El primer año de gobierno de Gabriel Boric estuvo marcado por el rechazo al referéndum constitucional. Tras el estallido social, prevaleció la idea de que las demandas exigidas por la sociedad sólo podían llevarse adelante si se daba muerte a la carta magna pinochetista. Su continuidad supuso un límite a la administración del mandatario, quien esta misma semana recibió un duro revés en el Congreso cuando le rechazaron una reforma tributaria clave de su gestión. Ahora, buscará una revancha con un nuevo proceso constituyente, que no logra encantar.
Educación gratuita, salud universal, no más AFP o jubilaciones privadas, eran algunas de las consignas o demandas principales que se repetían constantemente en el estallido social, que comenzó en el 2019. La pandemia supuso un freno a las fuertes movilizaciones y la llegada de Boric a la presidencia el pasado 11 de marzo -un ex dirigente estudiantil, joven y surgido al calor de las protestas- generó expectativas. A tal punto, que llegó al poder en una segunda vuelta con la mayor cantidad de votos que haya recibido un presidente en la historia chilena.
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La idea estaba instalada. Para avanzar en las reformas estructurales había que terminar con la Constitución impuesta por el dictador Augusto Pinochet. Pasar de un Estado subsidiario a uno de bienestar, con una mayor participación del sector público en las áreas más relevantes para la sociedad. El referéndum para aprobar la carta magna, que el propio Boric llamó a votar por el Apruebo, fue un contundente rechazo del 62%. Lo cual generó un gran desafío para la administración: gobernar sin el aval constitucional para hacer cambios profundos en el país.
Tras el rechazo
“Esperamos que el segundo año de Boric pueda ser un año que, a partir de la experiencia, le permita al Gobierno instalar una agenda clara que conecte con las urgencias sociales de toda la ciudadanía. Esto está muy complicado hoy día, entre otras cosas, por la capacidad de obstrucción que tiene la derecha política y económica a cambios importantes”, explicó a El Destape, el alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp, sobre las dificultades que tuvo la administración del Frente Amplio para avanzar sus iniciativas.
El alcalde recordó lo que pasó esta misma semana en el Congreso, cuando partidos de derecha como la Unión Demócrata Independiente (UDI), abiertamente pinochetista, rechazaron la reforma tributaria que era clave para la administración de Boric, con la que buscaba mejoras en las pensiones, en la sanidad, entre otras áreas. “Se rechazó la idea siquiera de discutir la reforma tributaria, es incomprensible. Esto va a postergar un año la discusión de una reforma que es fundamental para poder distribuir mejor los ingresos y para poder financiar programas sociales”, agregó Sharp.
Atado de pies y manos por la derrota constitucional más la fuerte oposición de derecha, Boric a lo largo del primer año buscó avanzar por otros carriles para dar respuesta a las demandas más urgentes. Modificaciones en el sistema de salud en la ampliación de la gratuidad para algunos de los beneficiarios, más asistencia social, entre otras políticas públicas; sin embargo, la desaprobación es de más del 60%. Parte del electorado, le cuestionó acercarse demasiado a la dirigencia política tradicional de la cual Boric también había sido crítico y algunos sectores se alejaron por medidas como la continuidad de la presencia militar en la Araucanía, región que se suele asociar al “conflicto mapuche”.
“Creo que en un principio al gobierno de Boric le costó mucho tomar la agenda del país y la comunicación. Tuvo que hacer cambios ministeriales y cambiar a ministros como Giorgio Jackson porque nunca pudo generar los vínculos importantes con el Parlamento y por lo tanto los proyectos, las reformas y las votaciones se caen y eso es muy importante”, afirmó a El Destape, Daniela Campos Letelier, miembro de la Red de Politólogas y docente de la Universidad Andrés Bello (UNAB) de Santiago de Chile, quien contó que un nuevo cambio de gabinete parecía inminente. Y no se equivocó.
Un día antes del primer aniversario del Gobierno, Boric realizó su segundo gran cambio de gabinete: renovó las carteras de Relaciones Exteriores, Culturas, Deporte, Ciencia y Obras Públicas.
Para la especialista al comienzo de la gestión se notó la inexperiencia de una dirigencia que nunca había gobernado y que generó que el Presidente removiera a parte de sus funcionarios de mayor confianza y sumara más la presencia de dirigentes que habían sido parte de la ex concertación, partidos de centro izquierda. La docente universitaria consideró que el primer año fue de aprendizaje, tal cual lo planteó el mandatario, y destacó la rápida respuesta social y económica del Presidente tras los incendios en la zona centro sur, donde hubo más de 20 muertes, lo cual generó un aumento de su popularidad en las últimas semanas.
