El Mercosur, la UE y las intenciones de Milei para flexibilizar el bloque

Argentina insistirá en la propuesta para permitir que los países firmen TLC bilaterales. Los aliados, las tensiones y los obstáculos de un lado y de otro.

06 de diciembre, 2024 | 00.05

La cita de los Jefes de Estado del Mercosur se dará en un escenario inédito: será la primera vez con la presencia de Javier Milei; y, al mismo tiempo, se avizora el anuncio -catalogado de histórico- del Acuerdo con la Unión Europea, negociado por más de 20 años. Aunque en la primera jornada de la Cumbre, Argentina pareciera haber bajado el tono a la amenaza de rompimiento, se espera que el mandatario lleve a la mesa la propuesta de flexibilizar el bloque para firmar TLC en soledad, algo prohibido en el Tratado de Asunción. 

El encuentro comenzará temprano en la mañana: las delegaciones llegarán cerca de las 8 y el primer paso será una reunión entre delegaciones del Mercosur y la Unión Europea. Allí, se espera la participación de la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von Der Leyen, que llegó el jueves por la tarde a la capital uruguaya. 

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Al cabo de una serie de fotos protocolares, se dará inicio a la Cumbre de Jefes de Estado, donde estarán: Luis Lacalle Pou, que ostenta la presidencia pro-témpore del bloque; junto con su sucesor, Yamandú Orsi (Uruguay); Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil), Santiago Peña (Paraguay) y Luis Arce (Bolivia), además de los representantes de los Estados asociados, que son Colombia, Ecuador, Chile, Perú, Surinam y Guyana.

Las intenciones de Milei  

La semana pasada la Casa Rosada dio a conocer que rompería el bloque en caso de que no se logre un acuerdo por mayor flexibilización para la firma de acuerdos en soledad, algo prohibido en la decisión 32 del Tratado de Asunción. Se trata de una iniciativa que ya se discutió más de una vez, con un final trunco.

Pasados los días y comenzada la Cumbre, el ministro de Economía, Luis Caputo, le bajó el tono a la amenaza expuesta -y catalogada como “extorsión” por analistas-: “Estamos muy bien, es bueno llegar a un acuerdo con la UE, pero también es bueno plantear que los países tenemos diferentes economías y necesidades y los acuerdos de bloque llevan mucho tiempo”, dijo en entrevista con LN+, tras la reunión de cancilleres, ministros de Economía y presidentes de los bancos centrales de cada país.

La intención del mandatario argentino va de la mano del pleno alineamiento de la política exterior con Estados Unidos, sobre todo, tras el triunfo del magnate republicano Donald Trump, que el 20 de enero asumirá su segunda presidencia. Eso incluye poder firmar un Tratado de Libre Comercio, según manifestó Milei. Por su parte, el canciller, Gerardo Whertein, se encargó de expandir la idea en una entrevista en entrevista con TN, en donde especificó que la administración está esperando la aprobación de la Americas Act -que se debate en el Congreso estadounidense-, que habilita la adhesión automática, sin negociación, del actual acuerdo con México y Canadá. 

La pregunta en este caso será con qué tono irá a sentarse a la mesa Milei con el resto de sus socios y cuál será la respuesta de ellos ante un mandatario que se asume “reacio al diálogo y al consenso”, como dijo durante la Cumbre ultraderechista en Buenos Aires. 

Dado que la correlación de fuerzas al interior del bloque cambió de la mano de líderes que buscan reforzar la alianza regional sobre la competencia individual, “la negociación y el pragmatismo deberán prevalecer” en este escenario, sostuvo ante El Destape el doctor en economía política internacional por la Universidad Federal de Río de Janeiro, Leonardo Granato. El analista, además, avizoró que se tornará “aún más difícil cualquier acuerdo relacionado a las propuestas de apertura radical del gobierno argentino”.

Los aliados

En el año que pasó, Milei sólo tuvo un aliado dentro del bloque: Luis Lacalle Pou, que también pujó por la desburocratización del Mercosur. Sin embargo, de su parte se ganó un reproche en el encuentro pasado, hace seis meses, por haber pegado el faltazo para ir a ver a su socio Jair Bolsonaro. Además, está de salida luego de que su partido haya perdido las elecciones ante el Frente Amplio de Orsi, que asumirá el próximo 1 de marzo.

