Un manifestante murió hoy en una nueva jornada de protestas en Sudán para denunciar el golpe de Estado del general Abdel Fattah al Burhan y reclamar justicia democrática, en el regreso de las movilizaciones convocadas pese a las restricciones impuestas por las autoridades.
A pesar de que los soldados cortaron autopistas y puentes y los bloques de cemento instalados delante de los edificios del Ejército y del palacio presidencial, la movilización no decae, más de tres meses después del alzamiento militar del 25 de octubre.
Desde el golpe de Estado, 79 manifestantes fueron asesinados, según un sindicado de médicos prodemocracia. Entre ellos figura un hombre de 27 años que falleció hoy en Jartum, capital del país, según la misma fuente.
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"Ojo por ojo", gritó hoy la multitud en la capital sudanesa en el marco de las movilizaciones que se repitieron en otras localidades como Gedaref, Kessala y Wad Madani, Darfur, Kosti o Dongola y Atbara.
Como en cada movilización contra el poder militar, las autoridades detuvieron a 45 militantes en estos últimos tres días, según los comités de resistencia locales.
Estados Unidos advirtió que proseguir con la represión podría "tener consecuencias", mientras que la ONU insistió una vez más que "limitar la libertad de expresión y de manifestación llevará a más tensiones".
"Pedimos a las autoridades que dejen que se lleven a cabo las manifestaciones sin violencia", instó su misión en Jartum.
Los manifestantes perciben el golpe como una forma de retorno al régimen del exgobernante Omar al Bashir, que dimitió en 2019 desbordado por las protestas en su contra.
De corte islamista, Bashir estuvo en el poder durante 30 años en este país del noreste de África, que desde su independencia hace 66 años prácticamente solo conoció gobiernos militares.
Además, el exprimer ministro Abdalá Hamdok, rostro civil de la difícil transición, renunció a principios de enero.
Con información de Télam