La madre de Sila Houso, de siete años, no deja que la niña vea sus propias heridas de metralla tras un ataque israelí que le desfiguró la cabeza, le fracturó la frente y le desprendió una retina.
Sila y su familia se refugiaban en una escuela cuando fue bombardeada el 27 de julio. Sin posibilidad de viajar al extranjero para recibir tratamiento, vive confinada en uno de los pocos hospitales que aún funcionan en la Gaza devastada por la guerra.
Cuando Sila le pregunta a su madre por su salud, Um Sila le dice que es preciosa. Es una de los más de 92.000 palestinos que, según las autoridades sanitarias de Gaza, han resultado heridos en los más de 10 meses de ofensiva israelí.
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"Ahora no quiero hablarle de su situación, no dejo que vea nada porque es guapa y si Dios quiere son heridas leves que pueden desaparecer", dijo la madre.
"Deseo que pueda salir del país e ir al extranjero para que la traten como han ido otros niños, y volver a su situación normal y posiblemente mejor para que pueda vivir su vida de forma normal".
El ataque que hirió a la niña, que según Israel iba dirigido contra milicianos de Hamás que utilizaban el recinto, mató al menos a 30 palestinos, con 15 niños y ocho mujeres entre los fallecidos, e hirió a más de 100 personas, según la oficina de prensa de Gaza.
SE ACABÓ EL SENTIDO DEL HUMOR
Antes de la guerra, Sila era extrovertida y activa, con una sonrisa y un sentido del humor que ayudaban a sus hermanos, según su madre.
Ahora es diferente y le aterrorizan las escuelas. "Me dice que no quiere ir a ninguna escuela", explica su madre.
Israel afirma que hace todo lo posible por evitar víctimas civiles. Ha atacado varias escuelas, alegando que los milicianos y comandantes de Hamás operaban desde ellas y utilizaban a civiles como escudos humanos, acusación que el grupo niega.
La Oficina de Derechos Humanos de la ONU ha registrado al menos 21 ataques contra escuelas en Gaza desde el 4 de julio de este año.
Sin embargo, Sila sigue queriendo ayudar a otros niños, como el agotado médico que trata a los pacientes en su hospital.
Su ambición es "recibir tratamiento y ser médico, para poder tratar a niños pequeños enfermos", dijo.
Hamás inició la guerra con una incursión transfronteriza el 7 de octubre en la que murieron 1.200 personas en el día más sangriento de la historia de Israel. Hamás también tomó como rehenes en Gaza a más de 250 personas.
La consiguiente campaña militar de Israel ha matado a más de 40.000 palestinos, según las autoridades sanitarias de Gaza.
Con información de Reuters