"El gran cambio que trajo Francisco es que habla en un lenguaje que todos entienden", afirma Cuda

10 de abril, 2022 | 14.06

(Por B.LL) Autora de "Para leer a Francisco" -libro que define como una caja de herramientas para acercarse a la filosofía y agenda política del Papa-, Emilce Cuda afirma que uno de los principales giros impuestos por el Pontífice es que "le habla a la gente de abajo en un lenguaje que todos entienden".

"Creo que con los años nos vamos a dar cuenta de que el gran cambio de Francisco es que le habla a la gente de abajo, de los márgenes. Y que no hace falta que ninguno de nosotros, ninguno, tengamos que decir qué quiere decir el papa Francisco, porque es clarísimo", afirma la teóloga argentina que hoy es Secretario de la Pontificia Comisión para América Latina (PCAL) en la Curia romana.

En entrevista exclusiva con Télam, una de las mujeres clave en la estructura del gobierno vaticano designada por el Papa, asegura también que el origen latinoamericano y argentino de Francisco impregna su mensaje y convocatoria al diálogo social "de manera adulta y madura", uno de los objetivos centrales de sus intervenciones.

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"Escuchar es más que escuchar palabras; es escuchar el lenguaje de ese pueblo, que viene de muchas maneras. Para eso, el Papa llamó y puso al mundo católico en un proceso sinodal. Vamos a ver qué pasa", explica al recordar la convocatoria formulada por la Iglesia Católica en octubre del año pasado bajo la tríada "comunión, participación y misión".

- Télam: ¿Cómo sintetizaría los aportes de la encíclica social "Fratelli Tutti" en términos del proceso de escucha que propone el papa Francisco?

- Emilce Cuda: Lo que propone el papa Francisco en "Fratelli Tutti" es la presencia, que es distinto que la representación. Es uno de ellos, de los del subsuelo del planeta, que asume el liderazgo y habla, de cuerpo presente, de aquellas necesidades que ha padecido en el cuerpo él y su comunidad.

Hay que entender que para los pueblos latinoamericanos, lograr la presencia de uno de ellos sentado en la mesa de decisiones, implica movimiento de toda la comunidad. Por eso, Francisco, en el segundo discurso ante los Movimientos Populares en San Martín de la Sierra, dice que un pueblo es una comunidad que puede convertir la pasión en acción. Eso significa que lo que se padece lo puedo convertir en: auto-destrucción, individual o comunitaria; lo puedo convertir en agresión; o lo puedo convertir en acción política. La acción política es lo que mueve a luchar por derechos, no a pedir comida, porque las personas no son mascotas. Y para pedir derechos hay que sentarse en una mesa de pares y participar de un diálogo social.

Este paso de la pasión a la acción implica una unidad, pero no es que otro me va a representar, sino que todos tenemos que estar presentes, sentados a la mesa. El Papa dice esto en "Querida Amazonia", la mesa de pares: está llamando al diálogo social de manera adulta, de manera madura, lo que dentro del catolicismo se llama la fe madura, la fe que se encarna, que escucha. Escuchar es más que escuchar palabras, es escuchar a través del lenguaje de un pueblo, al espíritu que se expresa de muchas maneras. Para eso llamó y puso al mundo católico en un proceso sinodal... Vamos a ver qué pasa.

- T: ¿Cuáles son las mayores diferencias de Francisco con sus antecesores? ¿Cuáles imagina que serán sus principales legados en la Iglesia, pero, principalmente, en términos políticos y sociales?

- E.C: Lo primero que diría es que no hay una ruptura entre el pontificado de Francisco y los anteriores. Hay una continuidad.

La Doctrina Social de la Iglesia se adapta a los problemas de cada momento. Cuando nace, a fines del siglo XIX, era el comienzo del modo de producción industrial donde los trabajadores se habían convertido en obreros sin ninguna protección social.

Doscientos años después tenemos un modo de producción industrial que pasa de productivo a financiero: los trabajadores dejan de ser obreros y pasan a ser descartados, porque ya no pueden volver al campo a plantar nada, porque fue todo privatizado y las semillas modificadas. Ahora, entonces, lo que tenemos que poner en valor es otra cosa. Porque cómo vamos a hablar de la organización o protección de los trabajadores si no están empleados en ningún lado. Trabajan, pero no se lo reconoce como trabajo, entonces la lucha es otra: cómo reconocer toda actividad laboral humana como trabajo.

- T: ¿Cómo se aborda esa discusión al interior del Vaticano?

- E.C: El Vaticano tiene varios dicasterios donde hay teólogos, comisiones teológicas, equipos de trabajo; y el tema del trabajo digno los atraviesa a casi todos.

