El hambre y la pobreza, el fracaso que Bolsonaro no puede esconder

La crisis se volvió tan evidente que ganó un lugar central en la campaña. La ex ministra de Desarrollo Social y Combate al Hambre de Rousseff analizó con El Destape la situación actual y la comparó con los 12 años de Gobiernos del PT.

30 de septiembre, 2022 | 13.26

En San Pablo, centro del poder económico del país más rico de América Latina, casi todos los puentes, autopistas, viaductos o hasta las copas frondosas de los árboles resguardan a un par o decenas de personas que duermen en carpas o apenas tapadas con una frazada o un plástico en la calle. Estas imágenes no son nuevas para la metrópolis brasileña, que -como el resto de las grandes ciudades de la región y muchas otras partes del mundo- se convirtió en el espejo que refleja la desigualdad sobre la que se organiza el país. Pero indicadores, analistas y la gente en la calle coinciden en que la situación empeoró y mucho. 

La pobreza creció en todo el país y, ante la falta de políticas sociales efectivas, con ella creció el hambre. El presidente Jair Bolsonaro al principio relativizó las denuncias de sus opositores e ignoró las cifras, pero ante la contundencia de las imágenes, los relatos y la posibilidad de perder en primera vuelta hizo un giro. No fue discursivo, sino de gestión: prorrogó la ayuda de 600 reales (unos 17.600 pesos al real blue) que había lanzado en la pandemia hasta fin de año, es decir, hasta el fin de su mandato. 

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Esta decisión coincidió con una mejoría en las encuestas, aunque sigue lejos de la intención de voto del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva a solo tres días de los comicios, y obligó a todos los candidatos -que en general son más antipetistas que antibolsonaristas- a poner la cuestión socio-económico en el centro del debate, pese a que la mayoría de las veces solo como chicana o excusa para retomar las denuncias de corrupción contra el Partido de los Trabajadores (PT)

Pero para Tereza Campello, una economista y profesora de la Universidad de Sao Paulo que fue parte del equipo de transición de Lula en 2002, participó de la creación de uno de los programas redistributivos insignia de los Gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT), Bolsa Familia, y fue ministra de Desarrollo Social y Combate al Hambre de Dilma Rousseff, esta ayuda social que aprobó Bolsonaro, no está solucionando el problema y, además, está endeudando al Estado y dejando una peor situación para el próximo presidente.

La ex funcionaria y actual académica vive en un barrio de clase media en el norte de la ciudad de San Pablo, que no está entre las zonas más afectadas por la pobreza extrema, según el más reciente mapa que publicó el portal G1. Según cifras del municipio, entre enero y abril de este año -es decir antes que Bolsonaro decidiera prorrogar la ayuda de la pandemia-, la indigencia había crecido más del 5% en esta urbe

Este aumento -que se replicó en algunos casos con más intensidad en el resto del país, como demostraron las fotos del año pasado de personas hurgando desesperadas en una montaña de restos de animales, huesos y sobras en Rio de Janeiro- se ve en el barrio paulista de Campello en la fila de carpas o pequeñas montañas hechas con frazadas -que durante el día ocupan el lugar para pasar luego asegurárselo a la noche- que ocupan el espacio debajo de una avenida que cruza por encima. En una plaza cercana, detrás de todas las carpas se levanta una gran bandera amarilla con una leyenda escrita en verde -"Brasil empeoró"- la frase y hashtag con la que los críticos de Bolsonaro hace meses que intentan visibilizar que la situación actual no es más de lo mismo. 

Un escenario peor que en 2003

Para Campello no hay dudas de que la pobreza y el hambre hoy en Brasil son "mucho peores" que cuando Lula ganó la Presidencia por primera vez en 2002 y ella y el resto de su equipo asumieron el desafío de reducir la desigualdad social en el país más poblado y rico de América Latina. "Los niveles de pobreza, ingresos y las condiciones sociales se deterioraron mucho. Por ejemplo, si comparamos lo que ahora llamamos inseguridad alimentaria, la situación es mucho peor que la que encontró el presidente Lula en 2003, según el registro que mantiene el Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas IBGE. En el primer año del Gobierno de Lula, teníamos alrededor de 35% brasileños en situación de inseguridad alimentaria. Hoy, la cifra es de 60%. Además, en 2003, la inseguridad alimentaria grave, es decir, pasar hambre, era del 9%. Hoy es del 15%", afirmó en una entrevista con El Destape

