Tras las elecciones municipales en Brasil, Jair Bolsonaro volvió a la carga para recuperar sus derechos políticos. “Chances sólo tengo yo, el candidato soy yo”, dijo en una entrevista a la revista Veja, de cara la disputa electoral presidencial de 2026. Los movimientos que tiene previstos son, entre otros, una ley de amnistía que se cocina en el Congreso para quienes invadieron la sede de los Tres Poderes el 8 de enero que podría beneficiarlo; y hacer una presentación ante la Justicia y que sea, nuevamente, el Supremo Tribunal Electoral (STE) el que decida sobre su futuro político. Además, masificar un mensaje que hace tiempo pronuncia: “Es injusto, es una persecución”, aseguró.
El contexto
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En julio de 2023, el STE declaró a Bolsonaro inelegible por ocho años. La condena fue por “abuso de poder” y difusión de fake news en una reunión a la que convocó a embajadores y líderes extranjeros, unos meses antes de las elecciones de 2022. Fue, podría decirse, la antesala del intento de golpe de Estado del 8 de enero de 2023, apenas una semana después de que asumiera la gestión petista. Vale recordar, también, que nunca reconoció los resultados que dieron como ganador a Luiz Inácio Lula da Silva.
El expresidente, además, está investigado por ese intento de golpe y las pruebas en su contra son cada vez más: encontraron, por ejemplo, que fue él el que presentó el plan para el golpe ante ministros y altos mandos de las Fuerzas Armadas.
Más allá de eso, el exmandatario no dejó de lado la política. Todo lo contrario: fue un activo participante de las elecciones municipales que se celebraron el pasado 27 de octubre, en las que la extrema derecha se midió con la izquierda y cuyo resultado dejó lecturas hasta contradictorias dependiendo de los parámetros que se tomen. Por ejemplo: el Partido Liberal (al que está afiliado) ganó por mayoría en municipios con más de 200 mil habitantes, venció en San Pablo, pero hizo coqueteos con candidatos opositores y perdió en ciudades clave como Belo Horizonte o Goiânia. Un análisis que se difundió entre los medios brasileños entonces fue que esos comicios servirían para ubicar al sucesor de Bolsonaro en un escenario en el que también reconocen que el bolsonarismo ya lo trascendió y él no es la única figura que lo representa.
¿Qué quiere Bolsonaro?
En una entrevista dada a la revista Veja dejó en claro sus aspiraciones cuando le preguntaron a quién apoyaría en las elecciones de 2026. Tras reconocer varios aliados como al gobernador de San Pablo, Tarcísio de Freitas; el de Goiás, Ronaldo Caiado; y al de Minas Gerais, Romeu Zema, sostuvo: “Yo sólo hablo después de enterrado. Estoy vivo. Con todo respeto, chances sólo tengo yo, el resto no tiene un nombre nacional. El candidato soy yo”.
También sostuvo que su inelegibilidad “no tiene cabida”, que en con la reunión con embajadores y líderes internacionales “no ganó un voto con eso”. “Son injusticias, una persecución. Nosotros lo sabemos, preciso masificar eso entre la población”, señaló y analizó las posibilidades que tiene para deshacerse de la inelegibilidad. “Las alternativas son el parlamento, una acción en el STF, esperar el último momento para registrar la candidatura y que el TSE decida. No soy optimista, soy realista. Estoy preparado para cualquier cosa”, manifestó.
La amnistía en el Congreso
El proyecto de ley 2858/22 fue presentado por el diputado Major Vitor Hugo, del Partido Liberal de Bolsonaro, y prevé conceder una amnistía a todas aquellas personas que hayan cometido crímenes políticos y electorales después del 30 de octubre de 2022. Entre ellas, se incluye a quienes hayan participado de bloqueo de rutas y autopistas nacionales, a quienes aportaron donaciones, apoyo logístico, prestación de servicios o publicaciones en redes sociales.
Bolsonaro, investigado por incitar a la toma de los Tres Poderes, en ese caso, podría ser beneficiado indirectamente. Para ello, visitó a las autoridades parlamentarias y habló ante la prensa: “Mi caso está en segundo plano”, dijo tras pedir a la Corte que “tenga un poco de corazón”. El mensaje también fue para Lula, quien respondió que una amnistía se podría aplicar una vez que la Justicia hubiera finalizado su trabajo. “Ahí se puede hasta perdonar a personas que pasaron mucho tiempo presas. La amnistía es para eso”, sostuvo.
La iniciativa estaba por ser votada esta última semana, pero se encontró con un obstáculo: el Congreso se encuentra en plena elección de las nuevas autoridades para 2025. En el marco de esas negociaciones, el presidente de la Cámara de Diputados, decidió conformar una Comisión especial y demoró su tratamiento.
En caso de avanzar, para ser aprobado el proyecto necesita de mayorías simples en ambas cámaras. Una vez que tenga el visto bueno, quedará en manos de Lula la sanción para que se efectivice.
El profesor de la Universidad del Estado de Río de Janeiro, Davi Tangerino, en entrevista al podcast Café da Manhã, estimó que la retomada del debate en el Congreso es “incierto” y que la retomada sobre el debate será dictado por “los tiempos políticos”.
Por otro lado, también existen altas posibilidades de que, pese a ser aprobada, la ley sea llevada ante la Justicia para que sea el Supremo Tribunal el que decida sobre la constitucionalidad de la norma.
En un análisis hecho a MidiaNews por el profesor del departamento de Derecho de la Universidad Fluminense, Gustavo Sampaio, consideró que “la tendencia es que el Tribunal considere que existe un vacío legal en el origen del proyecto, que es el límite implícito que da la Constitución a la posibilidad de conceder amnistía a quienes invierten contra la propia democracia”. Para Álvaro Jorge, profesor de la Fundación Getulio Vargas de Río de Janeiro, la pregunta es la siguiente: “¿No estaría el Congreso despojando de competencia al Tribunal Electoral al poder revisar una determinada condena electoral de una persona?", afirma.
En definitiva, parece que el escenario durante el próximo año, como dijo Tangerino será un “baile” en el que se verá la fuerza que tiene (o no) cada uno de los poderes del Estado de Brasil.
MÁS INFO
Las novedades en los procesos contra Bolsonaro
El director de la Policía Federal, Andrei Rodrigues, marcó este viernes que la expectativa es concluir en este mes la investigación sobre la participación del expresidente y asesores en una reunión en la que se pautó el intento de golpe de Estado. Hasta ahora, las pesquisas indicaron que Bolsonaro habría presionado a ministro de Gobierno a que promoviesen y replicasen "desinformación y noticias falsas" sobre el sistema electoral brasileño.
Por otro lado, a mediados de octubre, la Procuraduría General de la República ligó al ex mandatario a los hechos del 8 de enero de 2023. Según publicó el portal UOL, el procurador general, Paulo Gonet, detalló esa conexión en un documento confidencial enviado al Supremo Tribunal Federal (STF) en junio de este año. El informe representa un hito en las investigaciones, al sugerir que las acciones de los acusados en el intento de golpe de Estado no fueron sólo actos aislados, sino más bien parte de una estrategia orquestada por los partidarios de Bolsonaro.