Todas las luces de la campaña para gobernar la ciudad de San Pablo apuntan a Pablo Marçal, ex-coach que es comparado con Javier Milei por haber llegado a la política desde el mundo privado, por su anticomunismo y su agresividad. Aun siendo un outsider ya está empatado en las encuestas con los candidatos del presidente Lula y del antecesor Jair Bolsonaro, y pica en punta para meterse a un balotaje.
La ciudad más poblada de Latinoamérica podría ser gobernada por una figura del posbolsonarismo, alguien que reivindica, pero también rivaliza con el exmandatario. Bolsonaro lo abrazó, pero a medida que crece, lo mira con desconfianza, aunque su electorado se inclina a elegir al joven de 37 años el 6 de octubre. La Justicia suspendió sus perfiles en redes sociales “por abuso de poder económico”, pero él creó una narrativa como víctima del “sistema”.
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Marçal prefiere decir que es director “visionario” (Chief Visionary Officer en inglés) porque, cuando lo llaman coach, los electores podrían recordar que hace dos años llevó a 32 personas a una expedición de montaña de la que tuvieron que rescatarlos y fue acusado de poner en peligro a todos. Tampoco le gusta recordar cuando hacía “mantenimiento informático”, porque fueron años en los que estuvo detenido por seleccionar correos electrónicos de potenciales víctimas de una banda que realizaba fraude bancario. Ahora, con un sello partidario minúsculo, el Partido Renovador de los Trabajadores Brasileros (PRTB) y sin experiencia en política, aspira a gobernar la ciudad más poblada y una de las más ricas de la región, donde las encuestas lo muestran competitivo.
Según la última encuesta de Datafolha, tres candidatos lideran la carrera: el apoyado por Lula, Guilherme Boulos, del Partido Socialismo y Libertad (PSOL) que tiene el 23% de las intenciones de voto -a principios de mes tenía el 22%-, y le siguen Marçal, que pasó del 14% al 21%; y el actual alcalde, el bolsonarista Ricardo Nunes del Movimiento Democrático Brasileño (MDB), que pasó del 23% al 19%. Como el margen de error de la encuesta “es de más o menos 3 puntos porcentuales, los tres están técnicamente empatados”, informó el instituto de encuestas. La encuestadora Quaest publicó esta semana datos similares.
El corrimiento de Bolsonaro, que está inhabilitado por la justicia electoral para disputar cargos públicos hasta 2030 por cuestionar desde la presidencia la fiabilidad del sistema de votación del país, no implicó, sin embargo, la muerte del bolsonarismo, que ya es un movimiento que lo excede. Marçal quiere ser un “hijo” político de ese espacio, pero sin estar bajo el ala de Bolsonaro, quien lleva al actual intendente Nunes para la municipal más grande de Brasil. Pero el exmandatario ultra se muestra oscilante; por un lado, necesita para su supervivencia a la derecha tradicional dominante en resortes claves como el Congreso y gobernaciones; por otro, sabe que su base electoral prefiere a un candidato como Marçal.
Así lo indica la encuesta de Datafolha; en el electorado paulista que votó por Bolsonaro en las presidenciales de 2022, Marçal lidera ahora con el 44% la intención de votos, y solo 14 puntos abajo se ubica Nunes, el apadrinado por el bolsonarismo con un 30%.
Pero algunos analistas brasileños como el investigador João Cezar de Castro Rocha, autor de libros como Guerra cultural y discursos de odio, prefiere comparar a Marçal con Javier Milei, porque ellos significan “la destrucción de cualquier posibilidad de la política”. Lo significativo además es el crecimiento exponencial del ex-coach, ya que a principios de agosto, estaba por debajo de Nunes (38% a 29%). “El barco de Nunes no aguanta el peso del motor de Bolsonaro”, ninguneó Marçal a su rival, y dijo que este no es “ideológicamente compatible” con el expresidente. El primero no quedó atrás y lo tildó de “débil mental”. En tanto, Eduardo, el tercero de la descendencia del expresidente, que se ha mostrado con Marçal, ahora dice que solo destaca su rol como coach, y le dedica números videos para criticar su arribismo a la derecha, además de decir que se echó para atrás en sus críticas contra el comunismo.
