El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, llegó a Shanghái para cumplir una visita oficial de dos días en China, donde ya tiene prácticamente cerrados 20 acuerdos económicos, comerciales y de inversiones con su par chino, Xi Jinping. En el viaje, que estaba previsto para marzo pero fue cancelado debido a una neumonía leve que sufrió el brasileño, el mandatario busca reinsertar a su país en la dinámica de la agenda global con una propuesta que impulsa para lograr el cese del conflicto armado en Ucrania. Para ello busca crear un un club de paz integrado por países no involucrados.
El avión presidencial brasileño aterrizó a las 22.30 hora local (11.30 de Argentina-Brasil) y Lula fue recibido por el viceministro de Relaciones Exteriores, Xie Feng, en el aeropuerto de Shanghai, que estaba acompañado por una comitiva que también integró la ex presidenta y flamante presidenta del Nuevo Banco de Desarrollo (NDB), Dilma Rousseff, ahora a cargo de gestionar el banco de fomento de los BRIC (Brasil, Rusia, India China y Sudáfrica) convertido en una alternativa de las naciones en desarrollo a estructuras como el Banco Mundial.
En la gira más ambiciosa de su tercer mandato, Lula aprovechó la pausa obligada por el virus y envió a un equipo para avanzar en las negociaciones pertinentes que los más de 20 acuerdos previstos en materia de inversiones, transferencia tecnológica, innovación, sostenibilidad, energías renovables, comercialización de créditos de biodiversidad, asociaciones para apoyar el desarrollo de startups brasileñas en China, transferencia de conocimiento e investigación científica en la fabricación de acero con bajo contenido de carbono, por mencionar sólo algunos de los puntos que comenzarán a trabajarse a partir de ahora de manera conjunta. Para sellar las negociaciones llegó con una enorme comitiva cargada con unos ocho ministros, parlamentarios, centenares de empresarios y representantes de organizaciones sindicales.
El punto clave con la economía que desde 2009 cumple con el rol de principal socio comercial del gigante sudamericano, es la alianza para integrar al país a la llamada nueva ruta de la seda -que conecta corredores económicos para integrar y desarrollar economías locales y regionales de países estratégicos a través de inversiones en infraestructura que realiza el gigante asiático-. También, los son los acuerdos con las instituciones bancarias chinas para que ambas economías se desliguen de la dependencia del dólar como moneda de intercambio en sus relaciones comerciales.
En cuanto a la agenda del mandatario, comenzará este el jueves con ceremonia de asunción al frente del NDB de Rousseff, en un acto en la sede del banco, sobre todo porque para Brasil haber colocado a la exmandataria en esa posición es una demostración de un nuevo nivel en su política externa y la influencia dentro de los Brics. Por la tarde, Lula visitará el centro de investigación de la gigante de las telecomunicaciones Huawei, la líder mundial en la tecnología de internet de quinta y sexta generación, 5G y 6G. Los servicios de la empresa fueron vetados por Estados Unidos, pero está instalada en Brasil desde 2001 como una de las principales proveedoras de servicios de internet corporativa.
En Shanghái, Lula tendrá una audiencia y una cena con el secretariado general del Partido Comunista Chino. Para el viernes, la visita al Palacio del Pueblo en Beijing es el plato fuerte, con un encuentro con los jefes del Parlamento chino y el primer ministro, Li Qiang, para luego mantener una reunión de trabajo ampliada con los ministros y secretarios de estado con el presidente Xi Jinping.
Este es el cuarto viaje oficial de Lula, que lleva adelante bajo la premisa "Brasil está devuelta" en el mundo, un lema con el que hizo campaña y que intenta materializar en cada visita, como lo hizo hasta ahora con Argentina, Uruguay y Estados Unidos.
Con información de Télam