Si bien el blockchain es ampliamente conocido por su uso en el sector financiero, especialmente con criptomonedas, también ofrece soluciones que pueden ayudar a abordar desafíos ambientales. Sin la necesidad de intermediarios, el blockchain es una tecnología de registro distribuido que permite transacciones transparentes y seguras.
Además de su aplicación en el sector financiero, el blockchain se está demostrando como una herramienta eficaz en diversas áreas, desde el monitoreo de cadenas de suministro hasta el financiamiento de proyectos ecológicos.
Según un informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el blockchain puede mejorar la eficiencia en sectores como el de la energía, promoviendo el uso de fuentes renovables y garantizando que las transacciones ambientales se realicen de manera transparente y verificable.
Un ejemplo práctico de esta aplicación está en la energía solar, donde los contratos inteligentes pueden utilizarse para gestionar la distribución y comercialización de energía entre consumidores y productores. En los Estados Unidos, el mercado de energía descentralizada está en crecimiento, con iniciativas basadas en blockchain que permiten la compra y venta de energía limpia entre vecinos.
Una de las principales aplicaciones del blockchain en la sostenibilidad es el rastreo de cadenas de suministro. Al registrar cada etapa de la producción y distribución de bienes en un sistema descentralizado e inmutable, las empresas pueden asegurar que sus prácticas sean ambientalmente responsables y socialmente justas.
Este nivel de transparencia es esencial para identificar y eliminar procesos perjudiciales para el medio ambiente, como el uso de materiales no sostenibles o la emisión excesiva de carbono. Algunos estudios indican que el 81% de los consumidores a nivel mundial considera importante que las empresas implementen prácticas sostenibles y transparentes en sus cadenas de suministro.
En los EE. UU., empresas como Walmart ya utilizan blockchain para monitorear el origen y la calidad de los alimentos, asegurando que sean producidos de manera ética y sostenible. Por otro lado, las ICOs (Initial Coin Offerings) se están convirtiendo en una forma popular de recaudar fondos para startups y proyectos innovadores.
Sin embargo, más allá de su impacto en el sector de las criptomonedas, las ICOs pueden ser una herramienta poderosa para financiar iniciativas ecológicas. Un ejemplo de esto son las "Green ICOs", que son ofertas iniciales de monedas orientadas a financiar proyectos sostenibles, como el desarrollo de tecnologías de energía limpia y la restauración ambiental.
Muchas ICOs de criptomonedas se han centrado en financiar soluciones ecológicas que utilizan blockchain para rastrear y compensar las emisiones de carbono. El proyecto SolarCoin, por ejemplo, recompensa a los productores de energía solar con tokens que pueden ser intercambiados por otras criptomonedas o utilizados en mercados verdes.
Esto no solo fomenta la producción de energía renovable, sino que también ofrece una forma descentralizada y transparente de rastrear el impacto ambiental. Uno de los mayores desafíos ambientales es la reducción de las emisiones de carbono, y el blockchain puede desempeñar un papel clave en este proceso.
Al automatizar y digitalizar las transacciones de créditos de carbono, el blockchain hace que el comercio de estos créditos sea más accesible y transparente. Las empresas que buscan reducir su huella de carbono pueden comprar estos créditos de proyectos de compensación, como la reforestación o la preservación de bosques.
En los Estados Unidos, IBM está colaborando con varias empresas para crear una plataforma de blockchain orientada al mercado de carbono. Esta plataforma permite que las empresas monitoreen sus emisiones y compren créditos de carbono de manera eficiente, ayudando a mitigar los efectos del cambio climático.
Según datos del Banco Mundial, el mercado global de carbono movilizó alrededor de $272 mil millones de dólares en 2021, con un crecimiento estimado del 20% anual. Aunque el potencial del blockchain para la sostenibilidad es prometedor, la tecnología aún enfrenta desafíos, especialmente en relación con el consumo de energía.
El proceso de minería de criptomonedas, por ejemplo, es extremadamente intensivo en energía, con Bitcoin consumiendo más electricidad que algunos países enteros, como Argentina. Sin embargo, están surgiendo soluciones innovadoras, como el uso de energía renovable para alimentar las operaciones de blockchain, para mitigar este problema.
De acuerdo con un estudio del Cambridge Centre for Alternative Finance, el 39% de la energía utilizada en la minería de Bitcoin ya proviene de fuentes renovables. Además, la transición a sistemas de consenso más eficientes, como el Proof of Stake (PoS), en lugar del tradicional Proof of Work (PoW), se está implementando en varias plataformas de blockchain para reducir el consumo energético. Ethereum, por ejemplo, migró a PoS en 2022, reduciendo drásticamente su consumo de energía en más del 99%.