Las desfigurantes quemaduras faciales de Hanan Akel, de 10 años, muestran cómo la campaña militar de Israel en Gaza no sólo está causando miles de muertos, sino también terribles lesiones que afectan tanto a mayores como a pequeños.
Hanan yacía en una cuna de hospital en Deir al-Balah, en el centro de la Franja de Gaza, luchando por mover la boca al hablar y con los ojos parcialmente cerrados, partes de la frente aún en carne viva y cicatrices cosidas en la nariz y los labios.
Cuando su madre, Walaa Akel, intentó limpiarla, se lamentó.
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Israel lleva más de ocho meses en guerra en Gaza afirmando que quiere destruir a Hamás, el grupo palestino que atacó comunidades israelíes el 7 de octubre, matando a más de 1.200 personas y apresando a 253 rehenes, según los recuentos israelíes.
El ataque terrestre y aéreo contra Gaza ha matado a más de 37.396 personas y herido a 85.523, según las autoridades sanitarias palestinas, a la vez que ha expulsado de sus hogares a casi todos los habitantes del pequeño territorio con bombardeos masivos.
Hanan estaba paseando por el campo de refugiados de al-Bureij, donde la familia se había refugiado tras abandonar su hogar, cuando fue alcanzada por los proyectiles israelíes, según su madre, Walaa.
En lugar de pasar la festividad de Eid al-Adha jugando con sus amigos, la ha pasado en el Hospital de los Mártires de al-Aqsa recibiendo tratamiento por quemaduras de segundo y tercer grado en la cara y las extremidades.
"Solía ir con mis amigos. Jugábamos, comprábamos cosas, comíamos y celebrábamos el Eid. Éramos felices. Jugábamos en los columpios y nos poníamos la ropa de Eid. Nos poníamos zapatos nuevos", dice.
Ahora espera recibir tratamiento y que se le cure la cara.
"Quiero volver a ser como era antes", dijo.
Desde que Israel amplió su ofensiva el mes pasado para incluir la ciudad meridional de Ráfah, donde se encuentra el puesto fronterizo con Egipto, la frontera está cerrada y los residentes de Gaza no pueden salir al extranjero en busca de ayuda médica.
El doctor Mahmud Mahani, cirujano plástico que trata a Hanan en el hospital, dijo que necesita tratamiento urgente en algún lugar con equipos más avanzados.
Walaa Akel dijo que su hija solía ser "tan hermosa como la luna". Ahora, Hanan quiere ver a menudo vídeos y fotos de cómo era su cara antes.
"Me dice 'mamá, ojalá pudiera andar. Mamá, ojalá pudiera estar de pie. Ojalá pudiera jugar con mis hermanos'", dice Walaa.
Con información de Reuters