor de Bolsonaro que además busca reelegirse. Es un veterano de la política, ocupa la banca desde 1990. "Si recorres todo San Pablo, no vas a ver presencia de ningún candidato más que Bolsonaro. La gente de Lula no se anima a salir a la calle, les da vergüenza. El problema es que si ves Globo es todo lo que muestran, acá no están porque para ellos nosotros no existimos. Pero la realidad que cuentan no es la verdadera, la que se va a ver mañana en las urnas". aseguró en diálogo con este portal.
La esperanza de terminar con el miedo
Como preludio de lo que esperan que sea un masivo festejo el domingo a la noche en la simbólica Avenida Paulista, militantes del Partido de los Trabajadores y de las otras fuerzas que fueron aliándose a Lula se concentraron casi en paralelo con la caravana del bolsonarismo en una esquina de esa imponente arteria de la ciudad. Aquí el color que domina es el rojo, el color de la piel es más variado, los grupos de amigos se mezclan con la misma proporción o quizás son más que las familias y las parejas. Hay diversidad de todo tipo, parejas gay se abrazan y caminan de la mano, sin disimular la emoción que les genera pensar que los últimos cuatro años están por terminar.
"Lo que más recuerdo fue la noche que ganó Bolsonaro. Lloré bastante y me dio mucha tristeza ver tantos vecinos festejando", contó a este medio Mateos. Al lado está Mauro que lo mira y no puede disimular su tristeza también. "Sentimos miedo, de repente no era una buena idea salir de la mano o con un paraguas con el arcoiris LGTB. Ya se venía sintiendo ese clima pero los resultados en 2018 se sintieron como una validación de eso", agregó Mauro.
Los dos reconocieron que prefieren no pensar en lo que podría pasar si Bolsonaro y sus seguidores no reconocen el resultado el domingo. "Prefiero decir que estoy esperanzado", aseguró Mateos.
A unos pasos de allí, una joven de 24 años bailaba con sus amigos al ritmo de las canciones de la campaña también prefería no pensar en "el peor escenario para mañana". "Esta ya fue la elección más violenta que recuerdo. Antes podían haber expresiones violentas y nada más, pero ahora de repente te puede pasar algo por ir a un bar con algo que diga Lula o PT. De nuestro lado también hay rechazo para los que apoyan a Bolsonaro, pero del otro son más incisivos, más agresivos", destacó y agregó: "Ojalá que este clima de violencia política y miedo termine".