El papa Francisco se mostró hoy "apenado" por el rol de los cristianos en los internados que funcionaron en Canadá para occidentalizar a niños indígenas a lo largo de casi todo el siglo XX y renovó una vez más su pedido de "perdón" a los nativos en nombre de la Iglesia.
En su último discurso en Canadá, desde la norteña Iqaluit, el Papa reconoció "la indignación y la vergüenza" que le provoca el rol de algunos miembros de la Iglesia en el funcionamiento de las 139 escuelas residenciales que instauró el Gobierno del país norteamericano desde 1883 hasta 1996.
"También hoy, también aquí, quisiera decirles que estoy muy apenado y quiero pedir perdón por el mal que cometieron no pocos católicos que en esas escuelas contribuyeron a políticas de asimilación cultural y desvinculación", planteó el Papa.
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"¡Cuánto mal al romper los vínculos entre padres e hijos, al herir los afectos más queridos, al lastimar y escandalizar a los pequeños!", añadió, en referencia a la política de las también denominadas escuelas residenciales en las que los jóvenes nativos eran internados sin el consentimiento de sus padres.
Antes del encuentro con jóvenes y ancianos, el Papa se reunió con sobrevivientes de los internados en la escuela Nakasuk, en el centro de la ciudad de 7.740 habitantes, una de las más chicas visitadas por un pontífice.
En su noveno discurso en Canadá, Francisco lamentó la situación de la actualidad con "un mundo que parece que cae cada vez más bajo en medio de escándalos, guerras, engaños, injusticias, destrucción del ambiente, indiferencia hacia los más débiles, decepciones por parte de los que tendrían que dar el ejemplo".
Con información de Télam