(Actualiza con declaraciones de Fiscalía y Estados Unidos)
La Fiscalía egipcia aseguró hoy que el preso político egipcio-británico Alaa Abdel Fattah, que lleva siete meses en huelga de hambre en una prisión cerca de El Cairo, goza de "buena salud", mientras que Estados Unidos manifestó su "profunda preocupación" por la situación del disidente, cuyo caso empañó la cumbre del clima COP27 de Egipto.
Figura central en la revuelta popular que derrocó al expresidente Hosni Mubarak, Abdel Fattah fue condenado a finales de 2021 a cinco años de prisión por "difusión de informaciones falsas", tras pasar la mayor parte de la década pasada entre rejas.
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El preso, de 40 años, "no necesita ser trasladado a un hospital", afirmó la Fiscalía en un comunicado en el que afirmó que "todas las señales vitales" del detenido "eran normales" y que se encontraba en "buena salud", informó AFP.
Unas horas antes, la autoridad penitenciaria informó a los familiares de Alaa Abdel Fattah que se encontraba "bajo tratamiento médico", sin precisar lo que implicaba esta situación.
La hermana de Alaa Abdel Fattah dijo en Twitter que su madre fue informada de la noticia del tratamiento por las autoridades de la cárcel de Wadi Natrun, 100 kilómetros al norte de El Cairo, donde está su hermano.
Según Hossam Bahgat, fundador de la Iniciativa Egipcia por los Derechos Personales (EIPR), la mayor ONG de derechos humanos del país, esto "significa que está siendo alimentado por la fuerza".
Estados Unidos, por su parte, expresó su "profunda preocupación" respecto al detenido y pidió su liberación, según Jake Sullivan, consejero de seguridad nacional del presidente Joe Biden.
El mandatario tiene previsto reunirse el viernes con su homólogo egipcio Abdel Fatah al Sisi en Sharm el Sheij, donde tiene lugar la cumbre de la ONU sobre el clima.
Durante la cumbre, que empezó el domingo, varios líderes occidentales instaron al presidente egipcio a liberar Abdel Fattah.
El preso, acérrimo enemigo del régimen del presidente Abdel Fattah al Sisi, lleva meses ingiriendo "100 calorías al día, esto es, una cucharada de miel y un poco de leche en té", según sus familiares.
El activista dejó de beber el domingo y desde entonces, su madre Laila Sueif visita cada día la prisión de Wadi Natrun, 100 kilómetros al noroeste de El Cairo, pero sin obtener noticias.
Su tía, la célebre escritora Ahdaf Sueif, dijo a inicios de semana que habían "rumores según los cuales está sedado y siendo alimentado por la fuerza".
Ahdaf Sueif pidió por Twitter que sea "trasladado de urgencia al hospital universitario de Qasr al-Aini", el principal establecimiento público de salud en El Cairo, para "que otros representantes, además de los del Estado, puedan verlo, como sus abogados o un representante de la embajada británica".
La ONU, organizadora de la cumbre del clima, exigió esta semana su "liberación inmediata". El primer ministro británico, Rishi Sunak, y el presidente francés, Emmanuel Macron, también aprovecharon la COP27 para referirse al caso del activista.
Egipto es criticado con frecuencia por su política de derechos humanos. El país tiene más de 60.000 presos de conciencia, según distintas ONG.
Con información de Télam