Del lado de enfrente, estará sentado Lula. Los desencuentros entre él y Milei fueron contados en reiteradas ocasiones y, más allá de que nunca se reunieron, por el momento las alianzas económicas siguen vigentes, como fue demostrado durante el G20 con la firma de un memorándum para proveer de gas económico de Vaca Muerta a la industria paulista. 

Sumado a ello, él es quien pareciera tener el mayor poder de tracción en este escenario, que llegará a la reunión de esta mañana luego de haber mantenido bilaterales con Arce y Orsi. Son varias las características que suma el brasileño: el pragmatismo impuesto con Paraguay y la afinidad ideológica que cosecha con Bolivia. Vale sumar que son los dos socios más pequeños y que Bolivia es el miembro pleno más nuevo: alcanzó el estatus hace sólo seis meses, todavía está adecuando su normativa interna y atraviesa una fuerte crisis institucional interna.

Acuerdo con la Unión Europea: el anuncio y las trabas 

El mandatario brasileño fue quien reactivó el acuerdo del Mercosur con la Unión Europea durante su presidencia pro-témpore hace un año y medio, luego de que se estancara en 2019 por las normativas exigidas para los productores sudamericanos y el grado de sanciones para la industria brasileña. En esa gestión, no llegó a realizar el esperado anuncio, pero es evidente que las conversaciones avanzaron, lo que lleva a que -en caso de efectivizarse- el anuncio sea leído como un logro geopolítico brasileño. De hecho, fue durante la última semana en Brasilia en donde se juntaron las delegaciones negociadoras de ambos bloques hasta que de cinco puntos que estaban en disputa, sólo quedaron dos a solucionar en el más alto nivel, informó CNN Brasil.

La idea es crear un mercado común de 700 millones de personas con grandes beneficios arancelarios en un mercado que, en 2023, mantuvo un intercambio comercial de 110.000 millones de dólares. Del lado de la UE, permitiría exportar automóviles, maquinaria y productos farmacéuticos con mayor facilidad, mientras que para los sudamericanos permitiría vender carne, arroz, azúcar, miel y soja, entre otros productos con menos restricciones. 

Las resistencias 

Aún así, no todo es tan sencillo. Una vez cerrado, el acuerdo debe pasar por una revisión legal y una traducción oficial a todos los idiomas de la UE, recién en ese momento estará listo para la firma, para que luego pase al Consejo Europeo -que reúne a todos los gobiernos- para su deliberación. Allí, deberá ser aprobado por el 55% de los países, que representan el 65% de la población total del bloque.

Luego, cada uno de los 27 parlamentos de la UE debe aprobar el documento -especialmente los capítulos de cooperación política y ambiental-. Lo mismo para los socios del Mercosur.

Y hay más: de un lado y del otro existen voces disidentes. Por ejemplo, en Argentina, diputados del bloque de Unión por la Patria exigieron hace dos meses “detalles” de lo que implicará este acuerdo para el sector productivo argentino y cómo afectaría las preferencias arancelarias en la producción y en las exportaciones nacionales.

Del otro lado del Atlántico, el sector más reticente es el de los pequeños productores agrarios de Francia, que sumó a Polonia y recientemente a los agricultores de Bélgica. Por lo que su presidente, Emmanuel Macron, se vio obligado a tener una posición pública en contra de esta alianza a la que calificó de “inaceptable tal como está” por lo que se comprometió a “defender incansablemente” su soberanía agrícola. El temor mayor que expresan es que se desate una “competencia desleal” porque, a su entender, los productores sudamericanos operan con estándares medioambientales, sanitarios y laborales “menos estrictos”.

Esa letra, de todos modos, todavía no se conoce. La agencia de noticias AFP informó que las negociaciones en Brasilia implicaron “cambios en varios capítulos”, incluidos contratos gubernamentales -algo que afectaba a Brasil-, los servicios, la propiedad intelectual y, también, el medio ambiente.

Ahora bien, más allá de los aplausos y de los festejos, el anuncio de la firma del acuerdo es sólo un pequeño paso en un mar burocrático que deberá atravesar para poder llegar a implementarse. En caso de que Francia busque bloquear el acuerdo, el portal France 24, explicó que necesitan una minoría de al menos cuatro países que representen al 35% de la población de la UE. 

En ese punto, señalaron, la posición de Italia -en donde también hubo grandes manifestaciones agrícolas en contra- podría ser decisiva. Para el caso, el ministro de Agricultura italiano, Francesco Lollobrigida, se manifestó en contra y pidió "reglas de reciprocidad y protección” para los sectores estratégicos de su país.