Romenio Pereira, secretario de RRII del PT: “Renace la democracia con las fuerzas progresistas de América Latina”

Militante de la generación fundadora del Partido de los Trabajadores brasileño que llevó a Lula al poder en 2002, Pereira pasó por la Argentina como parte del armado con el que buscan repetir la épica en octubre. La estrategia de coalición para derrotar a la extrema derecha en la región.

26 de marzo, 2022 | 00.05

“La marcha (por la memoria, verdad y justicia) fue la cosa más fantástica en la que participé fuera de mi país. Histórica. Ver a miles de personas saliendo a las calles en defensa de la democracia. Un pueblo que perdió a 30 mil personas. Me emocionó mucho”, reflexiona Romenio Pereira, secretario de Relaciones Internacionales del Partido de los Trabajadores (PT), luego de una extenuante jornada que incluyó tres horas de marcha desde la sede de la ex ESMA junto a la columna que encabezó La Cámpora.

En apenas 48 horas de estadía, este militante y cuadro de la fuerza que llevó a Luiz Inácio Lula da Silva al poder por primera vez en 2002 mantuvo múltiples reuniones con referentes de la política local, desde el diputado Máximo Kirchner y el gobernador bonaerense Axel Kicillof hasta intendentes y representantes del sindicalismo y los movimientos sociales. Su visita forma parte del armado que diseñan en la Argentina para apuntalar el regreso del ex presidente brasileño al Planalto en octubre, a veinte años de la épica que inauguró una etapa para Latinoamérica. No obstante, Pereira le confiesa a El Destape que venir en esta fecha particular no fue casual sino un deseo de largo tiempo de participar de los actos en torno al 24 de marzo.

Este proyecto lo hacemos colectivamente. Sostené a El Destape con un click acá. Sigamos haciendo historia.

SUSCRIBITE A EL DESTAPE

— ¿Cómo vive Brasil su memoria con respecto a la dictadura que sufrieron, contemporánea a la de Argentina?

— En Brasil, la dictadura es también un capítulo muy triste de nuestra historia porque fue un momento muy duro. Perdimos mucha gente que defendía sus posiciones políticas, la libertad, que defendía a los trabajadores. Cualquier gobierno represor en cualquier parte del mundo solo puede traer un dolor inmenso para su pueblo.

— El PT es hijo de la militancia sindical de esos años por el retorno de la democracia en Brasil…

— Absolutamente. Yo empecé a militar en esa época, a los 16 años: primero en la Iglesia católica y luego por los movimientos culturales y sindicales hasta la fundación del Partido de los Trabajadores. Éramos muchos los jóvenes que arrancamos en esos tiempos desoladores que nos tocó vivir, no solo en Brasil sino en Argentina, en Chile, y en toda Latinoamérica. Por eso hay que repetir que “Nunca más” vuelva a ocurrir.

— ¿Cómo se explica que tantos años después no solo persistan los discursos negacionistas sino que, incluso, hayan llegado a la presidencia en Brasil?

— Con la democratización de Brasil luego de ese período oscuro, el Partido de Trabajadores compitió en ocho elecciones (presidenciales): en cuatro ganamos y en otras cuatro terminamos segundos. Pero tras la reelección de 2014, Brasil ingresó en una etapa muy agresiva contra el PT, la presidenta Dilma y el presidente Lula, hasta detenerlo. Una parte del electorado quería derrotar al PT y sectores del centro político terminaron ayudando a la última victoria del actual Presidente de la República, sumiendo al país en uno de los momentos más tristes de su historia.

— ¿Cuál es el legado que deja Jair Bolsonaro de este mandato?

— Brasil contabiliza hoy más de 12 millones de desempleados y 40 millones subempleados. La educación atraviesa una situación difícil. Estamos llegando a las 650 mil víctimas por la Covid-19. No obstante, hoy las encuestas dan al presidente Lula con una intención de voto de 43 puntos contra 28 de Bolsonaro y no se descarta un triunfo en primera vuelta. Vamos a recuperar la democracia y los derechos en Brasil.

— El directorio del PT aprobó esta semana la construcción de alianzas con ex adversarios. ¿De qué forma sintetizaría la amplia coalición que piensan en torno a Lula con un amplio abanico que va de la izquierda a la centro derecha?

— Se trata de una federación con el Partido Verde y el Partido Comunista de Brasil. Ya tenemos el apoyo del Partido Socialista Brasileño y a eso se suma otro frente con el PSOL y partidos de centro como Solidariedade que ya manifestaron su apoyo al presidente Lula. Ahora queremos explorar otras alianzas con partidos del campo democrático y popular y partidos que probablemente no lancen candidatos propios al Planalto y estén de acuerdo en dialogar con el Presidente Lula para la primera vuelta.

— ¿Todos los caminos conducen al ex gobernador paulista Geraldo Alckmin como compañero de fórmula aunque aún no se haya hecho oficial?

— El camino natural conduce a la chapa del presidente Lula con el ex gobernador paulista Geraldo Alckmin. De las 8 elecciones disputadas, dos las perdimos con el PSDB y cuatro se las ganamos. Y Alckmin es un político que, al igual que el presidente Lula y el PT, representa un camino de futuro para Brasil, en particular el más pobre.

— ¿Por qué no alcanza solo con Lula para ganar la elección?

