Estalló una crisis de sucesión en Bolivia: el partido oficialista expulsó al presidente Luis Arce y Evo Morales celebró

El “evismo” mueve sus fichas para correr al presidente de la carrera presidencial bajo el sello del mayor partido nacional. Por su parte, Arce insiste con un referéndum que le impediría volver al gobierno al ex líder cocalero. Claves para entender la encarnizada disputa del oficialismo que amenaza con arrastrar a toda la escena política del país vecino.

04 de septiembre, 2024 | 14.22

La campaña electoral en Bolivia de cara a los comicios de 2025 ya está en marcha y con una interna en el oficialismo que no deja de recrudecer. La facción Movimiento al Socialismo (MAS) afín al ex mandatario Evo Morales decidió “expulsar definitivamente” del partido al presidente, Luis Arce, junto a su vice, David Choquehuanca, y defendió la candidatura del dirigente cocalero para el año próximo. Este sector volvió a acusar a las dos máximas autoridades de Gobierno de traición y de “convertirse al neoliberalismo”. Si bien aún resta un paso en la justicia, implica quitarle el sello partidario a Arce, quien apunta a su reelección el año que viene. La herida expuesta del oficialismo, que tuvo uno de sus picos cuando una facción del Ejército instaló una tanqueta frente a la sede del Gobierno bajo la amenaza de dar un golpe en junio, y que derivó en acusaciones mutuas, parece lejos de cerrarse. 

“Por haber traicionado al pueblo boliviano y al Proceso de Cambio; por no hacer vida orgánica en el Instrumento; por haber traicionado a la Patria permitiendo el retorno de los brazos operativos norteamericanos como la CIA, DEA y USAID; por convertirse al neoliberalismo; por haber destruido la economía (...); por reprimir sañudamente al movimiento indígena originario campesino y convertir las sedes en puestos policiales”, justificaron en la resolución de la facción mayoritaria del MAS, liderada por Evo Morales. 

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La expulsión Arce y Choquehuanca fue una de las decisiones del encuentro ampliado nacional que realizaron el martes en la localidad de Villa Tunari, en la zona central del Trópico de Cochabamba, una de las principales áreas cocaleras del país y el bastión político del expresidente (2006-2019) que busca su reelección. La facción oficialista afín a Morales lo ratificó como presidente del partido y lo proclamó “candidato único” para las elecciones de 2025. Ahora resta que la justicia boliviana reconozca la validez del congreso en que se tomó esa decisión, algo que ya rechazó con anterioridad. 

“No creo que esta decisión sea un punto de quiebre real. Creo que ya hubo varios episodios de quiebre antes. Lamentablemente, lo preocupante es que con miras a continuar en el poder, el gobierno de Luis Arce trata de romper con diferentes dirigencias de organizaciones sociales y de esta manera quebrar por dentro el movimiento al socialismo. Sin embargo, al haberse alejado tanto del proyecto político de lo que era el MAS, no sé si verdaderamente afecta a sus fines políticos el hecho de no ser parte ya del movimiento”, dijo a El Destape la politóloga boliviana Patricia Guzmán

Morales acusó en reiteradas ocasiones al Ejecutivo de querer correrlo de vuelta a la Casa Grande del Pueblo, sede del Gobierno, y en el plenario nacional del martes dijo que a pesar de esos embates en su contra, había tratado de evitar esta expulsión en pos de un acercamiento entre las dos facciones. Sin embargo, el ex presidente agregó que la situación se puso “peor”. “El comportamiento de Lucho y David ya no es el de un militante” y, por eso, “se justifica la expulsión” de ambos del llamado “instrumento político”, expresó.

El mutuo juego para correr al candidato

En paralelo -y como el famoso meme de Spiderman, en el que dos figuras idénticas se señalan mutuamente- Arce ha intentado correr a Morales de la carrera presidencial con diferentes mecanismos. La noche del martes, sin nombrarlo, pareció hablar de su jefe político en los tiempos en que lideró el Ministerio de Economía, cuando posteó en la red social X: “Ante los que apuestan por el odio, la mentira, la violencia y la confrontación entre bolivianas y bolivianos buscando convulsionar el país por ambiciones electorales, nuestra respuesta siempre será más trabajo y gestión en favor del pueblo boliviano”. El tuit llegó después de la conclusión del plenario del MAS, del sector “evista”.

Además, esta semana, Arce informó que insistirá en realizar un referéndum que desde el “evismo” sostienen que es un artilugio más para impedir la vuelta de Morales. El presidente había enviado al Tribunal Supremo Electoral (TSE) las preguntas del referéndum, cuyo primer punto era consultar a los ciudadanos si están de acuerdo con modificar la Constitución para establecer que los presidentes y vicepresidentes solo pueden ser reelegidos una vez, aunque se trate de mandatos discontinuos. Actualmente, el artículo 168 de la carta magna, sancionada durante la primera presidencia de Morales, establece el periodo de mandato de Presidente y Vice “es de cinco años, y pueden ser reelectas o reelectos por una sola vez de manera continua”. Esto deja abierta la posibilidad de la reelección en mandatos discontinuos, como comentó El Destape días atrás. 

