Cientos de combatientes de milicias iraquíes apoyadas por Irán cruzaron a Siria durante la noche para ayudar al gobierno a luchar contra los rebeldes que tomaron Alepo la semana pasada, dijeron el lunes fuentes sirias e iraquíes, y Teherán se comprometió a ayudar al gobierno de Damasco.
Al menos 300 combatientes, sobre todo de los grupos Badr y Nujabaa, cruzaron a última hora del domingo utilizando un camino de tierra para evitar el paso fronterizo oficial, dijeron dos fuentes de seguridad iraquíes.
"Se trata de nuevos refuerzos enviados para ayudar a nuestros camaradas en las líneas del frente en el norte", afirmó una alta fuente militar siria, añadiendo que los combatientes cruzaron en pequeños grupos para evitar los ataques aéreos.
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La constelación de milicias regionales aliadas de Irán ha sido durante mucho tiempo parte integral del éxito de las fuerzas progubernamentales a la hora de someter a los rebeldes que se alzaron contra el presidente Bashar al Asad en 2011, y mantienen bases en Siria desde hace tiempo.
El ministro iraní de Relaciones Exteriores, Abbas Araqchi, dijo que el ejército sirio es capaz de enfrentarse a los rebeldes, pero añadió en referencia a los grupos de milicias regionales que Teherán respalda que "los grupos de resistencia ayudarán e Irán proporcionará cualquier apoyo que sea necesario".
Aviones de guerra del gobierno sirio y de Rusia intensificaron el lunes los ataques en zonas en poder de los rebeldes en el noroeste del país, dijeron residentes y socorristas, incluido un ataque contra un campamento de desplazados en el que murieron siete personas.
El ataque relámpago de los rebeldes la semana pasada pilló desprevenidos a muchos en la región, asestando a Asad su mayor golpe en años y reavivando un conflicto que parecía congelado desde hacía años, después de que las líneas del frente de la guerra civil se estabilizaran en 2020.
Aunque Rusia está centrada en la guerra de Ucrania desde 2022, conserva una base aérea en el norte de Siria. El principal grupo respaldado por Irán, el libanés Hezbolá, está centrado en su propia guerra contra Israel desde que comenzó el conflicto de Gaza el año pasado.
El conflicto sirio estalló con una rebelión contra el gobierno de Asad en 2011 y los rebeldes controlaron gran parte de Alepo desde 2012 hasta 2016, cuando las fuerzas gubernamentales la retomaron con ayuda de Rusia y milicias respaldadas por Irán en un importante punto de inflexión de la guerra.
Cualquier escalada prolongada en Siria podría desestabilizar aún más una región ya convulsionada por los conflictos de Gaza y Líbano, con millones de sirios ya desplazados y con potencias regionales y mundiales respaldando a fuerzas rivales en el país.
Entre los rebeldes hay grupos mayoritarios respaldados por Turquía, así como el islamista Hayat Tahrir al-Sham, anteriormente afiliado a Al Qaeda. Turquía también tiene presencia militar en una franja de territorio sirio a lo largo de su frontera.
Las fuerzas dirigidas por kurdos que Ankara califica de terroristas, pero que lucharon contra los militantes del Estado Islámico con ayuda de Estados Unidos, mantienen territorio en el noreste.
Con información de Reuters