Los ministros de Relaciones Exteriores del G7 concluyeron este martes una esperada cumbre en Japón, en medio de las tensiones entre Estados Unidos y Europa por la relación con China, y frente a un mundo cada vez más polarizado entre los que acompañan la política de Washington y los que mantienen o hasta se refuerzan su relación con Beijing y, también, con Moscú. El mensaje final del encuentro de los países más ricos del mundo -que casualmente deja afuera a la cada vez más poderosa potencia asiática- fue una fuerte advertencia a todos aquellos que ayuden a Rusia mientras pelee la guerra en Ucrania: pagarán "severos costos", alertaron.
Tras dos días de reunión en Karuizawa, un pueblo japonés de montaña, los ministros de los siete países -Estados Unidos, Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, Japón y Canadá- no impusieron nuevas sanciones comerciales, financieras o políticas contra Rusia, como ha sido la característica desde que Moscú invadió Ucrania en febrero de 2022. No obstante, centraron su debate y su mensaje en ese conflicto armado, aunque esta vez el foco estuvo puesto más en los países que ayuden al Kremlin, más que al Kremlin en si mismo.
Por eso, todos los dardos estuvieron dirigidos a China, la potencia asiática que ya no esquiva la competencia global que le planteó Estados Unidos hace muchos años y que no dudó, tras febrero de 2022, en profundizar su vínculo con Rusia para ayudarla a hacer frente a la lluvia de sanciones impuestas por las potencias occidentales, en alianza con Kiev.
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Al final del encuentro, los siete países prometieron responder con dureza a quienes ayuden a Rusia a evadir las sanciones impuestas o a adquirir armas, un mensaje sin dudas dirigido a China, que choca con el reciente desfile de líderes europeos por Beijing para hablar con el Gobierno de Xi Jinping sobre la necesidad de presionar a Rusia para abrir un proceso de paz en Ucrania, una posibilidad que por ahora ni Estados Unidos ni Reino Unido -los dos aliados más férreos de Kiev- se niegan a proponer, al menos en público.
"Mientras Ucrania se prepara para lanzar una contraofensiva para recuperar su territorio (...) estamos con Ucrania", ratificó frente a la prensa el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, según la agencia Télam.
El mensaje final de la cumbre también chocó con el mensaje dado en Beijing por el presidente Emmanuel Macron hace solo unas semanas, en el que le propuso a Europa tomar un camino diferente a Estados Unidos cuando se trata de China, para evitar ser "arrastrado" a la creciente conflictividad entre las dos potencias. Lo dijo específicamente por la tensión alrededor de la isla de Taiwán, una región que China reconoce como propia y que Estados Unidos, aunque ya no la reivindica como la verdadera china, sí continúa apoyando con armas y una profunda relación comercial.
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Lejos de la propuesta de Macron en Beijing, el comunicado final del G7 -que también fue firmado por el presidente francés- expresó la oposición del grupo a las "actividades de militarización" de China en el mar de China Meridional y reiteraron su política sobre Taiwán: mantener el status quo. Incluso fueron enfáticos sobre este punto. "No hay cambios en las posiciones básicas de los miembros del G7 sobre Taiwán", sostuvo el comunicado y el propio Blinken destacó nunca había visto una "mayor convergencia" de criterios sobre China y Taiwán.
Tan directo fue el mensaje del G7 a China, que Beijing no tardó en responder. El vocero de la Cancillería china, Wang Wenbin, los acusó de "calumniar y difamar maliciosamente" a su Gobierno.