En su carrera por volver al Palacio de Planalto, el expresidente de Brasil y líder del Partido de los Trabajadores (PT), Luiz Inácio "Lula" da Silva, plantea la posibilidad de llevar como candidato a vicepresidente a su exrival, el exgobernador de San Pablo Geraldo Alckmin, y una eventual alianza con partidos que votaron a favor de la destitución de Dilma Rousseff en 2016, dos estrategias que demuestran que el favorito de todos los sondeos ya está pensando más allá de la victoria en las urnas y comenzó a construir la futura gobernabilidad de lo que podría ser su tercer mandato.
En este armado, un médico de centro derecha y exgobernador de uno de los estados más ricos de Brasil, se perfila como una suerte de clave en la alianza más o menos formal que el líder del PT busca construir con algunos de sus referentes más simbólicos del Partido Socialdemócrata de Brasil (PSDB), como quedó en evidencia en mayo pasado cuando se reunió con el ex presidente Fernando Henrique Cardoso.
El acercamiento con quien fuera su tradicional adversario desde los años 90 no es fácil para ninguna de las dos partes e incluso el PT ya buscó marcarle la cancha a Geraldo Alckmin antes que se oficialicen las candidaturas. Sin embargo, el potencial de la alianza es real y, por eso, ya provocó preocupación en el gobierno de Jair Bolsonaro, donde aún no abandonan el sueño de alcanzar un segundo mandato, pese al derrumbe semana tras semana de su imagen en los sondeos.
Esta semana, el portal de noticias G1 de la cadena Globo informó que la preocupación en el oficialismo es tal por una posible fórmula Lula-Alckmin que instaló "un comando especial" del círculo íntimo de Bolsonaro para pensar en una estrategia para constrarrestar el efecto de la alianza y una opción que barajan es sumar a un rival paulista de Alckmin, el ex ministro y ex diputado Gilberto Kassab, que pueda disputar la identidad de centro del exgobernador.
Apoyo socialdemócrata
“Sí, tenemos divergencias y, por eso, pertenecemos a partidos diferentes, pero eso no impide dejar de lado las diferencias y darle valor a las convergencias como forma de asegurar la gobernabilidad”, admitió el ex presidente de Brasil al entrever que estaba analizando una posible fórmula con Alckmin. La palabra clave para ambas partes en este armado electoral es: gobernabilidad.
En esa misma línea explicó el acercamiento Aloysio Nunes Ferreira, un veterano senador de la socialdemocracia, que fue ministro de Justicia de Cardoso y vice gobernador de San Pablo. “Él evaluó que encontrará un país en malas condiciones, mucho peor que el heredado de Fernando Henrique Cardoso (en 2003)”, destacó y agregó: “Confirmé ante Lula mi apoyo a su sociedad con Alckmin. El PT y el PSDB son ambos de la socialdemocracia. Uno está más a la izquierda... Pero el PT no es revolucionario, es un partido reformista y el PSDB también es reformista”.
Su apoyo no es menor: Nunes Ferreira apoyó el impeachment que destituyó a Dilma Rousseff en 2016 y fue canciller durante los dos años siguientes en que gobernó Michel Temer de forma interina.
El senador socialdemócrata incluso reconoció la "posición muy anti petista" que caracterizó al PSDB con una Dilma procesada y un Lula expuesto a artilugios judiciales que terminaron por privarlo de la libertad. "Pero no podemos olvidar que ambas organizaciones fueron responsables de los éxitos en todos los gobiernos que ocupamos. Son dos vertientes de la política democrática”, afirmó.
De todas maneras, nada indica que la alianza será formal entre los dos partidos. De hecho el PSDB irá con candidato propio a las presidenciales. El actual gobernador de San Pablo Joao Doria, un dirigente que supo construirse con una oposición de derecha al gobierno de Bolsonaro durante la pandemia, mantiene sus aspiraciones, pese a que no logra llegar a los dos dígitos de popularidad.
Respaldo con condiciones en el PT
A mediados de enero, el presidente del PT paulista, Luiz Marinho, también opinó sobre la alianza en ciernes. Dijo que si bien Alckmin tiene que “empezar a hablar diferente” para ocupar el puesto de vicepresidente en la boleta presidencial de Lula, puede influir positivamente en el rumbo de los próximos comicios. Eso sí, aclaró, la apuesta del partido a nivel local sigue siendo el exalcalde de la capital y excandidato presidencial, Fernando Haddad.
Con los números de los sondeos pre electorales en la mira, hay quienes en el Partido de los Trabajadores considera que la unión con Alckmin y algunos socialdemócratas podría no ser necesaria, pero parece primar la idea de que lo importante, ahora no solo es ganar la elección sino poder gobernar un país que atraviesa una de las crisis más fuertes del siglo. “No soy candidato para ser protagonista, lo soy para ganar las elecciones en un momento en que Brasil está infinitamente peor que en 2003, cuando asumí la presidencia (por primera vez)”, precisó recientemente Lula.
La performance de Alckmin como candidato en 2006 y 2018
Cuando Lula y Alckmin se enfrentaron en las elecciones presidenciales de 2006, hubo dos situaciones que llamaron la atención de propios y ajenos. En primer lugar, en el principal debate televisado entre los dos candidatos, Lula dejó en offside al médico cuando le consultó por las privatizaciones y el desmantelamiento del Estado, uno de los elementos identitarios del PSDB.
La segunda situación fue el propio resultado de la elección en la que Alckmin recibió 2,4 millones de votos menos en la segunda vuelta que en la primera.
En las últimas elecciones a presidenciales, Alckmin volvió a presentarse y quedó en cuarto lugar con solo el 4,7% de los votos, el peor resultado en la historia del PSDB.