En medio de relaciones que parecen cada vez más tensas en Sudamérica y América Latina, los mandatarios de Brasil y Colombia decidieron apostar por la cooperación y pujar por la integración regional. Así lo manifestaron en el Foro Empresarial binacional Gustavo Petro y Luiz Inácio Lula da Silva, que se llevó a cabo esta tarde en Bogotá ante más de 300 empresarios de diversos sectores y al cabo de una jornada en la que firmaron diversos convenios. La jornada cerrará con ambos en la Feria del Libro local.
El presidente brasileño llegó en la noche del martes de visita con una gran comitiva entre funcionarixs, legisladorxs y empresarixs de diversos sectores, para encontrarse con su par colombiano. Ambos, en este momento, representan la punta de lanza de la izquierda regional y siguen de cerca las elecciones que deben llevarse adelante en Venezuela, el conflicto diplomático desatado entre Ecuador y México y tienen en manos una apuesta: la integración regional.
Petro, por ser el anfitrión, fue el primero en tomar el micrófono en el acto que realizó en el Hotel Grand Hyyat de la capital del país ante empresarios y ejecutivos de sectores que van desde los alimentos hasta la maquinaria, el transporte, la salud, los medicamentos y las TICs. Fiel a las iniciativas que lleva adelante, el presidente colombiano hizo énfasis en la crisis climática, en la descarbonización de la economía, planes a los que llamó a Brasil a ser parte, como también al resto de los países amazónicos.
“Aquí es un escenario de actuación común, Brasil y Colombia, invitando a los demás países amazónicos tenemos una responsabilidad ante la humanidad fundamental, tenemos que salvar la selva amazónica y eso implica todo tipo de articulaciones, sociales, políticas, económicas, militares”, dijo Petro, que reconoció que en la actualidad “existen dificultades para la integración latinoamericana por problemas políticos”.
En esa línea, consideró que tanto Colombia como Brasil deben ubicarse a la vanguardia “para jalonar” al conjunto de América Latina, que comience con un paso: la alianza estratégica entre los dos países. Para ello, señaló que, ante la situación de la crisis climática que afecta en este momento a su país con una fuerte sequía, la economía “es la que tiene en sus manos la solución de una posible extinción de la vida en el planeta”. Su propuesta, entonces, hecha ante el público fue avanzar desde Petrobras y Ecopetrol en un proyecto común de hidrógeno verde “para pasar a ser vanguardia de las energías limpias”.
“Podríamos ser campeones mundiales de la energía limpia, que es fundamental en la descarbonización de la economía que es fundamental para vivir”, sostuvo. A continuación, Lula separó su discurso en dos partes: el formal que tenía ya escrito, que constó en un racconto de los instrumentos de cooperación bilateral suscriptos durante la jornada, como primer punto, y en el énfasis de que Colombia se encuentra entre las tres economías más importantes de América del Sur. “Juntos Brasil y Colombia sumamos 255 millones de consumidores. La vocación de unir el Caribe, el pacífico y la Amazonía hace de Colombia un socio indispensable. Ambos estamos bien posicionados para afrontar el imperativo de la transición ecológica y la reindustrialización de nuestras economías”, dijo el exdirigente metalúrgico que hace 20 años se convirtió en el primer presidente de izquierda de su país, al igual que Petro, en 2022.
Sin embargo, lo más fuerte vino después. “Mi visita representa la renovación de una alianza fundamental para el futuro de América del Sur, Colombia y Brasil trabajan para que los sectores público y privado vayan de la mano, para que nuestras economías crezcan y mejoren la vida de las personas. Nuestros emprendedores están plenamente comprometidos con un futuro que garantizará un futuro más sostenible para todos”, dijo.
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“Tenemos la responsabilidad de definir qué Sudamérica tenemos, qué país queremos ser y qué política de integración queremos. Somos un continente colonizado”, señaló Lula y siguió con una lectura histórica sobre las relaciones en la región, en la que, dijo, se percibió a Brasil como un “imperio” y en las que su propio país le “dio la espalda a la región” para concluir en que “después de 500 años de existencia seguimos siendo pobres”.
El mandatario brasileño, además, recordó los “el momento más provechoso de integración en Sudamérica”, entre 2002 y 2005, cuando había “divergencias”, pero se tenía en claro que “juntos” se lograría “tener industrias competitivas, más crecimiento económico, políticas de distribución de ingresos, más inversiones en las universidades y más empleo”. A tono con Petro, Lula dijo que llegó al país para “plantear un reto”: “Necesitamos construir una alianza estratégica”. En ese contexto, instó a los empresarios brasileños a considerar al país anfitrión como una buena oportunidad para crecer en negocios e instó a sus funcionarios a buscar “las trabas” que impiden que el flujo comercial crezca.
“Lo que nos hace crecer es la posición activa y altiva para hacernos respetar en el mundo político y de los negocios”, dijo Lula sobre el desafío que se enfrenta desde el Sur Global, en cita a su asesor especial en política exterior y excanciller Celso Amorim.
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Más allá de todo, también, dio una serie de lineamientos que se necesitan para afianzar y consolidar el reto que ambos propusieron: estabilidad jurídica, estabilidad fiscal, estabilidad económica y estabilidad social. Hizo una suerte de autocrítica al considerar que “no es posible que un país como Brasil no tenga condiciones de crear un banco de Sudamérica para fomentar el desarrollo. “No es posible que tengamos que estar pidiéndole al FMI, tenemos que crear algo nuestro, que piense como nosotros y conozca nuestros problemas”, insistió, dijo que su país está dispuesto a firmar convenios con Ecopetrol y, por último, tras instar una vez más a los empresarios presentes a apostar en Colombia, Lula ligó sus declaraciones al ámbito regional: “Sólo falta que creamos en nosotros”, cerró luego de considerar que “nunca” la región ha estado “tan separada como ahora”.