Desde hace varias semanas, América se convirtió en el epicentro del coronavirus a nivel mundial. Después de que la ola haya azotado a Europa, el drama del virus llegó al continente. En Argentina, los números revelan que el COVID-19 está en el punto más fuerte desde que llegó al país, pero el resto de las naciones de Latinoamérica no están exentas de esta realidad.
La tragedia de Brasil es conocida. Más de dos millones de contagios y casi 85 mil muertos como consecuencia del coronavirus. La gravedad de los números se puede dimensionar de múltiples maneras. La peor es que el mítico estadio Maracaná puede hospedar 78 mil personas. Es decir, con la cantidad de decesos ocurridos en el país que preside Jair Bolsonaro alcanzaría para llenar uno de los estadios más grandes del mundo. Hospitales llenos, el presidente infectado y los números que no bajan de 65 mil casos diarios.
Lejos de la cantidad de casos, pero con el temor por un sistema sanitario deficitario y por una mandataria alejada de la realidad científica, Bolivia ya suma 64 mil casos de COVID-19 pero es uno de los países que menos testeos ha hecho. Incluso, las cifras oficiales son difusas. Se supo que, por ejemplo, la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC) de Bolivia levantó al menos 357 cadáveres de calles, vehículos y domicilios en menos de una semana, entre el 15 y el 20 de julio. Todos fallecidos de coronavirus. En este mismo sentido, registró oficialmente 200 muertos cada millón de habitantes.
La catástrofe brasileña no es la única que asusta por la inmensidad de sus cifras. Perú y Chile son dos naciones que sufren las consecuencias del coronavirus de una manera atroz. Hasta el miércoles, el país incaico registró 17 mil decesos y casi 367 mil casos. Los números son muchos menores en comparación a otro países, pero tiene muchísimos menos habitantes. Se registran, en promedio, 529 muertes cada millón habitantes y actualmente hay 1.351 personas en condiciones críticas. En el sur de ese país, en Arequipa, la situación es dramática y ya hay colapso de hospitales y medicamentos.
Mientras tanto, la situación de Chile que hasta hace dos años era el país "ejemplo" para muchos, está en uno de los peores momentos. Sumó casi nueve mil muertes y hay 462 cada millón de habitantes. La semana pasada hubo un cambio en la modalidad de la contabilización de fallecidos y se sumaron mil más a los que ya había. Sin embargo, desde diferentes sectores claman por otros cuatro mil decesos que podrían ser decesos productos del COVID-19, pero que no fueron sumados en la cifras oficiales.
Los trágicos números en Sudamérica no se detienen solo en esos tres países. Con menos repercusión, Ecuador y Colombia sufren gravísimas consecuencias en medio de la pandemia. El primero de ellos ha visto hace un par de meses como los muertos por COVID-19 se amontonaban en las calles de Guayaquil. Después de un arduo trabajo, se logró frenar en esa ciudad, pero lo peor pasó a la capital, Quito y ya casi iguala en cantidad de contagios a esa ciudad. En cuanto a la cantidad de fallecidos registra 308 cada un millón de habitantes y los números empeoran.
Por su parte, en el caso colombiano, se identificaron más de 200 mil casos positivos, de los cuales la mitad ya están recuperados. Sin embargo, los muertos ya alcanzó el trágico número de 7 mil infectados. En este contexto, tanto Uruguay, Paraguay y Venezuela están alejados de la cantidad de casos positivos y, por características, lograron escapar de la tragedia que este virus significó.