El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, autorizó la importación de 100 mil toneladas de arroz debido a las graves inundaciones que arrasaron con gran parte del estado de Río Grande del Sur, el principal productor del cereal que es parte fundamental de la dieta básica de la población brasileña. Según los datos difundidos, se esperaba contar para esta ocasión con 10,7 millones de toneladas de arroz, un 7% más de lo que se recolectó en 2023. Sin embargo, la catástrofe social y climática puso en riesgo incluso la parte cosechada por las dificultades que aún existen para el funcionamiento de los molinos como de los caminos y accesos a los campos.
En Río Grande del Sur casi todos los municipios quedaron bajo el agua. Allí, más de dos tercios de la producción ya habían sido cosechadas, pero quedaban más de un millón y medio de toneladas. Según contó una agricultura del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), que llevan adelante una producción agroecológica, esperaban que la cosecha fuera de unas 10 mil toneladas de arroz. "El 50% del grano fue cosechado. Está en los almacenes, en los molinos. El problema es que con esta catástrofe la falta de energía impide que se realice la ventilación necesaria y corremos el riesgo de perder este porcentaje y lo que hay almacenado porque el arroz se está volviendo amarillo. Hemos realizado un estudio de todas las pérdidas y ya ascienden a miles de millones de reales", explicó a RT Salete Carollo.
La medida provisoria permite que la Compañía Nacional de Abastecimiento (Conab) -empresa pública vinculada al Ministerio de Desarrollo Agrario y Agricultura Familiar- lleve adelante la compra en donde estarán como prioridad los socios del Mercosur de Brasil, entre ellos, Paraguay; así como también analizan la posibilidad de acudir a los mercados de Tailandia y Vietnam.
"Con lo que fue cosechado más la importación, tenemos una garantía de precios estables. No habrá incremento de producción, pero tampoco faltará el alimento", sostuvo en un reportaje a RT el secretario Nacional de Abastecimiento y Soberanía Alimentaria, Milton Formazieri. Además, aclaró que la decisión sobre a quién comprar la tomaron "considerando los precios y la oferta en medio de los plazos que el Gobierno debe atender".
Esta política, también, está orientada a la recomposición de las reservas públicas que están vacías de arroz, café, frijoles y trigo, desde 2022, por política de la anterior gestión a cargo de Jair Bolsonaro. Desde 1960, la Conab almacena la producción excedente para intervenir en la compra de productos cuando están por debajo del precio mínimo del mercado, pero eso no sucedió en el último año.
"Los desastres en Rio Grande del Sur comprometieron parte de la producción que vendría al mercado interno y el MP será una forma de nivelar la situación", afirmó el ministro de Desarrollo Agrario y Agricultura Familiar (MDA), Paulo Teixeira, según difundieron en un comunicado. En ese sentido, aclaró que la autorización establecida "evitará la especulación financiera y estabilizará el precio del producto en los mercados de todo el país" y que "las reglas establecidas determinan que la compra se realice mediante subastas públicas a precios de mercado".
Para ello, las reservas conseguidas serán destinadas a la venta a pequeños minoristas de las regiones metropolitanas y eliminarán la necesidad de subastas en bolsas de productos básicos o licitaciones públicas para las ventas directas durante 2024.
En el país en donde el arroz se vende en bolsas de 5 kilos en los supermercados, el Gobierno nacional se comprometió a que la bolsa no exceda los 20 reales (4 dólares). El valor que aspira a mantener el Gobierno es para no generar un impacto en la canasta básica, por lo que subsidiará con un promedio de 5 reales, ya que en la actualidad la bolsa de 5 kilos se vende por alrededor de 29 reales en los supermercados. El cereal en enero había llegado a alcanzar uno de sus picos históricos en 15 años, a 25 dólares los 50 kilos.