¿Cuál es la novedad de este Papa? Yo creo que la gran novedad es la constitución que acaba de salir, "Predicate Evangelium", la constitución, donde todo el mundo quedó asombrado porque dice que ahora un laico puede, en términos seculares, ser un ministro, lugar que antes sólo ocupaba un cardenal. Sin embargo, pienso que el elemento clave está en el preámbulo, donde el Papa explica qué es evangelizar. Dice que esta nueva prédica evangélica, esta nueva constitución tiene que ver con eso, con llegar hasta el último, nadie queda atrás.

Entonces, en esta constitución el Papa está hablando de una nueva evangelización. Y uno diría, bueno, eso es tema de la Iglesia. No solamente. ¿Cuántos políticos toman contacto con la gente, con la periferia? ¿Cuántos, fuera de la campaña? ¿Cuántas veces escuchamos en palabras de nuestros representantes supuestas demandas de los sectores marginados que no son tales? Porque con mucha facilidad todos nosotros trasladamos nuestras demandas a las bocas de otros. Entonces, esto de tomar el contacto con el otro y de escucharlo parece una cosa simple, pero es la base de cualquier sistema político. Salvo que caigamos en la trampa de la política como administración. Se teme a la política totalitaria, pero yo también temería a la política como administración. No veo por qué una es peor que la otra.

- T: ¿Cuánto influye en la impronta del Papa su origen latinoamericano y argentino, en cuánto incide en su ejercicio cercano a la comunidad?

- E.C: El Papa le habla a su pueblo y su pueblo le entiende. ¿Eso lo hace por argentino, lo hace por latinoamericano? No, lo hace porque es un pastor creo yo. ¿Tiene mucho de argentino? ¡Por supuesto! La identidad se constituye en los lugares en los que uno estudió, creció, trabajó. Lo puso en juego y gente de otros contextos, asiáticos, africanos, norteamericanos, aman esa frescura. Por supuesto que tiene un gran conocimiento de la política porque Argentina tiene una gran tradición de capacidad de organización frente al problema, frente al conflicto, frente a la amenaza. ¿Qué tiene de latinoamericano? Muchísimo. Esta filosofía y esta teología que nace en Latinoamérica y que tiene que crear sus propias categorías. Porque esto es muy interesante, ¿cómo hablar desde América latina, cómo hablar de ese sufrimiento de los cuerpos latinoamericanos con categorías que fueron construidas en otros contextos sociales, económicos y políticos. ¿Sirven las mismas palabras? ¿Lo que se entiende por izquierda en Europa es lo mismo que se entiende en Latinoamérica? ¿El liberalismo norteamericano es lo mismo que un liberal en Latinoamérica?

Entonces, el Papa lleva todo un vocabulario distinto, conceptos diferentes. Y está bien. Por eso el cónclave eligió un papa, un pontífice, que venía de las periferias, que venía de América, que venía del fin del mundo como dijo él. Y, en términos creyentes, uno dice: bueno, ahí está operando el Espíritu Santo. Pero creo que también tiene que ver con el momento histórico. En el momento que en que se elige al Papa había crisis de representación en varios países del mundo: los parlamentos europeos tardaron un montón de tiempo en definirse y, en cambio, el Vaticano rápidamente, en términos seculares, pudo constituir nuevamente su gobierno. Entonces, no es solamente que vino Bergoglio como Guillermo el conquistador y se quedó con la silla de San Pedro. No; hay unidad en la diferencia; y eso es la Iglesia Católica.

- T: La elección de Bergoglio como Papa puede ser leída como una sorpresa, pero forma parte de un proceso anterior...

- E.C: Por supuesto, sí, era un candidato y hay que tener presente su participación en "Aparecida", la conferencia episcopal latinoamericana donde él fue el último relator y donde uno ve mucho. No se lee más ese documento, pero ahí está clarísima la diferencia entre la cultura de la muerte y la cultura de la vida. Prácticamente el programa pastoral que define el pontificado del Papa Francisco, "Evangelii Gaudium", uno podría releerlo a partir de "Aparecida". Y "Aparecida" es el resultado del discernimiento de los obispos de América Latina. Y hubo una negociación también, como en todo documento. Eso también habla de la escucha y de lo que pudo haber sido Bergoglio en el contexto argentino, bonaerense, a lo que está hoy invitando y casi desafiado en un contexto mundial.

Pero creo que con los años nos vamos a dar cuenta de que el gran cambio de Francisco es que le habla a la gente de abajo, de los márgenes. En el lenguaje en que todos entienden. No hace falta que ninguno de nosotros, yo la primera, ninguno, tengamos que decir qué quiere decir el Papa Francisco, porque es clarísimo.

Con información de Télam