A seis días de las elecciones que definirán si Jair Bolsonaro sigue gobernando Brasil o si el ex mandatario Luiz Inácio Lula da Silva vuelve al poder, el Gobierno del ex capitán del Ejército decidió este lunes presentar oficialmente a su candidato para dirigir el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), tres semanas antes del plazo final para las candidaturas. La elección se definirá el 20 de noviembre próximo.
El hombre elegido por el Gobierno de Bolsonaro es Ilan Goldfajn, ex presidente del Banco Central de ese país entre 2016 y 2019, y actual director del Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional (FMI), es decir, el funcionario con el que Argentina hoy negocia la fiscalización de su acuerdo para pagar la deuda. En otras palabras, un perfil técnico, como el ministro de Economía brasileño, el liberal Paulo Guedes venía pidiendo. “El candidato combina una amplia y exitosa experiencia profesional en el sector público, en organismos multilaterales y en el sector privado, además de una sólida formación académica, que lo habilita para el ejercicio del cargo de presidente de la institución”, aseguró el Ministerio de Economía del país vecino en un comunicado.
Hasta ahora había solo dos candidatos oficiales para la elección del BID: el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador anunció que que postulará a la ex titular de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de la ONU (Cepal) y actual embajadora en Chile, Alicia Bárcena, y el Gobierno ecuatoriano comunicó que presentará el nombre de Augusto De la Torre, ex director del Banco Central de su país y ex jefe para América Latina del Banco Mundial.
Pero no son los únicos que aspiran al cargo. La ex presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, fue la primera en dejar clara su aspiración de encabezar el banco de desarrollo regional, aunque por ahora no ha conseguido el apoyo del Gobierno de su país. Necesita que la avale el presidente Rodrigo Chaves, un economista que llegó al poder este año, luego de trabajar por casi tres décadas en el Banco Mundial en Indonesia, donde realizó investigaciones en América Latina y el Caribe, Europa del Este y Asia. Su carrera en este organismo de crédito internacional terminó, sin embargo, tras denuncias de "insinuaciones sexuales" y un "comportamiento inapropiado e indeseado" entre 2008 y 2013.
Hay otros posibles candidatos en juego, todos centroamericanos, pero ninguno tiene chances si los países grandes de la región quieren impulsar nombres propios. Entre los dirigentes que se bajaran está la actual presidenta interina del BID que asumió tras la salida forzada de Mauricio Claver-Carone, la hondureña Reina Irene Mejía Chacón, con la que se reunió Massa hace unos días; y ex mandatario de Panamá, Martín Torrijos.
Estados Unidos concentra un 30% del poder de voto del directorio del BID, los 26 países latinoamericanos apenas un poco más del 50% -con Brasil y Argentina a la cabeza con 11,35%- y Canadá, 16 países europeos, algunas de las principales potencias asiáticas e Israel, casi un 20%.
Todo indica que el Gobierno de Joe Biden no quiere volver a utilizar la elección del BID como un elemento de tensión y división en la región. Por eso, anunció que no volverá a romper la tradición no escrita de la organización, es decir, no presentará un candidato propio como hizo su antecesor, Donald Trump, cuando a poco de dejar el poder presionó a gran parte de la región para que apoyaran a su candidato, Claver-Carone, en detrimento del hombre que impulsaba Argentina, el entonces secretario de Asuntos Estratégicos de Alberto Fernández, Gustavo Béliz.
Biden también parece estar esperando que los propios países de la región definan sus alianzas antes de apoyar a un candidato en particular.
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Frente a este escenario, Argentina decidió no proponer un nombre propio todavía y apostar a una negociación silenciosa para garantizar que el candidato o candidata que llegue como favorita a la elección del 20 de noviembre sea consensuada entre los países con más poder de voto de América Latina. "Argentina hoy apoya una candidatura de un latinoamericano, de un sudamericano, que tenga el consenso de los países grandes y vuelva a establecer la tradición de un presidente de la región y un vice de Estados Unidos", explicó una fuente cercana a las negociaciones a El Destape.
Por eso, el ministro de Economía, Sergio Massa, habló con funcionarios de Estados Unidos y con sus pares de Brasil, Paraguay, Bolivia y Paraguay durante su última gira en Estados Unidos. Su equipo cree que López Obrador podría bajar la candidatura de Bárcena en pos de un nombre consensuado a nivel regional y también baraja la posibilidad de que se vote en la Asamblea de Gobernadores del BID una prórroga de la elección hasta que haya asumido el próximo Gobierno de Brasil, el 1 de enero de 2023.
"Es medio ridículo que Brasil quiera una candidatura de Bolsonaro cuando puede cambiar el gobierno", reconocieron desde el Gobierno argentino y agregaron: "Hay una hipótesis de que se pueda postergar la elección para que no pase lo mismo que con Tump que impulsó a Claver-Carone y, luego, con el cambio de Gobierno, Estados Unidos le soltó la mano."