La relación histórica entre Brasil y Nicaragua terminó de quebrarse tras varios meses de tensión. Como primer paso, el gobierno de Daniel Ortega anunció la expulsión del representante diplomático brasileño, a lo que Brasil respondió de manera recíproca luego de que el canciller, Mauro Vieira, tuviera una reunión con el presidente, Luiz Inácio Lula da Silva. "Confirmamos la expulsión de la embajadora nicaraguense en nuestro país y la salida de nuestro embajador de Nicaragua", que partirá este mismo jueves de Managua, confirmaron fuentes diplomáticas brasileñas a El Destape.
Las relaciones entre ambos países estaban prácticamente congeladas desde hace un año, aproximadamente. En ese momento, Lula intentó interceder para pedir la liberación del obispo católico Rolando Álvarez, condenado a 26 años de prisión por negarse a abandonar el país con destino a Estados Unidos, cuando el Gobierno de Ortega excarceló y expatrió a 222 opositores. "El hecho concreto es que Daniel Ortega no contesta el teléfono y nunca más hablé con él", dijo Lula hace una semana y criticó a Ortega.
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"Quiero decir, el tipo que hizo una revolución como la que hizo Daniel Ortega. Una revolución. Yo participé en el primer aniversario de esa revolución. Fueron un grupo de niñas y niños armados con ametralladoras los que derrotaron a Somoza. Pero, ¿qué estás haciendo? ¿Para qué? ¿Tienes una revolución porque quieres poder o tienes una revolución porque quieres mejorar la vida de la gente de tu país?", preguntó el ex líder metalúrgico, histórico aliado del gobierno nicaraguense, durante una conferencia de prensa en Brasilia.
Ahora, la gota que rebalsó fue el faltazo por parte de la comitiva diplomática brasileña al 45 aniversario de la Revolución Sandinista, en un acto que se llevó a cabo el pasado 19 de julio. Según contó el diario paulista Folha, el ahora ex embajador Breno de Souza da Costa actuó en ese momento bajo la dirección de Itamaraty: "Ante el congelamiento de las relaciones, recibió instrucciones desde Brasilia de no asistir a ciertos eventos políticos del régimen", explicaron. También, dijeron que la advertencia del régimen de Ortega de que Costa debería abandonar el país se dio hace unas dos semanas. La Cancillería realizó gestiones con Nicaragua para aclarar la decisión y aguardó un pronunciamiento definitivo de Managua, que llegó este miércoles por la noche.
Aunque no hay una comunicación oficial por parte del Gobierno o de la Cancillería nicaraguense, las fuentes diplomáticas brasileñas dijeron a El Destape que De Souza da Costa abandonará hoy mismo el país centroamericano, pese a que según la información publicada por el portal de información centroamericana Divergentes sostenía que contaba con un plazo de 15 días para salir. En tanto, todavía no se sabe cuándo saldrá de Brasilia la representante diplomática nicaraguense, Fulvia Patricia Castro Matus.
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Sobre la situación del obispo por el que Lula quiso negociar, se sabe que fue liberado recién a principios de este año, con el compromiso de ir al Vaticano; en la práctica, una expulsión, a la que se venía negando desde hace más de un año.
En tanto, Folha también señaló que el mandatario brasileño había informado a sus aliados de su frustración por la inflexibilidad de Ortega, como al cardenal Pietro Parolin, principal emisario del Papa, durante una visita a Brasilia en abril de este año.
En junio de 2023, por ejemplo, Brasil firmó una resolución de la OEA (Organización de Estados Americanos) pidiendo democracia en Nicaragua. En otro episodio, también en 2023, Lula pronunció un discurso en Brasilia en el Foro de São Paulo: "Un aliado no es el que siempre está agradando y apaciguando. Muchas veces el verdadero amigo es el que te dice que estás equivocado", dijo, en una suerte de mensaje implícito para Nicaragua.
La relación en el segundo mandato de Lula (2007-2010) había sido completamente diferente. En ese momento, Lula buscó fortalecer las relaciones con la Nicaragua de Ortega. El petista realizó un viaje oficial al país centroamericano, el primero de un dirigente brasileño en más de cien años de relación. En 2010 recibió a Ortega en Brasilia, cuando lo llamó amigo y compañero durante un almuerzo en el Palacio de Itamaraty.