La Cumbre de las Américas expuso el agotamiento de la OEA y del sistema interamericano

10 de junio, 2022 | 00.05

En medio de un escenario político y económico global atravesado por la profundización de la desigualdad y la reorganización de la economía mundial, tras la pandemia y el conflicto en Ucrania, en California, Estados Unidos, se desarrolla la 9° Cumbre de las Américas.

El encuentro tiene como hecho protagónico la decisión de los EEUU de excluir a Cuba, Venezuela y Nicaragua a participar de la Cumbre, más por sus alianzas estratégicas con China que por un problema con “la democracia”, lo cual abrió una crisis en la diplomacia estadounidense que incluyó una interna pública entre la Casa Blanca y el Departamento de Estado (la cancillería estadounidense), en manos de Antony Blinken.

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Dicha decisión por parte del gobierno de Biden, reabre un debate histórico, inherente al carácter expansionista de los Estados Unidos de Norteamérica. La reedición de la Doctrina Monroe “América para los Americanos”, hace eco en esta Cumbre en la que los anfitriones parecieran tener una única intencionalidad: sostener el territorio latinoamericano como patio trasero, y cortar de cuajo la influencia de China, su principal enemigo estratégico, con quien disputan las condiciones bajo las cuales se transita hacia un nuevo orden mundial.

Durante todo el mes de mayo se vivió una escalada en los pronunciamientos en contra de la separación de estos tres países que llevan años resistiendo las condenas mediáticas, las intromisiones políticas, los intentos de golpes “blandos”, que incluyen intentos de magnicidio, y las violentas sanciones económicas unilaterales de los Estados Unidos y la Unión Europea. 

Muy lejos de la épica del “No al ALCA” de 2005 en Mar del Plata, pero marcando una posición taxativa frente a esta decisión de los EEUU, se expresaron Argentina, México, Bolivia, Honduras, Chile, la  Comunidad de Estados de América Latina y el Caaribe (CELAC), la Comunidad del Caribe (CARICOM), el Grupo de Puebla, e incluso Brasil, donde Itamaraty (la cancillería brasileña) trabajó una eventual no participación de su mandatario a la Cumbre, Jair Bolsonaro. Ese fue el camino que finalmente tomaron los mandatarios de México, Manuel López Obrador, Honduras, Xiomara Castro y Bolivia, Luis Arce Catacora, que se quedaron en casa y enviaron en su lugar una representación diplomática mínima. Tampoco participaron Granada y San Vicente y las Granadinas. 

En este contexto, la Casa Blanca, poco dispuesta a ceder el territorio  latinoamericano a China o Rusia, puso en marcha una serie de maniobras y convocó especialmente la participación de Argentina, a través de Christopher Dodd, el principal asesor para la Cumbre de Joe Biden. Dodd viajó a Buenos Aires y se reunió en la Casa Rosada con Alberto Fernández y Gustavo Béliz. Allí cursó una invitación para una reunión entre el presidente Argentino y Joe Biden, que sucedería el 25 de julio. A Jair Bolsonaro, de igual manera, se le ofreció una reunión bilateral en el marco de la Cumbre.

Las maniobras de la Casa Blanca garantizaron la presencia del mandatario argentino a costa de saber que irá en representación de los países excluidos y ausentes en tanto nuestro país ejerce la Presidencia pro tempore de la CELAC. El propio Nicolás Maduro, presidente constitucional de Venezuela, lo reconoció en una reciente entrevista radial en la AM 530, con Atilio Borón y Paula Klachko. “Creemos firmemente en la voz valiente que va a llevar el presidente Alberto Fernández”, afirmó Maduro, al tiempo que daba a entender la existencia de una conversación con la Casa Rosada: “Le dije que me parecía bien que como presidente de la CELAC llevará la voz de Latinoamérica y el Caribe” (Página 12, 5/06/2022).

Así, Fernández viajó la noche del martes 7 a Los Ángeles acompañado del canciller, Santiago Cafiero, el secretario de asuntos estratégicos, Gustavo Béliz, el secretario general de la presidencia, Julio Vitobello, la Secretaria de Cambio Climático, Cecilia Nicolini, el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados, Eduardo Valdés, el jefe de gabinete de asesores de la Casa Rosada, Juan Manuel Olmos, y Sergio Massa, el presidente de la Cámara de Diputados.

