Relación Brasil-Argentina: Milei busca pelea y Lula decide no responder

En menos de diez días el mandatario argentino ofendió dos veces a su par brasileño. Además, decidió dejar de lado la cumbre de presidentes del Mercosur para ir a un encuentro conservador con Bolsonaro.

02 de julio, 2024 | 20.59

“No vamos a hacer comentarios sobre ese tema”, fue la respuesta a El Destape por parte de comunicación de la presidencia de Brasil la semana pasada, luego de que Javier Milei ofendiera -una vez más- a su par Luíz Inácio Lula da Silva. La situación se repitió este martes, luego de que el mandatario ultraderechista volviera a cruzar la línea y aprovechara un posteo sobre Bolivia para volver a llamar a Lula de “corrupto”. La postura del Planalto fue, otra vez, el silencio. El impasse y el regreso de los cruces con el mayor socio comercial regional a días de la Cumbre de Mercosur, que Milei reemplazó por un encuentro conservador con el clan bolsonarista.

Milei volvió a la carga con los insultos al cabo de algunos meses de contención y luego de haber intentado algunos acercamientos con Lula, en un vínculo entre Argentina y Brasil que está atravesado por la fuerte relación que el presidente argentino mantiene con Jair Bolsonaro, enemigo político del ex líder metalúrgico y en un accionar en el que camina sobre la cornisa del entrometimiento en los asuntos internos de otros países (como sucedió con España, por ejemplo).

En el caso del gigante sudamericano, la gestión argentina hizo un intento de recomposición. En estos seis meses, Milei mandó dos cartas a través de la canciller, Diana Mondino: para invitar a Lula a la toma de posesión, en diciembre; y en abril. Aquel contenido no se difundió y Lula evitó responder con la excusa de que la misiva no había llegado a sus manos, según dijo en una conferencia de prensa.

El único momento en el que ambos estuvieron en el mismo espacio fue durante la Cumbre del G-7, en Bari, Italia. Los diarios locales contaron que apenas si se cruzaron.

Hasta ahora, la única respuesta llegó con una condición, la semana pasada: "No hablé con el presidente de Argentina porque creo que tiene que pedir disculpas a Brasil y a mí. Dijo muchas tonterías. Sólo quiero que se disculpe. Argentina es un país que me gusta mucho, es un país muy importante para Brasil, Brasil es muy importante para Argentina, y no es un presidente de la república el que va a crear una grieta entre Brasil y Argentina. El pueblo argentino y el brasileño son más grandes que los presidentes", sostuvo Lula en entrevista con el portal UOL.

La postura brasileña

El accionar que predomina hasta el momento desde la diplomacia brasileña es la cautela. “Milei está siendo Milei, está jugando para su electorado”, dijeron ante El Destape fuentes allegadas a la presidencia del país vecino.

De alguna manera, lo que entienden, es que son declaraciones “rimbombantes” que buscan “generar tracción en las redes sociales”, algo similar a la forma de actuar que ya tuvo el argentino en territorio español y le valió el rompimiento de las relaciones diplomáticas. “Es un estilo típico de la extrema derecha mundial. Lidiar con las emociones más primarias de las personas -miedo, indignación, rabia- así conseguir atraer cada vez un caudal más grande de seguidores u odiadores”, marcaron ante este medio.

“Lo mejor es no contribuir” a esa dinámica.  Ese es el análisis que hicieron ante este medio e, incluso, compartieron asesores del presidente brasileño al portal G1. Aunque, marcaron la posibilidad de que exista algún reclamo a nivel diplomático.

Los insultos de Milei

Para contar los agravios de Milei a líderes y presidentes alrededor del mundo no alcanzan ya los dedos de las manos. Con Lula los cruces comenzaron en plena disputa electoral brasileña, en octubre de 2022, pero cuando no se sabía que el ultraderechista aspiraría al máximo cargo ejecutivo: “Cuando dicen que es un Lula moderado no entienden lo que está pasando. Su discurso es violentamente socialista y lamento mucho por el pueblo brasileño haber caído nuevamente en el socialismo del siglo XXI”, dijo entonces.

