A poco más de un día de la avanzada de los golpistas que responden al ex mandatario Jair Bolsonaro, el flamante gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva se comprometió a investigar hasta las últimas consecuencias los nexos entre esos grupos y la dirigencia política nacional e internacional. "No es posible que un movimiento pueda durar lo que duró frente a los cuarteles sin recibir financiamiento", denunció Lula con determinación la noche del lunes después de ofrecer al país y al mundo una foto de unidad histórica con con los 27 gobernadores, funcionarios y miembros de la Corte Suprema.
En diálogo con El Destape, la periodista y escritora brasileña, Michele Prado, quien se dedicó a estudiar en los últimos años el movimiento de extrema derecha que fue tomando forma a partir de la llegada a la presidencia de Bolsonaro, aseguró que una de las tareas será investigar el lazo entre los distintos movimientos de ultraderecha en todo el mundo y las particulares formas de comunicación que se dan en plataformas virtuales. "El movimiento de la "Nueva Derecha Brasileña", que dio origen al bolsonarismo, estuvo muy influenciado por las corrientes de la extrema derecha transnacional, especialmente las estadounidenses", opinó la autora de los libros "Tormenta ideológica" y "Píldora roja: radicalización y extremismo".
-¿Cuál es la primera lectura que hacés sobre lo que ocurrió el domingo en Brasilia?
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-Hace algunos años, ya habían aparecido señales de que podría suceder algo como lo que finalmente vimos este domingo en Brasilia. En uno de mis libros, "Tormenta ideológica y Bolsonarismo: el populismo de extrema derecha y liberal en Brasil", advertí que debido a la radicalización en curso, los episodios de extremismo violento motivados por la extrema derecha y el terrorismo al interior de ese grupo tendrían lugar. También advertí sobre la posibilidad de una invasión como fue la del Capitolio de Estados Unidos, al estilo de una insurrección. El movimiento de la "Nueva Derecha Brasileña", que dio origen al bolsonarismo, estuvo muy influenciado por las corrientes de la extrema derecha transnacional, especialmente las estadounidenses. Son años de un proceso masivo de radicalización online por parte de influencers digitales de extrema derecha y que en los últimos cuatro años ha recibido aún más legitimidad a través del propio ex presidente Jair Bolsonaro, así como de sus hijos. Bolsonaro y los influencers digitales difunden sistemáticamente diversas teorías conspirativas que rigen el imaginario transnacional de extrema derecha (Marxismo Cultural, Nuevo Orden Mundial, QAnon, etc.). El propio Donald Trump fue una inspiración inequívoca para el bolsonarismo y gran parte de la derecha brasileña en general. El resultado, por tanto, estaba previsto. Desafortunadamente, no tomamos la amenaza del extremismo tan en serio como deberíamos.
-¿En qué situación está el gobierno de Lula luego de este episodio a tan solo una semana de asumir?
-El gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva fue elegido democráticamente en elecciones apoyadas por todas las instituciones y observadores internacionales. Hizo falta una amplia convergencia de sectores tanto de izquierda, centroizquierda, centroderecha y hasta de derecha para que le ganara a la extrema derecha en las urnas. La transición no se llevó a cabo como lo prevé la Constitución, pues el ex presidente Jair Bolsonaro no cumplió con sus deberes como jefe del Ejecutivo y dejó el cargo días antes de la inauguración y no estuvo en el traspaso de la banda presidencial. Un espectáculo grotesco de desprecio por la propia democracia brasileña. Hay muchos desafíos por delante, hay un número significativo de políticos de extrema derecha en el congreso y en el senado federal que fueron elegidos y/o reelegidos en las últimas elecciones. Por eso Lula enfrentará mucha oposición y una oposición que no es democrática y utiliza métodos que no son republicanos.
-¿Cómo se pueden desactivar las avanzadas golpistas?
-Será necesario un enfoque multisectorial para prevenir la radicalización y la lucha contra el extremismo y que reúna tanto a la sociedad civil como a las instituciones, la prensa, el mundo académico, los políticos democráticos, los líderes de las comunidades religiosas y deportivas, y las plataformas digitales, tanto de la gran tecnología como de la tecnología alternativa. Es un trabajo a largo plazo. Hay millones de personas que se han vuelto insensibles, que están radicalizadas y atrapadas en un sistemas de creencias extremistas y conspirativos. Rechazarlos o tratarlos con desdén y escarnio alejará aún más a estas personas del campo democrático, y habrá un refuerzo ilusorio de esas creencias. La unidad debe ser el foco principal, para que podamos crear contranarrativas efectivas y acercar a estas personas al campo democrático.
-¿Qué apoyos le quedan hoy a Bolsonaro?
Tiene un grupo parlamentario recién elegido que le es leal. También existen muchos medios alternativos con un número importante de influencers. Además, algunos vehículos de prensa tradicionales también se han convertido en centros de extremismo de derecha, como Rádio Jovem Pan y el periódico Gazeta do Povo. El tamaño de la infiltración de creencias extremas en las Fuerzas Armadas, aunque aún no se menciona lo suficiente, es muy relevante. Esto le suma aun más gravedad a la situación.
-¿Qué lectura hacés de los servicios de seguridad e inteligencia de Lula que no pudieron prever el ataque?
-La incompetencia e irresponsabilidad del gobernador del Distrito Federal, Ibaneis Rocha, fue absolutamente inaceptable. Ni siquiera hubo un esquema de seguridad efectivo tras la salida de los extremistas de los campamentos frente al cuartel, e incluso la permanencia de estos manifestantes extremistas durante dos meses en la zona militar ya delataba la complacencia de las fuerzas de seguridad y militares con el extremismo de derecha. El gobierno de Lula acaba de empezar y no hay forma de cargarle toda la responsabilidad. El ministro de Justicia, Flávio Dino, ha sido muy competente y duro en el combate al extremismo.