Las calles de Buenos Aires están siendo intervenidas con banderas que exigen el abandono de la política de alineamiento con Estados Unidos y la OTAN, que podrían provocar una repercusión negativa para el país al generar conflictos que pueden culminar con la participación en un escenario bélico, o la posibilidad de un nuevo atentado terrorista.
La política exterior del país se caracterizó históricamente por la neutralidad. Por ejemplo, Argentina permaneció neutral durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918). También durante la Segunda Guerra Mundial, entrando en el bando Aliado 5 meses antes del fin del conflicto. Esto le permite al país enfatizar en la cuestión humanitaria de evitar la muerte de ciudadanos, cuestión fundamental especialmente cuando los intereses del país no están en juego. También le permite poder ser negociador de la paz y un refugio para todos aquellos que busquen refugio de la guerra. Suiza ha hecho de la neutralidad una bandera y eso no afectó al país en los negocios internacionales, lo único que parece preocupar al actual gobierno. Pero el presidente Javier Gerardo Milei cambió la tradicional neutralidad argentina por un completo alineamiento con Estados Unidos y la OTAN, en el que se destaca su apoyo irrestricto a Israel y Ucrania. Por este motivo, aparecieron banderas en diferentes esquinas porteñas con consignas como “No a la alianza con Ucrania e Israel” y “Milei, no necesitamos una guerra ajena”.
El segundo viaje de Milei como presidente al exterior en febrero de 2024, tuvo como primera escala a Israel. Allí se reunió con el primer ministro, Benjamín Netanyahu, el 7 de febrero. En el encuentro, el presidente argentino expresó el deseo de trasladar la representación diplomática de Tel Aviv a Jerusalén, en un gesto de apoyo que fue celebrado por su par israelí. Un apoyo en el que no se hace un cuestionamiento a la acción de Israel en Palestina. El portal de Naciones Unidas informa que por este conflicto han muerto en Gaza más niños entre octubre de 2023 hasta ahora que en los conflictos de todo el mundo entre 2019 y 2022, una atrocidad que merece como mínimo un pedido reconsiderar los objetivos civiles de los ataques y evitar escuelas y hospitales, o pedir que se permita la llegada de alimentos.
Las alarmas sobre este alineamiento sonaron más fuertes, luego del ataque de Irán a Israel el 13 de abril pasado. Este ataque fue una represalia por un bombardeo israelí a la embajada iraní en Damasco, Siria, en el que murieron 16 personas. Este ida y vuelta representa una enorme escalada en el conflicto de Medio Oriente, ya que es el primer ataque directo y público entre Tel Aviv y Teherán. La reacción de Milei fue la de un participante pleno en el conflicto con una reacción inédita del gobierno argentino, interrumpió una de sus giras internacionales para regresar a Buenos Aires y convocar un comité de crisis. Este "compromiso inclaudicable" con Israel se acrecentó cuando el gobierno argentino incluyó al embajador de Israel en Argentina, Eyal Sela, en esa reunión del comité. Por primera vez, se puso en debate si el posicionamiento de Javier Milei no implica un peligro para la seguridad nacional. La situación escaló cuando el 12 de julio pasado, a través de un comunicado, el poder Ejecutivo declaró a Hamas como “organizador terrorista internacional”. Esto, sumado a la acusación que hiciera el presidente en el 30º aniversario de la conmemoración del atentado a la AMIA, contra la República islámica de Irán, acusándola de ser la autora intelectual del atentado. Estas declaraciones generaron rispideces con el gobierno de Teherán, elevando los niveles de alerta a partir de que la respuesta, que no tardó en llegar, publicando en el diario Teheran Times “Irán demostró que no juega fácilmente en el tablero de ajedrez del enemigo, pero en el momento y la posición adecuados, impondrá su propio juego al enemigo y lo hará arrepentirse por su enemistad con Irán.”
En cuanto a Ucrania, desde la asunción de Milei se expresó este apoyo. El presidente Volodimir Zelenski fue uno de los invitados que vinieron a la asunción El libertario también expresó su total apoyo a Ucrania durante una cumbre por la paz que se llevó a cabo en Suiza, en el mes de junio, en su discurso marcó el apoyo a Ucrania como una defensa de los valores de Occidente y el libre comercio: “Somos defensores de la idea de la libertad. El liberalismo, como lo entendemos nosotros, es el respeto irrestricto al proyecto de vida del prójimo, basado en el principio de una agresión, en defensa del derecho a la vida, la libertad y la propiedad privada (...) No hay prosperidad económica sin comercio libre, y no hay comercio libre si no hay paz”. Un discurso donde no parece estar muy preocupado por cuestiones humanitarias. En junio también se conoció el plan del presidente para enviar cinco aviones Super Etendard a Ucrania, que estaba siendo negociado por la canciller Mondino y el ministro de defensa Petri. Eso colocaría a nuestro país en ese conflicto no sólo en lo discursivo, sino en lo militar. Además, considerando que “no hay plata”, representaría un gasto muy oneroso para expresar un alineamiento con las políticas de los miembros de la OTAN. De ahí que en la ciudad de Buenos Aires aparecieron banderas pidiendo “Menos plata en soldados, más en jubilados”.