Mark Manwaring-White, de 67 años, esperaba jubilarse, pero una política introducida por el nuevo Gobierno laborista británico significa que la matrícula escolar de su hija podría aumentar un 20%. Así que seguirá trabajando.
La supresión de la exención fiscal a los colegios privados a partir de enero es un elemento importante de la campaña del primer ministro Keir Starmer para aumentar los ingresos destinados a los servicios públicos y tapar el agujero de las finanzas públicas. Pero es una apuesta política.
La hija de Manwaring-White asiste a la escuela privada solo para chicas Malvern St. James, en el centro de Inglaterra. Este ingeniero electrónico afirma que la política laborista está motivada por la envidia hacia quienes pueden permitirse pagar una educación que, en su opinión, es de mejor calidad.
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Para él, merece la pena el sacrificio de pagar las tasas más altas del colegio privado de su hija. "Le ha dado una educación increíble que no podría haber recibido en su localidad", afirma Manwaring-White, que teme que obligar a más niños a recibir una educación controlada por el Estado "atontaría a la sociedad".
Los padres de unos 600.000 alumnos que acuden a colegios privados se enfrentan ahora a la misma decisión de aceptar pagar tasas más elevadas o escolarizar a sus hijos en centros públicos.
El Gobierno calcula que la supresión de la exención del impuesto sobre el valor añadido —un impuesto sobre las ventas del 20% que grava la mayoría de bienes y servicios— permitirá recaudar hasta 1.500 millones de libras al año (1.980 millones de dólares). Con esta cantidad se pagarán 6.500 nuevos profesores en las escuelas públicas, lo que supondrá un aumento del 2% en el presupuesto de las escuelas públicas de Inglaterra.
Los laboristas, que tienen sus raíces en la defensa de la clase trabajadora, afirman que esta medida contribuirá a reequilibrar el sistema educativo de dos niveles, criticado por algunos por afianzar los privilegios de los ricos. Los críticos han advertido de que podría provocar un éxodo de alumnos y aumentar la presión sobre el sistema público.
El Ministerio de Hacienda no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios de Reuters.
Cuando se le preguntó sobre esta política en un debate preelectoral en junio, Starmer dijo: "Quiero que todos los niños, vengan de donde vengan, tengan el origen que tengan y vayan a la escuela que vayan, tengan las mismas oportunidades".
Por el momento, el Gobierno laborista cree que puede digerir las consecuencias y, en un blog del Gobierno publicado en septiembre, afirmó que espera que el número de alumnos que abandonen los colegios privados sea mínimo.
Según un sondeo de opinión realizado por Ipsos en agosto, más de la mitad de los británicos están a favor del plan.
"Una política que recaudará más dinero para las escuelas públicas, a las que irán mis hijos y la gran mayoría de los niños de Reino Unido, es buena", dijo Sophie McCann, de 40 años, que trabaja para una organización benéfica.
PRIVILEGIO
Los colegios privados, muchos de ellos centenarios y situados en edificios señoriales rodeados de cuidados jardines, tienen un profundo alcance cultural en Reino Unido. Desde los jueces del país hasta los teatros del West End londinense, los alumnos de colegios privados desempeñan un papel desproporcionado.
Según el Instituto de Estudios Fiscales (IFS, por sus siglas en inglés), un organismo independiente de investigación económica de Londres, la proporción de niños escolarizados en centros privados se ha mantenido estable en torno al 7% en las últimas décadas, a pesar de que las tasas han subido un 55% en términos reales desde 2003.
"Es casi una perogrullada de la sociedad británica, de la educación británica: eso es lo que quiere una parte del mercado", afirma Luke Sibieta, del IFS.
Muchas familias se aferran al sistema privado y generación tras generación acuden al mismo colegio. Los padres creen que sus hijos sacarán mejores notas, accederán a las mejores universidades y se beneficiarán de una red social de élite.
