Ni'ma Ali Imad está desesperada por sacar a su hijo herido Mohammed de Gaza para que reciba el tratamiento médico que, según los médicos, no pueden proporcionarle en el enclave palestino.
Mohammed, de cinco años, perdió la vista y sufrió una herida en la cabeza durante un bombardeo israelí. Pero, como muchos otros palestinos heridos, está atrapado en un hospital de Gaza esperando porque el paso fronterizo de Ráfah, en la frontera con Egipto, está cerrado.
Egipto culpa del cierre a las operaciones militares israelíes en torno a Ráfah. Israel, que se hizo con el control del paso la semana pasada, dijo el martes que correspondía a Egipto reabrirlo, declaraciones calificadas por El Cairo de "intentos desesperados" de desviar la culpa.
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El cierre no sólo ha provocado que la ayuda extranjera se acumule en el lado egipcio de la frontera mientras se agrava la crisis humanitaria en Gaza. También ha cerrado una ruta de evacuación vital para la población de Gaza que necesita atención médica urgente en el extranjero.
El sistema médico de Gaza está prácticamente colapsado bajo los bombardeos israelíes, según los testigos, y los médicos palestinos afirman que no están equipados para ayudar a Mohammed Imad a recuperar la vista y tratar su herida en la cabeza.
"Los médicos de aquí hicieron lo que pudieron, pero seguimos necesitando que las (autoridades) oficiales cooperen con nosotros y abran el paso fronterizo, porque se trata de un niño, y nos gustaría que viviera como los demás niños del mundo", dijo Ni'ma Ali en el hospital de los Mártires de Al Aqsa de Deir al-Balah, en el centro de Gaza.
"Esperamos que puedan abrir el paso fronterizo de Ráfah para los casos humanitarios, para que puedan recibir tratamiento y se les proporcione medicación, para que el niño pueda volver a ver con sus ojos".
Egipto es mediador en las conversaciones indirectas de alto el fuego entre Israel y Hamás, pero su relación con Israel se ha tensado por la guerra de más de siete meses.
No hay indicios de que se hayan producido avances para poner fin a la guerra desencadenada por el ataque del 7 de octubre contra Israel dirigido por hombres armados del grupo militante islamista Hamás.
Según los recuentos israelíes, en el ataque murieron unas 1.200 personas y 253 fueron tomadas como rehenes. Más de 35.000 palestinos han muerto y otros 75.000 han resultado heridos en Gaza desde que Israel comenzó su ofensiva, según las autoridades sanitarias de Gaza.
SENSACIÓN DE ABANDONO
Entre las personas que se encuentran en el hospital de los Mártires de Al Aqsa con la esperanza de recibir tratamiento en el extranjero está Abdul Rahim al-Ayoubi, que dijo haber sido alcanzado en la pierna, la pelvis y la mano por disparos de tanques israelíes.
"Hasta ahora sufro dolores. No tengo ningún tratamiento", dijo. "Me amputaron la pierna desde la pelvis y me salieron úlceras en el hospital de aquí, en la espalda, y todo el mundo dice que aquí no hay ningún tratamiento para mí".
"Pedimos a los países árabes y extranjeros que simplemente nos ayuden a viajar (al extranjero) para que podamos continuar nuestro tratamiento", dijo.
Como muchos otros palestinos heridos, Ahmad Abu Amro, que dijo haber resultado gravemente herido en un puesto de control a mediados de febrero, se siente abandonado.
"Nadie nos presta atención. Nuestra única solución es que se abra la frontera y podamos viajar y recibir tratamiento. No pedimos más que eso", declaró en el hospital de los Mártires de Al Aqsa.
El portavoz del hospital, Khalil al-Dakran, dijo que la reapertura de la frontera era de vital importancia.
"Reafirmamos nuestro llamamiento al mundo libre y a la comunidad internacional para que abran la frontera y envíen equipos médicos, medicamentos, suministros médicos y combustible", declaró.
(Escrito por Michael Georgy, Editado en Español por Ricardo Figueroa)