La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, prorrogó el lunes el confinamiento de Auckland durante dos semanas, mientras las autoridades informaban de la primera muerte del país relacionada con la vacuna COVID-19 de Pfizer-BioNTech.
Nueva Zelanda había estado prácticamente libre del virus durante meses, con la excepción de un pequeño número de casos en febrero, hasta que un brote de la variante delta importada de Australia llevó a Ardern a ordenar un confinamiento repentino en todo el país el 17 de agosto.
Los contagios en el brote han alcanzado los 562, pero el número de nuevos casos diarios descendió a 53 el lunes, el más bajo de los últimos cinco días.
Alrededor de 1,7 millones de habitantes de Auckland permanecerán en un estricto nivel 4 de confinamiento durante otras dos semanas, mientras que las restricciones para el resto del país se suavizarán ligeramente hasta un nivel 3.
Los duros y rápidos cierres de Ardern, junto con el cierre de la frontera internacional a partir de marzo de 2020, fueron los responsables de frenar la COVID-19 en el país.
Sin embargo, el Gobierno se enfrenta ahora a los interrogantes sobre el retraso en la aplicación de la vacuna, así como al aumento de los costes en un país que depende en gran medida de la mano de obra inmigrante.
Alrededor del 21% de la población, de 5,1 millones de personas, ha sido completamente vacunada, el ritmo más lento entre las naciones ricas del grupo de la OCDE.
Muerte por vacuna Pfizer
El Ministerio de Sanidad anunció el lunes la muerte de una mujer a causa de una miocarditis, que es un efecto secundario poco frecuente de la vacuna COVID-19 de Pfizer-BioNTech. La miocarditis es una inflamación del músculo cardíaco que puede limitar la capacidad del órgano para bombear sangre y puede provocar cambios en el ritmo de los latidos del corazón.
El Ministerio de Sanidad no facilitó la edad de la mujer. Pfizer en Nueva Zelanda no respondió inmediatamente a una solicitud de comentarios por correo electrónico.
El Director General de Salud, Ashley Bloomfield, dijo que el riesgo de miocarditis después de la vacuna era mucho menor que el riesgo de miocarditis después de ser infectado con COVID-19.
Nueva Zelanda ha aprobado provisionalmente el uso de las vacunas de Pfizer-BioNTech, Janssen y AstraZeneca, pero sólo la vacuna de Pfizer-BioNTech ha sido aprobada para su distribución al público.
Ardern dijo que al país le quedan 840.000 dosis de la vacuna de Pfizer-BioNTech y que sigue recibiendo 350.000 dosis cada semana.
Con información de Reuters