En 2023, los alumnos de colegios privados tenían más del doble de probabilidades de obtener las dos mejores notas en el nivel A, los exámenes a los que se presentan los jóvenes de 18 años, según el organismo regulador de exámenes Ofqual.
Sin embargo, la decisión de eliminar la exención del IVA se enfrenta a un recurso legal por motivos de discriminación: alrededor de uno de cada cinco niños de colegios privados tiene necesidades educativas especiales y discapacidades, según el Consejo de Colegios Independientes (ISC, por sus siglas en inglés), organismo del sector que representa a 1.400 colegios privados.
Nash El-Mugheiry, una mujer de 48 años con su propio negocio de consultoría, dice que ella y su marido han ahorrado dinero y renunciado a las vacaciones para poder enviar a sus hijos a un colegio privado. Dos de sus hijos tienen TDAH y uno dislexia.
"En ambos casos, los especialistas han dicho que necesitan clases reducidas", explica. "Necesitan ayuda especializada y no la tendrían en el sector público".
En el sector público, la media de alumnos por clase es de 27, según datos del Gobierno, mientras que en los colegios privados suele ser inferior a 20.
CLASE
Las tasas medias de los colegios privados ascienden a 18.000 libras al año, según el ISC. Esta cantidad está fuera del alcance de la mayoría de los británicos, cuyos ingresos medios anuales se sitúan en 35.000 libras.
Eton, uno de los colegios más prestigiosos de Reino Unido, entre cuyos alumnos se encuentran los ex primeros ministros Boris Johnson, David Cameron y los príncipes Guillermo y Enrique, ha anunciado que sus tasas aumentarán un 20% una vez incluido el IVA, hasta las 63.000 libras anuales.
Mientras los colegios privados suben sus tasas, la financiación del sistema público cayó un 9% en términos reales entre 2010 y 2020 en términos de gasto por alumno en Inglaterra, según el IFS.
Baz Ramaiah, antiguo profesor y responsable de políticas del laboratorio de ideas The Centre for Education and Youth, afirma que la exención fiscal de los colegios privados es "un privilegio y un lujo" del que los más ricos de la sociedad han disfrutado durante demasiado tiempo.
"En la profesión docente existe desde hace mucho tiempo la sensación de que se trata de algo fundamentalmente injusto", afirma.
Sin embargo, para Gareth Lloyd, director de Malvern St. James, donde las tasas ascienden a 24.000 libras anuales, la medida de los laboristas tiene que ver con la política de partido y espera que acabe ejerciendo presión sobre el sector público. No repercutirá en los padres la subida total del 20%, dijo.
Julie Robinson, directora del ISC, afirmó que el aumento de las tasas podría alejar a algunas familias de la enseñanza privada y acabar reduciendo un sector que, según sus cálculos, aporta 16.500 millones de libras a la economía británica y mantiene 328.000 puestos de trabajo.
El IFS prevé que el número de colegios privados descienda entre un 3% y un 7% a medio y largo plazo como consecuencia de esta política, lo que equivaldría a entre 20.000 y 40.000 alumnos.
Esto podría afectar gravemente a los colegios privados más pequeños. El St. George's Prep, en Boston, Lincolnshire, tiene 87 alumnos de hasta 11 años y cobra unas 10.000 libras al año. Su director, Mark Whelan, asegura que sobrevivirá, pero que va a ser difícil, y prevé que podría perder entre el 12 y el 15% de los alumnos.
Ocho padres, profesores y expertos en política dijeron a Reuters que no esperaban que la política generara dinero suficiente para mejorar significativamente el sistema público y afirmaron que no eran más que un blanco fácil para que el Gobierno laborista recaudara fondos.
Manwaring-White dijo que trabajaría todo el tiempo que pudiera. Su hija, a la que potencialmente le quedan cinco años más en la escuela, estaba "muy avergonzada" por la próxima subida de tasas, dijo.
"Me dijo 'lo siento, papá'", dijo Manwaring-White. "Pero le encanta estar aquí".
(1 dólar = 0,7565 libras)
Con información de Reuters