Pese a que la Justicia rechazó las preguntas de la consulta, el ministro de Justicia, Iván Lima, señaló en sus redes sociales que hasta el lunes el Gobierno no había sido notificado al respecto de esa decisión. Si bien el funcionario de Arce reconoció que los tiempos ya no eran los suficientes como para que el referéndum se realice junto con las elecciones judiciales del 1 de diciembre de este año, dijo que el presidente enviará nuevamente las preguntas para insistir con la consulta a la ciudadanía. La iniciativa si bien es consultiva, en caso de aprobarse, podría ser un argumento del Gobierno para impulsar el cambio constitucional para limitar los períodos presidenciales. Esto fue criticado no solo por Morales sino también por opositores y por expertos de distintas áreas porque consideran que la consulta es inconstitucional porque busca saltarse el control del Poder Legislativo, donde el presidente no tiene respaldo suficiente.

¿Podrán Morales y Arce ser candidatos?

Los partidos en Bolivia deben cumplir tres requisitos para poder competir en las elecciones: el primero es realizar una actualización del registro de militantes -el MAS es el partido más grande del país con más de 1 millón de militantes inscritos-; el segundo, actualizar sus estatutos conforme a la Ley de Organizaciones Políticas; y el tercero, renovar sus directivos a nivel nacional y departamental. Actualmente, hay una decena de partidos a nivel nacional, y cerca de la mitad de ellos aún no ha cumplido con todos los requisitos de cara a la elección general de 2025. 

En el caso del MAS, el sector “evista” eligió a Morales como su autoridad en un congreso que se realizó en la localidad de Lauca Ñ, en el Trópico de Cochabamba, en octubre de 2023. Arce y Choquehuanca no asistieron a ese encuentro al considerar que las organizaciones sociales, base del partido, no estaban debidamente representadas. 

En tanto, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) decidió en aquella ocasión no supervisar el evento porque no lo convocaron mediante un consenso entre todos sus sectores. Por eso, los asistentes lo convirtieron en un “ampliado nacional”. En concreto, TSE decidió “no reconocer el décimo Congreso Nacional del MAS, lo que implica que el MAS debe realizar un nuevo congreso para la elección de su directiva nacional y su tribunal de disciplina”, declaró a los medios el secretario de Cámara del TSE, Luis Fernando Arteaga, en octubre. Las dos facciones del partido no han logrado ponerse de acuerdo para llamar a ese encuentro hasta el momento y ahora, con la expulsión de Arce, se presume un camino imposible. 

“El MAS, que realizó un congreso presencial con 2500 delegados, se lo invalidan y lo han sancionado, pero hubo partidos que hicieron congresos por zoom y no les emiten una sanción. Lo mismo con los plazos para la presentación de requisitos, a otros se los amplían, pero al MAS lo sancionan”, dijo días atrás la ex presidenta del Senado en 2019, Adriana Salvatierra, en diálogo con El Destape. En tanto, para la politóloga Patricia Guzmán, estimó que dado que Arce “persigue objetivos políticos que son básicamente electorales, este podría aliarse o buscar alguna otra sigla” partidaria para la elección de 2025. “Es él quien se ha alejado del movimiento al socialismo con muchas acciones anteriores y creo que la de ayer es simplemente una formalidad. No considero que sus objetivos políticos vayan de la mano del MAS”, dijo Guzmán. 

Acompañamiento en las calles

El encuentro del martes entre los sectores “evistas” también llamó a una caminata el próximo 17 de septiembre que tendrá lugar desde la localidad de Caracollo, en la región andina de Oruro, hacia La Paz para exigir al Gobierno que atienda sus demandas, entre ellas, la validación del congreso del MAS realizado en 2023. Evo dijo que “llegó la hora de hacer respetar al pueblo” y anunció que la marcha llegará a La Paz el 23 de septiembre para hacer un “gran cabildo” o concentración.

Además, prometieron otras medidas de fuerza en caso de que el gobierno de Arce insista en su postura. “Si el Gobierno no responde (…) por demás se justifica un bloqueo nacional de caminos”, advirtió Morales. Estos se darían a partir de octubre hasta que el Ejecutivo reconozca “el congreso de Lauca Ñ”, pues “está en manos de ellos la habilitación” de la candidatura.

Represión de los “ponchos rojos”

La decisión del plenario nacional del MAS, además, llegó horas después de la represión policial del lunes contra grupos de campesinos conocidos como “ponchos rojos”, quienes buscaban recuperar la sede de la federación campesina Túpac Katari en la ciudad de La Paz. Esta, otro elemento de disputa, había sido tomada en julio por dirigentes afines al Gobierno, que desconocieron a su titular David Mamani, por manifestarse en contra de Arce. La represión de la protesta del lunes fue denunciada por el defensor del pueblo, Pedro Callisaya, quien habló de “uso indiscriminado de gases” lacrimógenos y de balines. 

La expulsión de los dos líderes nacionales del MAS es para Guzmán “un hecho en correspondencia a la represión que han sufrido en estos días las bases sociales”. Explicó que se trata de organizaciones que históricamente han sido parte del movimiento y que fueron “reprimidas fuertemente por la fuerza policial a cargo de Luis Arce”. “Se puede ver a través de este accionar y otros que el Gobierno se ha alejado bastante de la perspectiva y del proyecto político que en inicio tenía el MAS IPSP”, consideró.