Un alto legislador estadounidense de visita en Taipéi dijo el lunes que Taiwán había ordenado que se pusieran por fin en marcha, y que los "intimidatorios" simulácros bélicos de China de la semana pasada subrayaban la necesidad de potenciar la capacidad de disuasión de la isla.
China reclama Taiwán, gobernado democráticamente, como territorio propio y nunca ha renunciado al uso de la fuerza para someter la isla a su control. El Gobierno de Taiwán rechaza las reivindicaciones de soberanía de Pekín.
Taiwán lleva dos años quejándose de los retrasos en las entregas de armamento estadounidense, como los misiles antiaéreos Stinger, que los fabricantes suministran a Ucrania para apoyar su defensa contra Rusia.
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Michael McCaul, presidente republicano de la Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes, que prometió la entrega de esas armas cuando visitó Taiwán el año pasado, afirmó que la "armada" militar china de la semana pasada había enviado un mensaje muy contundente a Estados Unidos.
"Estamos avanzando en esos sistemas de armamento. Me gustaría que fuera más rápido, pero están al caer", dijo McCaul a la prensa tras reunirse con Lai Ching-te, presidente de Taiwán.
Taiwán necesita disponer de armamento suficiente para demostrar al presidente chino, Xi Jinping, que el riesgo es mayor que la recompensa de invadir la isla, añadió.
"El presidente Lai y yo, como siempre, mantuvimos una conversación muy aleccionadora y a la vez muy directa sobre la amenaza a la que se enfrenta esta isla por parte de su vecino del norte, y es una amenaza real", afirmó McCaul. "Sin disuasión, el presidente Xi tiene ambiciones audaces y agresivas".
El año pasado, China impuso sanciones a McCaul tras su visita a Taiwán y su reunión con la entonces presidenta Tsai Ing-wen.
Con información de Reuters