La economía chilena no estuvo exenta de los vaivenes económicos internacionales. La inflación del país, una de las más bajas de la región, llegó a los dos dígitos, lo que le valió varias críticas. Pero esta semana, Boric recibió la buena noticia de que el Índice de Precios registró una caída del -0,1% y que además logró controlar el precio del dólar, entre otros ítems, considerados logros económicos.
Un nuevo proceso constitucional
“Tenemos como país un desafío que es avanzar hacia una Constitución nacida en democracia, la constitución actual es un factor de división que fue impuesta por la fuerza en dictadura y pese a las sucesivas reformas no está a la altura de lo que demanda la ciudadanía”, explicó a El Destape, el presidente del Senado, Álvaro Elizalde, quien es la segunda autoridad del país, y que el pasado lunes recibió a la comisión experta para dar inicio al nuevo proceso constitucional.
Elizalde se mostró optimista con respecto al nuevo proceso que surgió de un acuerdo político en diciembre pasado, y que estará conformado por tres organismos paritarios, una comisión experta, un consejo técnico y uno constitucional, conformado por 50 integrantes que serán electos en votación el próximo 7 de mayo. “Es muy importante que este nuevo proceso permita tener una constitución con un alta estándar democrático que consagre un Estado social y democrático de derecho, y que entregue herramientas para que el sistema político de respuestas oportunas a las demandas ciudadanas”, agregó.
Boric también se mostró entusiasmado con el nuevo proceso, pero esto no sucedió en otros sectores que cuestionan que va a ser una carta magna escrita por políticos. “Es un proceso a la medida de los partidos, que está plagado de mecanismos que lo que van a hacer es restringir al máximo la libre y soberana expresión popular”, aseguró Sharp, quien cuestionó los quórums que se requieren para modificar el texto, además de considerar que no tendrá participación ciudadana de independientes y que está “profundamente desconectado con las necesidades que hoy tiene la ciudadanía”.
En una línea similar, Campos Letelier marcó la diferencia con la convención previa: “La anterior era totalmente ciudadana y no tenía parlamentarios. En cambio ahora el consejo va a votar por una propuesta hecha, que va a venir de una comisión de expertos y técnicos. No es lo mismo que la hayan escrito ciudadanos comunes y corrientes que tienen los problemas de un chileno común. Esta vez es mucho más elitista la conformación de este consejo constitucional”. Una paradoja es que uno de los argumentos para rechazarla, más allá de que posiblemente hayan sido varios factores, fue el rol de ciudadanos que no tenían experiencia.
Política exterior
Con la vecina Argentina, hubo en general una buena relación, aunque no exenta de momentos de tensión. Por ejemplo, cuando se filtraron los audios de la canciller, Antonio Urrejola, en los que criticaba al embajador argentino, Rafael Bielsa. Por unas horas, se especuló con la posibilidad de la renuncia de la ministra de Relaciones Exteriores, que además se encontraba en ese momento en Buenos Aires en la cumbre de la CELAC. Sin embargo, rápidamente se disipó el malestar debido al buen vínculo que mantienen Boric y el presidente Alberto Fernández.
Un mes y medio después, Urrejola finalmente fue desplazada en el Gobierno en el segundo gran cambio de gabinete de Boric y reemplazada por un ex funcionario de la Cancillería durante la era Bachelet.
Otro de los temas que suele generar rispideces entre ambos países tiene que ver con la plataforma continental antártica. También en ese tema, a diferencia de momentos de más tensión con el Gobierno de Sebastián Piñera, Boric remarcó que se iba a “resolver todo de manera diplomática” y, en más de una oportunidad, tanto el líder argentino como el chileno han mostrado que mantienen un estrecho vínculo.
A nivel regional, Boric también mantiene muy buen vínculo con los gobiernos de Brasil, Colombia, Bolivia o México. Aunque suele diferenciarse de la mirada que tiene sobre Venezuela, Cuba o Nicaragua, a quienes ha tratado de dictador como el caso de Daniel Ortega o ha hablado de violación de derechos humanos en territorio venezolano, diferenciándose bastante del resto de los mandatarios de izquierda o progresistas.
Pero, sin dudas, el futuro de su gestión se definirá por cómo resuelva la agenda interna. “Cuando el país comienza a mostrar señales de recuperación, hay un sector que intenta que las cosas no cambien. No es al Gobierno a quien golpean, sino a millones de chilenos y chilenas que llevan esperando durante años por un país más justo”, afirmó el mandatario al conocer el rechazo del Congreso a la reforma tributaria. No fue fácil el primer año para Boric. La seguridad, la inmigración informal, más las demandas del estallido, siguen en la agenda. Buscar seducir al electorado con un nuevo proceso constitucional que no logra enamorar puede ser una opción pero nada parece indicar que sea un camino fácil.