Por encima de ellos está Bolsonaro. En junio, cuando Marçal no era una amenaza, el exmilitar lo “premió” con la misma medalla que ofreció a Milei durante la celebración de la convención conservadora CPAC en Brasil de este año. Pero luego se mostró más ambiguo y parece tomar nota del ascenso del joven candidato, quien no solo es popular entre sus electores en general, sino particularmente en un núcleo sólido y movilizado de bolsonaristas; los evangélicos. Entre ellos, Marçal asciende al 30% de intención de votos, mientras que Nunes tiene 22%, aunque cabe mencionar que los líderes de esas iglesias no le guardan la misma simpatía, ya que Marçal asegura que “el cristianismo es estilo de vida”. El pastor Silas Malafaia, con quien Bolsonaro cerró su campaña de 2022, dijo que el aspirante a gobernar San Pablo no es bienvenido en el tradicional acto del expresidente del 7 de septiembre, día en que Brasil conmemora su independencia. Pero Bolsonaro patió el tablero y abrió la puerta para que Marçal lo acompañe.
Controlar la principal ciudad de Brasil es una carrera clave para la futura conducción de los sectores ultra, por eso la disputa respecto a lugar tendrá Marçal es clave para el bolsonarismo. El exmilitar parece apuntar a una victoria de Nunes y disciplinar al paulista de 37 años, pero para eso necesitará seducir a sus electores de este último para que migren hacia el primero. Mucho más en un escenario de balotaje, que las encuestas ya dan por descontado y sería el 27 de octubre.
La transferencia de votos entre Marçal y Nunes, en caso de que solo uno de ellos pase a una segunda vuelta contra Boulos, se ve como altamente probable. Pero para Bolsonaro no es indistinto, ya que una eventual victoria de Marçal podría implicar que el exmilitar vea escurrírsele un bastión fundamental, además del ascenso de una figura que busca hacerle sombra. En ese camino también serán importantes los posicionamientos de quienes están más abajo en las encuestas como el candidato de derecha y expresentador de TV José Luiz Datena (PSDB), a quien le dan entre 10 y 12% de intención de votos; la joven de izquierda Tabata Amaral (PSB), que tiene un 8%; Marina Helena (Novo), entre 3 y 4%; entre otros que apenas llegan al 2%. Los blancos, nulos, o que no votarán rondan entre el 7 y 8%.
Los más de 5500 municipios brasileños ya se encuentran en campaña de cara a las elecciones municipales del 6 de octubre. Cerca de 155 millones de electores van a elegir intendentes, y concejales. En caso de que ningún candidato obtenga más del 50% de los votos, en los municipios con más de 200.000 electores, la segunda vuelta está prevista para el 27 de octubre.
“Víctima del sistema”
Desde que la justicia electoral de Brasil suspendió la semana pasada sus perfiles en las redes sociales Instagram, YouTube, TikTok y X y su sitio web de la campaña, Marçal lanzó cuentas “testigo”, donde rápidamente logró millones de seguidores (3.7 por ejemplo en Instagram) y subió su foto con una cinta que le cubre la boca y tiene la inscripción “sistema”.
En medio de una campaña que tiene nuevas reglas para el manejo de los partidos en las redes sociales, el Tribunal Electoral consideró que hay indicios de abuso de poder económico y uso indebido de los medios de comunicación por parte de Marçal, ya que este habría pagado a usuarios para que hagan “cortes” de su contenido y los publicitaran en las redes. Es decir, que los usuarios financien su publicidad partidaria y no sea él quien tenga que rendir cuenta por aportes y publicidad. En opinión de los jueves, no hubo transparencia sobre el flujo de fondos utilizados para monetizar el material. Marçal siguió con su posición de perseguido por “el sistema” y asegura que no tiene miedo de ir preso por reabrir otras cuentas en redes y contradecir a la justicia.
Al ser parte de un partido político minúsculo, la distribución de la cuota de pantalla y radio que corresponde a Marçal también es escasa y por eso se ha valido de las redes sociales como principal herramienta de campaña. El candidato que se define “siervo del pueblo”, dejó correr propuestas como la de reducir el tráfico en la mega poblada ciudad -tiene 11.5 millones de habitantes- con la construcción de un “cinturón de teleféricos”, manifestó su posición en contra del aborto, y prometió extender el horario de los servicios públicos.
El candidato usa sus redes para atar y difundir noticias falsas, principalmente contra Boulos con quien le rinde rivalizar y ofrecerse como su antítesis. Además de señalarlo como comunista, montó una operación para señalarlo como consumidor de cocaína; tomó el caso de una persona con el mismo primer nombre (no el segundo) y apellido que el del candidato de izquierda apoyado por Lula que había sido condenado por tenencia de drogas.
La operación quedó en evidencia y fue incluso levantada por la prensa local y por el lider del PSOL en redes. De todos modos, estas campañas en las redes prometen seguir. Para el analista Castro Rocha, tanto Marçal como Javier Milei, “quieren participar del juego electoral partiendo del principio de que pueden no respetar todas las reglas. ¿Y por qué pueden hacerlo? Porque los crímenes que cometen están en la esfera digital y la justicia es analógica”.