La Organización de los Estados Americanos (OEA) condenó de forma unánime los actos de "carácter fascista" en Brasil perpetrados el domingo por seguidores del expresidente Jair Bolsonaro. "Condenamos de la manera más clara y enérgica esta movilización de carácter fascista y golpista que ha amenazado los tres poderes del Estado en Brasil" y que "no constituye un hecho aislado", afirmó el secretario general de la OEA, Luis Almagro, durante la sesión extraordinaria del Consejo Permanente. Por su parte, el embajador brasileño ante el organismo catalogó el pasado 8 de enero como un día "triste" para su país y Surinam propuso que la organización siga monitoreando la situación poselectoral.
"El domingo 8 de enero fue un día desconcierto y tristeza para mi país" dijo el embajador brasileño ante la OEA, Otávio Brandelli, al iniciar su discurso. "Particularmente -indicó- para quienes siempre defendieron un estado democrátido de derecho". El embajador, catalogó lo sucedido como "un desrespeto a los valores democráticos universales" y dijo que no serán tolerados por el Estado brasileño".
"Brasil tiene un compromiso firme con la democracia y el estado de derecho y rechaza cualquier forma de extremismo antidemocrático y de violencia política", afirmó por su parte en el encuentro convocado de manera urgente para analizar lo sucedido cuando se cumplía una semana de la toma de posesión de Luiz Inácio Lula da Silva. Ese día, entre cuatro y cinco mil simpatizantes del ex presidente brasileño Bolsonaro irrumpieron en las sedes del Congreso, de la presidencia y de la Corte Suprema, donde cometieron actos vandálicos.
Los responsables de estas acciones violentas "serán identificados y tratados con el rigor de la ley, dentro del debido proceso legal", añadió el embajador. El Estado y sus instituciones democráticas "darán respuestas a la altura de la gravedad de los crímenes cometidos", aseguró Brandelli, quien insistió en que el país celebró elecciones "libres y democráticas" que merecieron elogios de la comunidad internacional.
"La investidura del presidente izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva fue una celebración de la democracia", dijo y aclaró que el pasado 1 de enero, cuando Lula asumió su cargo como mandatario por tercera vez, más de 60 delegaciones internacionales estuvieron presentes, lo que para el diplomático representó un "reconocimiento de la solidez de las instituciones democráticas brasileñas". A continuación, una declaración encomiada por los numerosos países que acto seguido hicieron uso de la palabra para expresar su solidaridad con Brasil.
El embajador hondureño ante la organización, Carlos Roberto Quesada, advirtió que "algo que sucede hoy en Brasil no sabemos dónde se va a replicar" porque "esto ya se está convirtiendo en una mala costumbre", y llamó a los presidentes de América Latina a trasladarse a Brasil "si fuera necesario para defender la democracia". Surinam propuso que la OEA siga monitoreando la situación poselectoral y algunos países como Colombia y Argentina llamaron a la organización a innovar y hacer una reflexión interna "si quiere seguir vigente".
Con información de Télam