— Lula aún no se lanzó como precandidato. Probablemente lo haga en mayo. Pero si las elecciones tuvieran lugar hoy, las encuestas afirman que podría ganarlas. Pero además de la Presidencia, lo que está en disputa es la totalidad de las 513 bancas de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado. Y lo que nosotros pretendemos es consolidar un frente con partidos del campo democrático y popular que reúna unas 150 a 170 bancas y pueda dialogar con los sectores del centro para la redemocratización del país.

— ¿Se trata entonces de una alianza pensada para garantizar la gobernabilidad y estabilidad desde el Congreso?

— Lo que nosotros buscamos es la construcción de un programa de gobierno, una propuesta de país, elaborado entre muchas manos, dentro y fuera del PT, que será presentado a la sociedad para conocer sus críticas. En Brasil, hay muchos partidos que tal vez no apoyarían al presidente Lula en un primer turno, pero sí se aproximarían naturalmente en el segundo, como el MDB, una de las fuerzas que mantiene una enorme presencia territorial en las alcaldías de Brasil. Ese partido ya lanzó a la senadora Simone Tebet como precandidata a la presidencia y, sin embargo, ya está apoyando a Lula en varios estados para el primer turno. Muchas de estas fuerzas que hoy no están con Lula pueden ayudarnos a gobernar.

— ¿Cómo conviven desde la izquierda con la idea de aliarse a estas fuerzas que ayudaron a derribar al gobierno del PT en el pasado?

— Cuando Lula gobernó, lo hizo para todos los partidos que tenían gobernadores en las 27 provincias de Brasil. Nunca hizo diferencias. Eso se debe a la capacidad de lectura que él tiene sobre el país: no hay dirigente que conozca tanto a nuestro país como el presidente Lula que lo recorrió en decenas de caravanas, visitando ciudades muy pequeñas. Naturalmente ya pasaron 8 años de su gobierno pero cuando llegue al poder lo hará sabiendo con profundidad las necesidades de Brasil.

— ¿Se hubiera candidateado Lula otra vez para la Presidencia de no estar Bolsonaro del otro lado con todo lo que representa para Brasil y la región?

— El presidente Lula da Silva era el candidato natural en 2018 pero (el ex juez) Sergio Moro se lo impidió. Nosotros lanzamos a Fernando Haddad a solo 25 días de la primera vuelta y creció de un 3% a un 29% su intención de voto y en algunos momentos las encuestas le daban la victoria. Perdimos algunos puntos en los últimos días a partir de una campaña de mentiras acerca de las políticas que defendemos. Desde ese momento, entendimos lo que significa el presidente Lula como la mayor figura de la oposición a la persona que hoy gobierna el país.

— ¿Con qué mensaje volverá Lula a hacer campaña?

— Es un momento de pacificación en nuestro país. Es natural que haya diferencias políticas, algunos que piensen a la derecha, al centro y a la izquierda, pero el mensaje no es dividir. El actual mandatario no tiene más del 30% de aprobación mientras que Lula lo duplica. Y todavía no empezó la campaña. Luego que lancemos su precandidatura en mayo, el presidente Lula va a empezar a recorrer Brasil, a dialogar con la gente, el movimiento sindical, los jóvenes, el movimiento de las mujeres, los negros y también con el empresariado, del campo y la ciudad. Hay mucha gente arrepentida de haber votado a Bolsonaro y los sondeos demuestran que el candidato que puede derrotarlo de una manera más contundente es Lula.

— ¿En qué lugar se para la región tras el giro político en Chile y con la posibilidad de que Gustavo Petro gane en Colombia y Lula en Brasil: es prematuro hablar de un nuevo cambio de dirección hacia el progresismo?

— Tenemos muchas esperanzas y no perdemos de eje que este proceso de victorias arrancó con Alberto (Fernández) y luego ganamos en Bolivia (con Luis Arce), en Perú (Pedro Castillo), en Honduras (Xiomara Castro) y en Chile. La democracia, la libertad y la defensa de los más pobres en América latina vuelven a ser las banderas en nuestra región en lo que representa un giro después de un proceso de extrema derecha que hasta lo vimos en EEUU, más allá de la política económica y armamentista de (Joe) Biden. Su victoria fue un cambio a lo que Trump representaba. También la victoria en Alemania, en Portugal y nos gustaría que Jean-Luc Melenchon ganara en Francia. El mundo está cada vez más pobre. Nuestras libertades han sido confrontadas y estamos perdiendo los derechos que nos tomó muchos años poder conquistar. Por eso, renace el espíritu de la democracia con las fuerzas progresistas de América latina y otras partes del mundo.

— En muchos de nuestros países, las derechas extremas ganaron votos entre el electorado popular, propio de las fuerzas progresistas. ¿Se equivocó el pueblo o falló el progresismo en no darles las respuestas que necesitaban?

— En mi país, cuando vemos las elecciones de 2014, el candidato derrotado no aceptó haber perdido la elección e inmediatamente desató un proceso de mucha agresividad en la política que derivó en el impeachment a la presidenta Dilma. Y luego sobrevino la ofensiva contra el presidente Lula. En todo ese tiempo, el electorado no vio ya esa luz en los partidos del centro y ni siquiera en candidaturas más progresistas. Cuatro años después, las clases populares están devolviendo a las fuerzas progresistas la oportunidad de gobernar y el presidente Lula asumirá un papel de liderazgo muy fuerte para reconstruir la esperanza de que otro mundo es posible. La extrema derecha salió de la oscuridad y ocupó un espacio por la vía electoral pero la estamos derrotando en Brasil y la seguiremos derrotando en todas partes del mundo.

Fotos gentileza de Igor Freitas