Rusia dice que destruyó un depósito de combustibles y en Mariupol temen que hubo una masacre

25 de marzo, 2022 | 10.23

Rusia afirmó hoy, en el día 29 de la invasión a Ucrania, que sus misiles de crucero Kalibr destruyeron cerca de Kiev un importante centro de distribución de combustible que suministraba insumos al ejército ucraniano, mientras autoridades de la ciudad de Mariupol dejaron trascender su temor por el hecho de que el bombardeo a un teatro la semana pasada pudo causar la muerte de unos 300 civiles.

La destrucción del depósito de combustibles no fue confirmada por el Gobierno de Ucrania, pero, de ser cierta, asestaría un duro golpe a la defensa presentada por las tropas del país invadido.

Desde el lado ucraniano, la información más preocupante respecto de la posibilidad de que en el ataque del 16 de este mes al teatro tal vez hayan muerto 300 personas la brindó el ayuntamiento de Mariupol, aunque más como una estimación en base a testimonios presenciales que como una cifra certificada.

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En otro combate, en este caso en la ciudad de Jarkov, al menos cuatro personas murieron y otras tres resultaron heridas en un bombardeo ruso contra un centro médico, anunció la policía regional de la segunda ciudad del país.

"Siete civiles resultaron heridos y cuatro de ellos no sobrevivieron, en un bombardeo con lanzacohetes múltiples", informó la Policía en la aplicación Telegram, explicando que el ataque golpeó un "centro médico" civil del sur de la localidad.

Por otra parte, las autoridades de Ucrania elevaron este viernes a 135 el total de niños y niñas muertos en el marco del conflicto, que según datos de Naciones Unidas ha dejado ya más de mil civiles muertos.

La Fiscalía ucraniana señaló en un mensaje en Telegram que 135 niños murieron y 184 resultaron heridos desde el inicio de las hostilidades.

El reporte incluyó a dos niños que murieron ayer en ataques rusos con artillería contra zonas de la región de Donetsk (este) aún en manos del Gobierno de Ucrania y a otros tres que sufrieron heridas en Melitopol (sudeste) por la explosión de una mina, reprodujo la agencia de noticias Europa Press.

Paralelamente, la guerra dialéctica tuvo fuerte presencia hoy desde el Kremlin, con las voces, primero, del canciller Serguei Lavrov y el portavoz gubernamental Dmitri Peskov, quienes no sólo negaron acusaciones del presidente ucraniano Volodimir Zelenski acerca que están utilizando bombas de fósforo, sino que fueron más allá y achacaron estas noticias que denunciaron falsas a la necesidad de EEUU de "desviar la atención" del programa de armamento químico y biológico estadounidense en Ucrania.

El presidente ruso, Vladimir Putin, también salió a pelear por lograr un título en las crónicas internacionales al criticar este viernes la "discriminación" contra la cultura rusa en los países occidentales, que comparó con la quema de libros por los nazis en Alemania y Austria en la década de 1930.

"Hoy están tratando de anular a un país que tiene mil años y me estoy refiriendo a la progresiva discriminación contra todo lo que esté relacionado con Rusia", dijo Putin en un discurso televisado en el que afirmó que la última vez que se llevó a cabo una campaña masiva similar para destruir literatura considerada como indeseable fue por parte de los nazis durante la década de 1930.

La afirmación del jefe del Kremlin continuó a otra de Lavrov, quien aseguró que su país está sufriendo una "guerra híbrida" de parte de Occidente.

"Nos declararon una guerra híbrida, una guerra total. Este término que usaba la Alemania de (Adolf) Hitler, hoy la usan muchos políticos europeos cuando hablan de qué quieren hacer con Rusia", dijo Lavrov en un evento de la Fundación Gorchakov para la diplomacia pública, según recogió la agencia de noticias Sputnik.

Los países occidentales, subrayó el jefe de la diplomacia, no ocultan sus intenciones de destruir, romper y asfixiar la economía de Rusia.

El 24 de febrero pasado Rusia lanzó una ofensiva militar en Ucrania bajo la justificación de que el Gobierno de Kiev venía cometiendo crímenes contra los habitantes de dos provincias rusoparlantes en la región del Donbass a las que, previamente, Moscú había reconocido como Estados independientes.

El reclamo del Kremlin incluye la violación por parte de Ucrania de los Acuerdos de Paz de Minsk, de 2014 y 2015, que obligaban a Kiev a darle a esas dos ciudades -Lugansk y Donetsk, que en sendos referendos votaron por separarse de Ucrania- autonomía y posibilidades de elegir sus propias autoridades regionales.

Ucrania, en cambio, afirma que con la operación militar Rusia pretende arrasar con la cultura y la historia ucraniana, y derrocar a Zelenski para promover que llegue al poder un dirigente cercano a Moscú.

Con información de Télam