El mandatario había confirmado que asistiría para llevar el posicionamiento de la Celac respecto de los países excluidos. Por supuesto, sobre Argentina pesa la “espada de Damocles” de la deuda con el FMI, un factor condicionante de nuestra política exterior. Sin embargo, los apoyos públicos de López Obrador y Nicolás Maduro señalan que en la región se están reactivando los mecanismos de entendimiento e integración que fueron arrasados por la ofensiva neoconservadora del “Grupo de Lima”, el Prosur y el faccionalismo de Luis Almagro al frente de la Organización de Estados Americanos (OEA). 

Al respecto, en el marco de la Cumbre de las Américas, Almagro fue interpelado por el periodista norteamericano Walter Smolarek. El valiente periodista acusó públicamente al jefe de la OEA de ser una “marioneta de los Estados Unidos” y de tener “sangre en las manos" por los crímenes cometidos durante el Golpe de Estado en Bolivia y la desestabilización institucional que generó el montaje de Juan Guaidó como “presidente encargado” de Venezuela. El video pronto se viralizó en las redes sociales y es un reflejo anticipado del ocaso de Almagro, una figura apalancada por la trama de intereses de la mafia cubanoamericana de Miami y la Fundación Libertad de Vargas Llosa.

En la Sesión de Cancilleres de la Cumbre, Marcelo Ebrad, ministro de relaciones exteriores de México, señaló que “es evidente que la OEA y su forma de actuar están agotados ante esta realidad y sino baste con ver el vergonzoso papel que tuvo en el reciente golpe de Estado en Bolivia”. Tras ese señalamiento, Ebrad elevó una propuesta oficial para conformar un grupo de trabajo cuya misión sea presentar un “proyecto de refundación del orden interamericano”, sobre la base de dos principios: “el de no intervención y el de beneficio mutuo”.

En el marco de esa misma reunión, Santiago Cafiero, el canciller argentino, disparó con dureza sobre la exclusión de países y sobre las sanciones imperiales en América Latina. “Estoy hablando de las medidas unilaterales que se hacen en el continente, especialmente en Cuba y Venezuela. Todos hablan de la lucha contra la desigualdad, pero no se promueven prácticas concretas para atacar ese flagelo regional”, señaló el ministro al Diario La Nación (8/06/2022).

Por todos lados se observa que la Cumbre de las Américas y la OEA se han perimido como espacios de legitimación de la hegemonía norteamericana. A tan solo un día de su inicio, el sitio oficial del evento lograba confirmar la participación de apenas un puñado de presidentes (Panamá, Paraguay, Perú, Surinam, Trinidad y Tobago, Brasil, Uruguay, Chile y Argentina).

La Casa Blanca reconoce su propia debilidad. Es por eso que Joe Biden anunció la creación de una “Alianza de las Américas para la Prosperidad Económica”, que hasta ahora parece como el capítulo hemisférico de la iniciativa global B3W o “Reconstruir un mundo mejor”, la apuesta estratégica de los Estados Unidos y el G7 en contra del BRI o “Ruta de la Seda” de China.

Mientras tanto, se desarrolló la “Cumbre de los Pueblos” en el Centro de Convenciones de Los Ángeles, a pocas cuadras de distancia del lugar donde se desarrolla la Cumbre de las Américas. La cumbre organizada por líderes y lideresas comunitarias, sindicalistas, activistas del progresismo mundial,  tocó temas como preocupantes como la supremacía blanca, la reforma migratoria, la violencia policial, los impactos humanitarios que han dejado las invasiones estadounidenses y temas como el derecho de vivienda, alimentación y asistencia sanitaria justas. El tema central radicó en el respeto a la autodeterminación de los pueblos.

La crisis económica a nivel mundial, agravada por la pandemia y el conflicto en Ucrania, ha sacudido las cadenas de valor a nivel mundial y obliga a reorganizar los vínculos económicos del planeta. Ese es el marco que se manifiesta en los vínculos políticos tensos que se pusieron en juego en la Cumbre de las Américas.

Los esfuerzos gubernamentales de los proyectos nacionales, plurinacionales y populares en la región están llamados a fortalecer espacios de coordinación de una estrategia regional soberana. El cambio de fase en el sistema económico mundial ha puesto en tensión a los propios Estados, que van quedando subsumidos a una nueva dimensión transnacional y digital del gran capital. Sin embargo, la instrumentación de políticas por parte de organismos supranacionales como forma de dominación parece continuar siendo una herramienta de sometimiento para los pueblos del mundo, para quienes todo esto puede resultar en un gran desafío, pero también en una gran oportunidad si se apuesta por la organización económica, social y política de las grandes mayorías sociales de la región.