La ruptura de la coalición en Colombia abre un nuevo e incierto capítulo para Petro

El fracaso de su reforma de Salud en el Congreso detonó una ruptura con sus aliados conservadores. Cambió el gabinete y trajo propios. Dudas sobre cómo avanzará con sus iniciativas en este nuevo contexto.

29 de abril, 2023 | 00.05

Gustavo Petro rompió la coalición gobernante y se avecina un futuro incierto en Colombia. Tras ocho meses de fallidos intentos para avanzar en las reformas insignias de su programa, el mandatario decidió terminar con la alianza de los partidos tradicionales que no apoyaron esas modificaciones. La incógnita ahora es si este giro del Presidente, significa que podrá avanzar en sus propuestas o si quedó inmerso en una encrucijada de ingobernabilidad.

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¿Qué pasó?

Desde el primer momento, Petro expuso que para cambiar la historia de inequidad del país existía la necesidad de reformar en profundidad el sistema de salud, como así también el laboral y las jubilaciones. Junto con las negociaciones de paz, que son el corazón de su hoja de ruta. Realizarlo en el menor tiempo posible también era otro de los objetivos. Sin embargo, en menos de un año de administración y ante la negativa de los partidos tradicionales a acompañarlo, optó por hacerlos a un costado.

“La coalición política pactada como mayoría ha terminado en el día de hoy por decisión de unos presidentes de partido. Alguno de los cuales amenaza a la mayoría de su propia bancada”, escribió el mandatario en Twitter, al dar a conocer que rompía con la coalición de partidos tradicionales y de derecha como el Liberal, Conservadores y la U. La decisión se tomó luego que se conociera que los líderes de esos espacios llamaron a sus legisladores a votar en contra de la reforma de salud oficialista.

Petro ganó las elecciones con los partidos nucleados en el Pacto Histórico, un espacio de centro izquierda. Al comenzar su mandato se alió a los partidos tradicionales con los cuales se esperaba que las votaciones en el Congreso obtuvieron los votos suficientes para aprobar los proyectos, o al menos garantizar la gobernabilidad ante los temores que suponía la llegada al país del primer presidente de izquierda, pero esto no sucedió.

“Se suponía un acuerdo mínimo con estos partidos tradicionales de la derecha colombiana para tramitar alguna de las reformas, pero estos partidos decidieron hacer la oposición desde el mismo Gobierno, trabar al Gobierno y al mismo tiempo ser oposición en el Congreso. Eso se agotó rápidamente y llevó a que el Presidente hiciera un cambio total del Gabinete con la salida de los representantes de eso directorios políticos”, explicó a El Destape el presidente del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz) y ex ministro de Salud de Colombia, Camilo González Posso.

Para el titular de Indepaz, la ruptura oficial de la coalición significará la búsqueda de nuevas alianzas, incluída con legisladores de los partidos de derecha que se opusieron a la decisión de sus dirigentes, posiblemente también movilizaciones sociales a favor del programa de Petro -como la convocada por los gremios frente al Palacio Presidencial este lunes-, pero también considera que habrá mayores dificultades para que el Presidente pueda llevar adelante su programa de Gobierno. Punto clave que surge como una de las incógnitas ante este nuevo panorama político.

Empezar de nuevo

Al anuncio de la ruptura de la coalición en el Congreso, se sumó el pedido de renuncia de Petro a los miembros del gabinete. Se fueron siete ministros y un funcionario de Presidencia. Entre ellos, se encontraba José Antonio Ocampo, quien se desempeñaba como ministro de Hacienda y quien contentaba a los sectores más centristas. De hecho, fue con este funcionario que se llevó adelante la reforma tributaria, que también formaba parte emblema del programa del Presidente.

El ministro que generaba apoyo en los sectores más centristas fue reemplazado por Ricardo Bonilla, quien había sido secretario de Hacienda de Petro cuando fue alcalde de Bogotá. Es decir, que es parte de su riñón como también lo son algunos de los otros dirigentes políticos asignados en Transporte o en Salud, entre otros.

“Con Ricardo Bonilla logramos superávit fiscal y mejorar las calificaciones de riesgo de Bogotá en mi alcaldía. Nada diferente sucederá en Colombia. El Banco de la República seguirá independiente”, escribió en sus redes sociales el mandatario, al buscar también mermar las voces que alertaron sobre un giro radical en su postura.

