La primera ministra italiana y dirigente de extrema derecha, Giorgia Meloni, finalmente cumplió con sus intenciones de poner fin al pacto de inversión China. El país europeo se había incorporado a la iniciativa de la nueva Ruta de la Seda hacía cuatro años para estimular el flujo del comercio y las inversiones y, en ese entonces, se convirtió en el primero de los países del G7 en formar parte de la propuesta. Aunque la noticia se difundió este miércoles, la decisión le fue comunicada a Beijing hace tres días, tras anunciar que para Roma no es una "prioridad" en términos políticos y estratégicos ese vínculo, pero que aún así quieren mantener una "excelente relación" con China, según señaló el diario italiano Corriere della Sera.
Aunque se retiró del plan de infraestructuras marítimas y terrestres lanzado por China en 2013, Italia pretende "mantener abiertas las vías del diálogo político", indicó a la agencia de noticias AFP una fuente gubernamental. En ese sentido, el ministro del Interior italiano, Antonio Tajani, informó a las autoridades chinas de la decisión a través de una carta remitida a la embajada de ese país en Roma y en la que se deja clara la voluntad del Gobierno por seguir reforzando la colaboración bilateral.
"La Ruta de la Seda no es nuestra prioridad", reconoció Tajani en una entrevista con la agencia AdnKronos, en la que señaló que el proyecto "no ha producido los efectos deseados", informó la agencia de noticias Europa Press. En este sentido, aseguró que quienes no se han incorporado "han obtenido mejores resultados".
Tajani aclaró que esta ruptura no debe entenderse como una "acción negativa" hacia China, con la que Italia quiere mantener "excelentes relaciones" y trabajar de manera intensa en el ámbito económico y comercial.
En 2019, Italia, acuciada por el peso de su deuda pública, se convirtió en el único país del grupo G7 de las mayores potencias occidentales en participar en ese programa de inversiones masivas, que sus detractores ven como una estratagema de Beijing para ganar influencia política.
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Ese año, el Gobierno de Giuseppe Conte, del partido Movimiento Cinco Estrellas, firmó un primer acuerdo que implicaba que, pasados cinco años, Italia se incorporaría por completo al proyecto. Sin embargo, este compromiso expirará en marzo de 2024 sin que se produzca la adhesión definitiva.
Antes de llegar al poder, a finales de 2022, la ultraderechista Giorgia Meloni consideró que la adhesión había sido un "grave error". El proyecto, impulsado por el presidente chino Xi Jinping, busca mejorar las relaciones comerciales entre Asia, Europa, África y América Latina a través de la construcción de puertos, ferrocarriles, aeropuertos y polígonos industriales, pero es considerada por Estados Unidos como por gran parte de los países Occidentales como una estrategia de avance en detrimento del poder estadounidense y europeo en términos económicos como políticos.
Según Beijing, más de 150 países participan en el proyecto, entre ellos Argentina, cuya incorporación se formalizó en febrero de 2022 durante una visita de Alberto Fernández a Beijing.
Con información de Télam