El ex presidente de Brasil Jair Bolsonaro está cada vez más complicado. La última información recabada refuerza el papel y el grado de involucramiento del ex presidente en la elaboración de una minuta golpista, que culminó el 8 de enero de 2023, con la invasión a los Tres Poderes del Estado en Brasilia. Los ojos están puestos en las reuniones que se realizaron en el Palacio de la Alvorada -que sería como la Quinta de Olivos-, luego de las elecciones en 2022, cuando el gobierno actual ya había ganado en las urnas y el saliente se negaba a reconocer los resultados.
Por aquellos días de octubre, la tensión se sintió en el aire en Brasil. El 30 de octubre, Luiz Inácio Lula da Silva se impuso en las urnas por el 50,9 por ciento de los votos contra el 49,1 que cosechó Bolsonaro. Hubo festejos en el bunker petista y la Avenida Paulista se vistió de rojo. Pasaron las horas y Bolsonaro no salió a hablar ante los medios de comunicación, no hizo pronunciamiento alguno, sino hasta dos días después. Para ese momento, ya había protestas bolsonaristas en contra del resultado con cortes de rutas y avenidas en distintos puntos de la ciudad. Bolsonaro habló, pero no reconoció la derrota.
Luego de esa presencia, Bolsonaro se recluyó en el Palacio de la Alvorada. Ahora, según la investigación que lleva adelante la Policía Federal, hubo reuniones entre autoridades para el intento de Golpe de Estado en Brasil. Según informó G1, el informe final estará listo y será presentado a principios de noviembre ante el Supremo Tribunal Federal (STF), el máximo tribunal de justicia del país vecino.
Con este paso, se cerrará la investigación sobre las milicias digitales, que ya generó otros dos informes con acusaciones. Uno, sobre la falsificación de los certificados de vacunación contra el Covid-19 del expresidente y su familia; y, otro, sobre el desvío de joyas entregadas a Bolsonaro por el Gobierno de Arabia Saudita -que aparentemente fueron vendidas, tasadas en 3 y 5 millones de dólares-, que implica el delito de malversación de fondos públicos.
Esta última y tercera parte es la que más tiempo llevó, según señaló la prensa brasileña, porque fue necesario cruzar datos con otra pata más de la causa: la que busca ratificar el espionaje de más de 30 mil opositores, llevado adelante por la Agencia Brasileña de Inteligencia (ABIN).
Las dos primeras partes de la investigación de la milicia digital ya concluida por la Policía –joyas y vacunas– están bajo análisis por la Procuraduría General de la República (PGR) desde julio de este año. En el caso de los certificados de vacunación falsificadas, la Policía había presentado un primer informe en marzo, pero la PGR solicitó información adicional, la cual ya fue proporcionada. A partir del informe con las acusaciones, la PGR puede solicitar a la policía que tome medidas adicionales, cerrar la investigación o presentar una denuncia ante el Supremo Tribunal Federal (STF). Pero, según G1, la PGR aún no se pronunció sobre esta parte de la causa porque está a la espera de la parte final de la investigación, sobre el intento de golpe de Estado.