Durante la campaña de 2023, lo tildó de “gran corrupto”, una declaración que repitió ante periodistas como el peruano Jaime Baili y el estadounidense Tucker Carlson.  

Y, más recientemente, la semana pasada en sus propias redes sociales: “¿Cuáles son los problemas? ¿Que le dije corrupto? ¿Acaso no fue preso por corrupto? ¿Que le dije comunista? ¿Acaso no lo es? ¿Desde cuándo hay que pedir perdón por decir la verdad?”, escribió y fue defendido más tarde por el vocero de la presidencia, Manuel Adorni: “No cometió nada de lo que tenga que arrepentirse”, dijo.

Una piedra más en el camino

En las relaciones brasileño-argentinas apareció una piedra más en el camino: la llegada de cientos de bolsonaristas, entre marzo y abril, acusados o condenados por el intento de golpe de Estado a la entonces recién asumida gestión del Partido de los Trabajadores.

Son personas que se encontraban en prisión domiciliaria, bajo vigilancia, pero rompieron las tobilleras y huyeron. Tras llegar al país -aparentemente, después de cruzar la frontera de manera ilegal-, se organizaron y comenzaron a hacer los trámites para solicitar refugio bajo la figura de perseguidos políticos. El mismo día en que la gestión brasileña salvaba a la argentina del desabastecimiento de GNC, Eduardo Bolsonaro, diputado nacional e hijo del expresidente brasileño denunció en el Congreso argentino “persecución” y “censura”.

Lo que se sabe hasta ahora, es que la embajada de Brasil solicitó conocer el paradero de unas 143 personas. De ellas, la Argentina confirmó el paradero de unas 60, como se contó en esta nota. Sin embargo, quienes hayan comenzado la solicitud de refugio estarán a resguardo sin que se pueda ejecutar un eventual pedido de extradición, por lo menos por tres meses, hasta que la Comisión Nacional responsable de ese trámite resuelva la situación.

Mientras tanto, la política brasileña se ocupó de colocar por primera vez en cien años de historia a Valdecy Urquiza, al frente de la organización.

Milei viajará a Brasil para encontrarse con el clan Bolsonaro

La Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC) se llevará a cabo en el balneario Camboriú, en el litoral de Santa Catarina. Según describió el portal UOL, se trata de la versión brasileña de la Conservative Political Action Conference estadounidense, que se lleva a cabo anualmente desde 1973.

El acto se realizará, además, a sólo tres meses de las elecciones municipales que se llevarán a cabo en todo el territorio brasileño. El escenario se avizora como determinante para marcar el camino del legado de Bolsonaro, que fue declarado inelegible por el Tribunal Supremo Electoral tras acusarlo por intentar incidir en el resultado de las elecciones de 2022. También, será clave para el fortalecimiento o no de la gestión lulista.

La organización está a cargo del Instituto Conservador Liberal, presidido por el ya mencionado Eduardo Bolsonaro, y entre los invitados, también estarán otros conservadores de la región. Entre ellos, el líder del Partido Republicano de Chile, José Antonio Kast; y el cantor antiderechos mexicano Eduardo Verástegui.

La agenda del Mercosur

Mientras tanto, el bloque económico sudamericano se encontrará en Asunción, Paraguay, entre el 4 y el 8 de julio. Entre los temas de la agenda, según difundieron medios paraguayos, están un entendimiento comercial con los Emiratos Árabes Unidos, otro con Singapur y el ya históricamente demorado con la Unión Europea. La navegabilidad por la Hidrovía Paraguay-Paraná y las normativas arancelarias, serán otros de los puntos que la presidencia pro témpore del Paraguay decidió llevar a la mesa.

También, estarán a la vista la competitividad del Mercosur y la necesidad de una mayor integración regional, así como una interacción digital. Y está pendiente la resolución del inicio de acuerdo comercial que Uruguay comenzó con China.