El presidente de Chile, Gabriel Boric, llamó hoy a responder con "más democracia" frente al autoritarismo que amenaza a los países de la región y del mundo y denunció la "dictadura familiar" de Daniel Ortega en Nicaragua, al pronunciar su discurso en la XXVIII Cumbre Iberoamericana que se celebra en Santo Domingo.
"La dictadura nos enseñó los riesgos de relativizar la democracia y los derechos humanos, eso no se debe permitir bajo ningún pretexto", expresó el mandatario chileno, y afirmó que "no es aceptable callar ante la dictadura familiar de (el presidente Daniel) Ortega y (su esposa y vicepresidenta, Rosario) Murillo en Nicaragua.
"Fuera de la democracia no hay libertad ni dignidad posible", aseveró Boric, quien aseguró que con la gran mayoría de los líderes presentes en a cumbre puede haber diferencias, pero los unen los valores democráticos.
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Agregó que eso está haciendo en Chile, donde este año se cumplen 50 años del golpe de Estado contra Salvador Allende.
En ese sentido, recordó que luego del estallido político y social de 2019, el nuevo Gobierno -que asumió en 2021- tomó los reclamos de la calle y se embarcó en una reforma constitucional que fue rechazada en las urnas.
Pero "el proceso constituyente sigue hoy un nuevo curso, buscando nuevos consensos, ya que después del rechazo hemos decidido hacer un nuevo intento".
Sin embargo, aclaró que "una nueva constitución no basta" y que es necesario reformar muchas instituciones.
En ese punto, citó al politólogo uruguayo Juan Pablo Luna, quien en una ocasión señaló que el problema en Chile radica "en la imposibilidad de institucionalizar en el tiempo procesos de cambio y transformación social que logren incorporar y vertebrar a los distintos sectores populares sin destruir a las elites locales".
Boric también abogó por una mayor igualdad de género, "porque las tareas de cuidado son trabajo y deben ser reconocidas y valorizadas como tales", así como también por a creación de estados de bienestar que den a los ciudadanos "un colchón común en tiempos de incertidumbre".
Asimismo, expresó que comparte la preocupación del presidente de Bolivia, Luis Arce, en relación a los riesgos de desregulación del capitalismo financiero.
"Los grandes capitalistas parecen no haber aprendido de la crisis de 2008 y sus efectos los sufren siempre los más pobres", expresó.
Por último, habló de seguridad y migraciones, dos "urgencias" que viven los pueblos de la región.
"No hay bienestar posible sin estado de derecho", aseguró Boric quien llamó a sus colegas a evitar que prime "la ley del más fuerte" y a "combatir con fuerza e integridad para desarticular el narcotráfico".
Sobre los flujos migratorios, que representan "un gran desafío para la región", el mandatario chileno señaló que "no hay una receta" para resolverlo, pero propuso un trabajo en grupo.
"El camino es trabajar en conjunto entre país de tránsito, de origen y destino. Tenemos que ser capaces de lograr una migración segura, regular, humana, que resguarde los derechos de los migrantes y de la comunidad que los acoge", aseveró el jefe de Gobierno chileno, que hace pocos meses militarizó los pasos fronterizos para detener el flujo de migrantes irregulares.
La situación generó tensión con Bolivia y Venezuela, país de tránsito y origen de los migrantes respectivamente, aunque Boric se alegró de "las buenas conversaciones" que sostuvo en Santo Domingo con el canciller venezolano, Yván Gil, y con el presidente boliviano Arce, si bien llamó a intensificarlas.
"No podemos tolerar que continúe el ingreso irregular eludiendo los controles migratorios, por eso es necesario intensificar las conversaciones bilaterales para mejorar la gestión de fronteras, desactivar redes y bandas y desincentivar el ingreso irregular" de personas, completó.
Con información de Télam