El fin de la era Netanyahu duró poco en Israel. El cinco veces primer ministro Benjamin Netanyahu volverá a asumir el cargo este jueves y esta vez la coalición que lo acompaña está aún más corrida a la derecha: fuerzas de extrema derecha nacionalista y ultrarreligiosa, con posturas radicales sobre el conflicto con los palestinos y los derechos de la comunidad LGBTIQ+.
Por primera vez en mucho tiempo las alertas no solo la encendieron los palestinos o sus aliados internacionales. Desde adentro mismo de Israel, especialmente entre sectores de izquierda y moderados, se teme a algunas de las fuerzas que ingresarán con Netanyahu -o Bibi como lo conocen todos en Israel- al Gobierno.
La nueva coalición oficialista publicó este miércoles un acuerdo firmado por todos su partidos con el programa de Gobierno, en el que afirmó que la expansión de la colonización de los territorios palestinos de Cisjordania, algo ilegal según el derecho internacional, será una de sus prioridades. Además incluye un proyecto para cambiar las leyes de discriminación del país, que según uno de los partidos de la coalición, serviría para que dueños de comercio puedan negarse a prestar servicios a miembros de la comunidad LGBTIQ+.
"El pueblo judío tiene derecho exclusivo e incuestionable a todas las áreas en la Tierra de Israel", sentenció el acuerdo de coalición, en referencia también a todos los territorios reconocidos internacionalmente como parte del futuro Estado palestino y ocupadas militarmente por Israel desde hace más de medio siglo.
El texto agregó que el Gobierno promoverá y desarrollará asentamientos en partes de Israel reconocidas como tales por la comunidad internacional, pero también en los sectores de Cisjordania y de los Altos del Golán, la meseta siria, ocupados por Israel.
Israel capturó Cisjordania en 1967 y Jerusalén este en una guerra contra países árabes, y desde entonces no permite la aspiración de los palestinos de fundar un Estado independiente que incluya a Cisjordania, la Franja de Gaza y que tenga a Jerusalén este como capital.
Además, desde 1967, Israel ha construido allí decenas de asentamientos judíos que ahora albergan a unos 500.000 israelíes que viven junto a unos 2,5 millones de palestinos. La mayor parte de la comunidad internacional considera que los asentamientos israelíes en Cisjordania son ilegales y un obstáculo para la paz con los palestinos.
Estados Unidos ya ha advertido al Gobierno israelí entrante que no tome medidas que puedan socavar las esperanzas de establecer un Estado palestino independiente. Sin embargo, el documento, firmado por el partido Likud de Netanyahu, tres formaciones de ultraderecha -Sionismo Religioso, Fuerza Judía, y Noam- y otros dos partidos ultraortodoxos -Judaísmo Unificado de la Torá y Shass-, es muy claro en su intención de avanzar aún más.
Y no sorprende. Varios dirigentes clave de la coalición son colonos ultranacionalistas de Cisjordania y la coalición de Netanyahu ha sido descrita como la más derechista en la historia del país.
Por eso, este mes, el Gobierno palestino reclamó a la comunidad internacional presionar al Ejecutivo israelí entrante para que no aplique parte de sus compromisos políticos sobre el terreno para no dañar la llamada solución de los dos Estados.
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Otro tema que ha generado constantes fricciones y espasmos de violencia es el estatus de los sitios sagrados musulmanes y judíos ubicados dentro de la Ciudad Vieja de Jerusalén, la antigua ciudadela amurallada que contiene también sitios santos cristianos. El acuerdo de coalición promete que "el status quo en asuntos de religión y Estado se mantendrá, tal y como ha sido aceptado durante décadas en Israel, incluido en lo relativo a los lugares sagrados", informó la agencia de noticias Europa Press.
A pedido del Partido Shass, el programa de Gobierno incluye la duplicación de la paga para los estudiantes de seminario religioso casados y descuentos en subsidios de transporte público para estudiantes religiosos. El acuerdo tiene, también, un proyecto de ley para cambiar las leyes contra la discriminación del país y permitir que las empresas rechacen el servicio a las personas por motivos de "creencia religiosa".
Como si no era lo suficientemente claro, esta semana, el partido Fuerza Judía dijo que el proyecto serviría para denegar servicios a personas LGBTIQ+, lo que causó un repudio masivo en Israel. Si bien Netanyahu dijo que no permitirá que se apruebe la ley, el proyecto fue incluido en el acuerdo de coalición.
El Likud de Netanyahu, de 73 años, ganó las elecciones parlamentarias anticipadas del 1 de noviembre y recibió mandato de formar Gobierno del presidente Isaac Herzog el 13 de noviembre. Ya como primer ministro designado, Netanyahu tiene el camino abierto para volver al cargo casi dos años después de su derrota electoral y con causas de corrupción abiertas por sobornos, abuso de confianza y fraude, cargos que él niega.
Con información de Télam