La ex ministra también destacó que el deterioro no comenzó con Bolsonaro, como muchos sostienen en la campaña electoral, o con la pandemia de Covid, como muchos más creen cuando se los consulta en la calle. "Brasil ya había llegado al nivel para volver al mapa de hambre en 2018, dos años antes de la pandemia. La inseguridad alimentaria después de dos años de Gobierno de Temer había vuelto a los niveles del inicio del Gobierno de Lula. Al país le tomó 12 ó 13 años salir del mapa del hambre, pero luego volvió rápido. ¿Por qué? Porque es difícil construir una estrategia para enfrentar y resolver un problema. Pero si uno destruye muy rápido esta política pública, entonces se obtiene una pérdida de ingresos y la población rápidamente vuelve a caer en la inseguridad alimentaria. Y esa cifra, además, creció mucho en 2020 y 2021", afirmó.

Para la economista, lejos de comenzar a enfrentar el problema con la decisión de extender el programa Auxilio Brasil, el Gobierno de Bolsonaro está "gastando solo para intentar llegar a una segunda vuelta". "Siguen reclamando responsabilidad fiscal a Lula, aún cuando ellos mismos no la están teniendo y están gastando, pero mal, porque están gastando de manera irresponsable. Están generando una gran deuda y gastando de manera ineficiente. Por ejemplo, su programa de transferencia de dinero. Terminaron el programa de transferencia de ingresos Bolsa Familia, que no solo fue el programa de transferencia de ingresos más grande, sino que también uno de los mejores del mundo, con resultados, eficiencia y eficacia demostrados. Y ellos, que tanto les gusta hablar de eficacia y eficiencia, terminaron con un programa que había demostrado serlo. Y lo reemplazaron con un programa mal diseñado y muy caro, que no llega a la parte de la población que más lo necesita", destacó.

Y continuó: "Por ejemplo, las personas que viven solas han visto un aumento significativo en la ayuda que reciben. En este período vimos un aumento del 172% de personas que viven solas y reciben la ayuda de 600 reales frente a un aumento del 25% para las familias. ¿Qué está haciendo el Gobierno? Está priorizando a los hombres solteros -porque es mucho más común que haya hombres viviendo solos que mujeres en los sectores más vulnerables- ya que cobran lo mismo que una familia o una mujer con menores o mayores a cargo. Es el peor tipo de gasto porque no va a los que más lo necesitan, no prioriza, por ejemplo, a los niños y no es proporcional según se trate de un individuo o una familia."

No siempre es la economía, estúpido

La ex ministra de Rousseff hizo un estudio en el que analizó quiénes ganaron y quiénes perdieron en términos de ingresos reales desde el inició del primer Gobierno de Lula, en 2003, hasta el año pasado, es decir, hasta el tercer año de Gobierno de Bolsonaro. Lo dividió en dos períodos: los Gobiernos del PT, de 2003 a 2015, y los de corte liberal o neoliberal que le siguieron con Michel Temer, primero, y luego el ex capitán del Ejército. 

Fuente: IBGE, PNAD 1992 a 2011, y PNADC de 2012 a 2021 – renta por hogar per capita

"En el primer caso, durante los Gobiernos del PT, el ingreso promedio de todos los sectores de la población, creció un 38% en términos reales. Pero si vemos el desagregado, los que más crecieron comparativamente son los sectores más pobres y los medios. Pero esto no significa que los más riscos no crecieron también, lo hicieron en un 17%. Todos los sectores crecieron. Por el contrario, si se toma el período posterior al golpe contra Dilma, todos perdieron. El ingreso promedio en Brasil cayó un 7%: los más ricos perdieron 5% y los más pobres, 55%. Todos los sectores de la sociedad brasileña, de los más pobres a los más ricos, perdieron en términos de ingresos reales desde la asunción de Temer hasta el año pasado. 

"Creo que eso explica la falta de apoyo a Bolsonaro y la división que vemos en la sociedad. Explica por qué entre los más pobres, la mayoría apoya a Lula. Pero no explica por qué parte de los sectores medios, aunque también perdieron, siguen apoyando a Bolsonaro. Yo veo este gráfico y entiendo el desastre que provocó el Gobierno de Bolsonaro: la deforestación de Amazonas, el aumento de la pobreza, del hambre y la violencia, la implementación de políticas erróneas...todos perdieron en Brasil y eso debería estar claro, pero no. No es obvio en el debate público y, por eso, Bolsonaro puede seguir intentando negar lo evidente, que hay más hambre y pobreza en el país".