El presidente ruso, Vladimir Putin, afirmó el jueves que la incursión ucraniana en Kursk tenía como objetivo frenar el avance ruso en el Dombás, pero que había fracasado, ya que Kiev simplemente había debilitado sus fuerzas en el resto del frente.
Fue el mayor ataque extranjero contra territorio soberano ruso desde la Segunda Guerra Mundial. El 6 de agosto, miles de soldados ucranianos irrumpieron en la frontera rusa ayudados por enjambres de drones, armamento pesado y artillería, algunos de ellos manufacturados en Occidente.
Putin, en su intervención en el Foro Económico Oriental de Vladivostok, afirmó que, al trasladar a Rusia unidades grandes y bien entrenadas, Ucrania se había debilitado a sí misma y había permitido a Rusia acelerar la ofensiva en el este de Ucrania.
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Putin afirmó que era el "deber sagrado" de Rusia expulsar a los invasores y que el ejército ruso estaba empezando a expulsar a los efectivos ucranianos de Kursk.
Afirmó que el avance ruso sobre la ciudad ucraniana oriental de Pokrovsk había sido un éxito.
Con información de Reuters