Un juez conservador de Texas retiró la autorización a nivel nacional para comercializar la píldora abortiva mifepristona, aprobada hace más de 20 años y utilizada para más de la mitad de las interrupciones voluntarias de embarazo (IVE) que se realizaron en el país el último año en Estados Unidos.
El fallo no tendrá efecto inmediato, sin embargo, el Gobierno a cargo de Joe Biden ya anunció que apelará la decisión que llegó tan solo diez meses después de que la Corte Suprema revocara el histórico fallo Roe v. Wade, que protegía el acceso al aborto en todo el país. La Casa Blanca alertó que si este fallo se mantiene cada medicamento regulado será vulnerable a "ataques ideológicos y políticos".
El magistrado Matthew Kacsmaryk fue el que este viernes emitió la decisión que se supone debe aplicarse en todo el país, un paso más como parte de una serie de acciones que los sectores conservadores pretenden sostener en el "país de la libertad" contra el derecho a la salud sexual y (no) reproductiva.
La mifepristona es fundamental, dado que que combinada con el misoprostol, aumenta al 98% la eficacia en la interrupción de embarazos en el primer trimestre, reduce dolores y acelera el proceso. Ambas drogas fueron consideradas esenciales por la Organización Mundial de la Salud (OMS) desde 2005, por lo que con esta resolución el país estará ahora más lejos de cumplir con los estándares óptimos recomendado por la OMS para realizar una interrupción voluntaria del embarazo.
Tras conocerse el fallo, un juez federal de Washington dijo más tarde que la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA por sus siglas en inglés) debe mantener disponible la píldora abortiva en al menos 12 estados. Por lo tanto, la decisión quedará en manos de la Corte Suprema de Justicia, de clara mayoría conservadora, tras ser reformulada su composición por el expresidente Donald Trump.
El fallo del juez Kacsmaryk no tendrá vigencia inmediata porque le dio al Gobierno tiempo para apelar, algo que el Departamento de Justicia ya anunció que hará: "Mi administración peleará esta decisión", anticipó el presidente Joe Biden en un comunicado difundido por la Casa Blanca en el que alertó que si este fallo se mantiene, cada medicamento regulado será vulnerable a "esta clase de ataques ideológicos y políticos".
Antes, el fiscal general y secretario de Justicia, Merrick Garland, había manifestado en un comunicado que el Gobierno de Biden "está totalmente en desacuerdo con la decisión" del tribunal, y que el fallo "contraviene la opinión experta de la Federal de Alimentos y Medicamentos, dictada hace más de dos décadas, de que la mifepristona es segura y eficaz". Para la vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris, esta "decisión sin precedentes amenaza los derechos de las mujeres en el país a tomar decisiones sobre su salud y su capacidad a acceder a los medicamentos recetados por sus médicos". Ante la prensa, además, afirmó su compromiso para que las mujeres puedan decidir sobre su salud.
El fallo del juez texano responde a una demanda presentada en noviembre pasado por una coalición de médicos y organizaciones antiaborto. Kacsmaryk, nombrado por Trump y ratificado por el Senado en 2019, tomó en cuenta estudios sobre los riesgos atribuidos a esta píldora abortiva, que son considerados insignificantes por la mayoría de la comunidad científica. "Hay evidencia que indica que la FDA enfrentó una intensa presión política para renunciar a sus precauciones de seguridad con el fin de promover el objetivo político de ampliar el acceso al aborto", fundamentó Kacsmaryk, quien era abogado de una organización cristiana antes de ser nombrado por Trump.
La organización de planificación familiar Planned Parenthood lamentó la decisión "profundamente perjudicial". En tanto, aunque la Justicia decida finalmente suspender su uso, se espera que pasen varios meses antes de que se aplique, debido a los engorrosos procedimientos que realiza el organismo antes de retirar la autorización de un producto.
Opciones y usos de la mifepristona y del misoprostol en EEUU
En caso de que se confirme, las mujeres podrán recurrir a una segunda pastilla, el misoprostol, cuyo uso se combina hoy con mifepristona para mayor eficacia y menor dolor. La píldora abortiva es la opción más utilizada para interrumpir un embarazo. Según el Instituto Guttmacher, la píldora representó más de la mitad (53%) de los 930.160 abortos registrados en 2020 por esta organización que investiga políticas públicas y de salud reproductiva en EEUU.
En 2008 la cifra era de 17% y en 2017 del 39%, una cifra que si bien se creció en los últimos años, no alcanza el nivel de prevalencia que tiene en naciones europeas como Francia, donde en 2020 los abortos con píldora representaron el 70% del total.
Al menos 13 estados de EEUU prohibieron la mayoría de abortos, incluso los que requieren medicamentos, desde que la Corte Suprema revocó en junio ese derecho. Pesa a ello, varias organizaciones se han movilizado para suministrar píldoras abortivas a mujeres en estados donde el aborto está restringido.