Lejos de resolverse, la crisis política en Colombia sigue profundizándose. Luego de la ruptura de la coalición gobernante, el cambio de gabinete y varios reveses en el Congreso para el oficialismo, el presidente Gustavo Petro acusó este lunes al Consejo de Estado, la máxima corte para el fuero contencioso administrativo, de estar detrás de "un golpe blando" en contra de su Gobierno.
"A propósito, ¿se han dado cuenta que le están quitando los votos de los congresistas del Pacto Histórico suspendiéndolos con órdenes administrativas? Es decir están cambiando de facto la representación política en el Congreso que el pueblo eligió. Le quitaron al Pacto la presidencia del Congreso y ahora sus votos. Es el golpe blando", tuiteó el mandatario luego de contestar a un ataque de su antecesor, Iván Duque, en los medios.
El mandatario hizo referencia directa a la salida de Roy Barreras como presidente del Congreso, luego que el Consejo de Estado anulara su reciente elección por considerar que había cometido una doble militancia. Pero a ese caso también se suma la suspensión provisional de César Pachón, un aliado de Petro que también está acusado de haber incursionado en una doble militancia.
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Y otros tres legisladores de la coalición gobernante -David Racero, Wilson Arias y María José Pizarro- ya fueron denunciados ante el Consejo de Estado por la misma razón y la corte aún debe definirse.
Dado el tenor de la denuncia de Petro, el Consejo de Estado no dudó en contestarle de inmediato. “Las decisiones proferidas por esta Corporación no tienen otro objeto que el acatamiento riguroso a la misión que el constituyente le impuso. Ajeno a controversias políticas e ideológicas, el actuar de este tribunal se basa en la defensa de la juridicidad y en principios como el de la colaboración armónica entre las ramas del poder público”, sostuvo el tribunal y agregó: “Hacemos de nuevo un llamado a todos los ciudadanos, y por supuesto, a todos los detentadores del poder público, a evitar comentarios que socaven la independencia y la autonomía judicial”.
Mezclar y dar de nuevo
A finales de abril pasado y tras ocho meses de fallidos intentos para avanzar en las reformas insignias de su programa en el Congreso, Petro rompió la coalición gobernante, cambió su gabinete y abrió un escenario de mayor incertidumbre en Colombia. Decidió terminar con la alianza de los partidos tradicionales que no apoyaron esas modificaciones y le pidió a sus seguidores que salgan a las calles a apoyar su agenda política y económica, especialmente sus esfuerzos por alcanzar una paz total con todos los grupos armados en el país.
Desde el primer momento, Petro expuso que para cambiar la historia de inequidad del país existía la necesidad de reformar en profundidad el sistema de salud, como así también el laboral y las jubilaciones. Junto con las negociaciones de paz, que son el corazón de su hoja de ruta. Realizarlo en el menor tiempo posible también era otro de los objetivos. Sin embargo, en menos de un año de Gobierno y ante la negativa de los partidos tradicionales a acompañarlo, optó por hacerlos a un costado.
Desde entonces, la pulseada política entre el Gobierno y los sectores que rechazan los cambios que propone se volvieron más públicos y explícitos.