“Cuando la inspiración me llegue, que me encuentre trabajando”, decía el famoso pintor español Pablo Picasso, y tenía razón. Pero no siempre es tan fácil generar el ámbito propicio para que podamos concentrarnos con naturalidad y tener las mejores ideas.
Con el advenimiento de la modernidad y los nuevos formatos de trabajo remoto, muchas veces la organización del espacio de trabajo diario se transforma en una verdadera limitación para explorar nuestro máximo potencial. Tener un lugar donde podamos sentirnos cómodos y que sea funcional, es una de las claves de nuestro desarrollo profesional.
Muchas veces nuestra cabeza es un reflejo de los espacios en los que estamos inmersos y, si todo se encuentra en un desorden total, no podemos pretender que nuestras ideas sean claras y transparentes. Por eso es tan importante dedicarle tiempo y mucha atención a la disposición de nuestros elementos y espacios de trabajo.
Planificación: la base de la eficiencia laboral
Para obtener buenos resultados laborales es necesario que actuemos de manera ordenada y planificada. Qué vamos a hacer primero, por qué lo haremos y cuál es el objetivo de esa acción. Planificar nos permite ver más allá y concentrarnos en las cosas importantes que tenemos que encarar, sin desviarnos del objetivo.
En el caso del diseño de los espacios de trabajo, es exactamente lo mismo. Ya sea que tu actividad se desarrolle de manera remota, en la comodidad de tu casa, o tengas un escritorio propio en tu oficina, es indispensable que planifiques tu espacio laboral en base a la actividad que realizás.
Por supuesto, no va a ser lo mismo si tu profesión es contador o arquitecto, si requieres de muchos elementos además de la computadora o si simplemente la notebook es todo lo que necesitás. Y ahora la pregunta, ¿Por qué no es lo mismo? Porque al momento de diseñar el espacio lo que tenemos que tener en cuenta es cuáles son esas herramientas que debemos tener a mano para poder alcanzarlas fácilmente.
Orden y progreso: paso a paso para ordenar tu escritorio
Prestá mucha atención a lo siguiente, si te pasa que cada vez que te sentás en tu zona de trabajo, sin importar si es tu casa o tu oficina, te sentís con ansiedad, desconcentrado o sin capacidad para fijar prioridades, ¡Ojo! Puede ser que no seas vos, sino el espacio dónde estás intentando llevar adelante tus tareas.
Primero lo primero: fuera distracciones
Supongamos que te sentás a trabajar y todo tu escritorio está repleto de papeles que ya no necesitás, de post it con tareas que ya ejecutaste o peor, de paquetes de comida o simplemente cosas inútiles. Gran error. Por eso la primera gran lección que tenés que aprender es: deshacerte de aquello que no usás.
Pensá con tranquilidad si es algo que volverás a necesitar en el futuro cercano, para poder guardarlo tal vez en un cajón o tenerlo a mano, y si la respuesta es no: ¡al tacho! Te recomendamos que hagas este ejercicio con todos los elementos que tenés en tu zona de trabajo para empezar, poco a poco, a despejarla. Los resultados, te aseguramos, no tardarán en hacerse notar.
Volvamos a lo simple: menos es más
Veamos…empecemos por un ejercicio muy simple, si te preguntan qué necesitas sí o sí para trabajar, ¿cuál sería tu respuesta? Si la respuesta es una buena silla de oficina, un escritorio y una computadora, diste en el blanco. Es todo lo que precisás para poder desarrollar tu tarea con eficiencia y sin distracciones.
Por supuesto que estar cómodo es muy importante y por eso una buena silla de oficina es clave para mantenerte sentado largas horas y además contribuye a cuidar la salud de tu columna y en definitiva, de todo tu cuerpo. De más está decir que además de los tres elementos que mencionamos, hay que ir agregándole poco a poco, los demás objetos que todos tenemos, pero lo importante es concentrarnos en lo indispensable y evitar los excesos o esas cosas que no suman en absoluto y están ahí juntando literalmente polvo.
A guardar a guardar, cada cosa en su lugar
Te acordás de esta canción de jardín de infantes que a todos alguna vez nos cantaron durante nuestros primeros años. Bueno, este sencillo tip aplicalo hoy en tu espacio de trabajo. Es sumamente importante que todas, absolutamente todas las cosas, tengan un lugar específico donde las vas a dejar día tras día.
Si te estás preguntando por qué tan insistentes con este punto, la respuesta es muy fácil. Le ahorrás a tu cabeza el desgaste de buscar, cada vez que lo necesita, las mismas cosas. Ese marcador que usás para ir tachando tus tareas realizadas, ¡siempre al lapicero! Las carpetas con los proyectos impresos, al cajón (siempre al mismo). Y por supuesto si tenés un tablero con post it sobre el flujo de trabajo, y todavía no terminaste, hacelo y si la tarea ya fue hecha, a la basura esos incómodos papelitos que cuando te querés acordar, se apoderaron de todo.
Lo más importante: que tu lugar te inspire
Más allá de todas las recomendaciones que podamos darte desde acá hay una cuestión que es básica y que muchas veces todos nos olvidamos. El lugar en el que trabajamos tiene que inspirarnos, ser la base de nuestro progreso, porque sino nada funciona.
Parece algo muy sencillo decirlo, pero hacerlo no lo es tanto. Pero cuando lo logramos, cuando llegamos a tener nuestro espacio ordenado y acorde a las necesidades diarias de nuestro trabajo, tenemos el primer paso hacia el éxito allanado.
Lo que muchas veces no nos dicen, es que nuestra eficiencia laboral no depende exclusivamente de nuestra capacidad, sino también de nuestro entorno y cómo interactuamos con él. Por eso te invitamos a que veas cómo estás trabajando, dónde lo estás haciendo y que intentes poner en práctica los tips que fuimos dando para sacarle el máximo provecho a tu espacio personal. Ahora sí amigos ¡A trabajar por esos objetivos!