No todos los nuevos nombramientos pertenecen al riñón de Petro, como por ejemplo el ministro del Interior, Luis Fernando Velasco, más cercano al Partido Liberal. “Tengo la impresión de que el ministro podrá ayudar mucho a la buena marcha de las reformas. Es un hombre sereno, claro y habituado a negociar con todas las corrientes políticas e ideológicas, pero en ese horizonte incierto es imposible hacer profecías”, afirmó con optimismo y cautela al mismo tiempo, la profesora emérita de la Universidad Nacional de Colombia en el Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales, Luz del Socorro Ramírez

Para la especialista, posiblemente también se dificulte la gobernabilidad de Petro y el avance de sus propuestas tras la ruptura de la coalición, pero aporta un dato relevante sobre la supuesta gobernabilidad que garantizaba la alianza: “Tener mucha credibilidad con la derecha no lo acreditaba ni lo habilitaba para impulsar las reformas y los cambios. Más bien le hacía perder la fe a sus seguidores. Como constancia en la última encuesta de Invamer, la desaprobación de Gustavo Petro habría llegado al 57%, la cifra más alta desde que comenzó su mandato en agosto de 2022”, explicó.

La paz sin grietas

Entre las incertidumbres acerca de cuánto podrá avanzar el Gobierno con sus propuestas, surge también la duda de lo que puede pasar con las negociaciones por la paz total, que prometió y promete cada vez que habla Petro. Una pacificación del país que deje atrás finalmente a las guerrillas, que termine con las organizaciones criminales y del narco, acusadas de ser los autores a diario de los asesinatos de dirigentes sociales, campesinos y políticos también. Además de brindar justicia a las víctimas del paramilitarismo también.

“El gran propósito del Gobierno de Petro es lograr la paz. Superar la situación de lucha armada, de los conflictos armados en la política y ese objetivo se mantiene. El planteamiento es preservar la búsqueda de un acuerdo nacional, aún con estos partidos que han decidido adoptar una postura de oposición. Se necesita un acuerdo mínimo para que las mafias armadas y todo tipo de estructuras criminales no sigan interfiriendo en la vida social y política de Colombia”, afirmó González Posso y se mostró confiado en que no debería haber grietas para buscar la pacificación del país.

Petro activo 

El mandatario colombiano venía de una semana en la que había obtenido un logro internacional, el de empezar a posicionarse como un país clave para la salida de la crisis venezolana. Petro fue el anfitrión de la cumbre que reunió a representantes de 20 países, y que vieron con buenos ojos tanto el oficialismo de Nicolás Maduro como la oposición, a excepción de Juan Guaidó que realizó una visita inesperada al país, y que el Gobierno colombiano logró sortear con bastante fortuna.

Al mismo tiempo que Petro hacía gala de su postura de negociador, fue cuando se desató la crisis dentro de la coalición. Desde ese momento no ha parado de expresarse en las redes sociales para cuestionar el accionar de los dirigentes de los partidos, particularmente hacia la figura de César Gaviria, presidente del Partido Liberal, dado que habría amenazado a los miembros del espacio para que no acompañen la reforma sanitaria.

“Hay como esta sensación de que Petro se está atrincherando, pero la lectura de este atrincheramiento depende mucho de quien la haga. Hay algunos que creen que tenemos un dictador y que vamos al castrochavismo. Creo que hay que esperar porque no se ha roto constitucionalmente ninguna vía, y tiene la amenaza de recurrir a la calle pero la calle en este momento está muy disputada porque la favorabilidad de Petro se ha perdido”, analizó en diálogo con El Destape, el profesor titular del Departamento de Ciencia Política de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, Andrés Dávila.

La ruptura de Petro con la coalición parecía algo inevitable. Si se buscó esa alianza en pos de la gobernabilidad y ante el temor que generaba en los sectores más conservadores la llegada del primer presidente de izquierda y no se obtuvo, parece más difícil que se garantice si lo miran desde la vereda de enfrente. Habrá que ver a cuántos de los miembros de esos espacios logra seducir de espalda a sus dirigentes.

Aún hay muchas preguntas sin respuesta, pero hay algo en lo que coinciden los analistas: el mandatario no la tendrá fácil y, por lo tanto, el futuro de su programa se torna más incierto.